Energía

La 'guerra de opas' para hacerse con el control de Endesa cumple diez años

  • En junio volvieron a sonar tambores de OPA sobre la compañía

Rubén Esteller

La batalla energética por excelencia -la guerra de opas por Endesa- cumplió esta pasada semana diez años. El 5 de septiembre de 2005, Gas Natural presentó una oferta de compra no solicitada por la eléctrica madrileña. "Hoy ponemos el semen y dentro de nueve meses tendremos la criatura", aseguró en Barcelona el presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, que seguramente no podía ni imaginar las carambolas que acabaría provocando aquella intentona de compra tras la defensa numantina protagonizada por Manuel Pizarro. GRÁFICO | La historia interminable de la opa de Endesa

Con la Constitución en la mano, el ejecutivo llegó a prometer que nunca sería un empleado de La Caixa y buscó un caballero blanco junto con Rafael Miranda en la eléctrica alemana E.ON, que diez años después ha tenido que abandonar definitivamente el país.

La opa de Gas Natural comenzó con 21,3 euros por acción (13,85 euros de ellos a pagar en papelitos) y llegó hasta los 43 euros que desembolsaron, incluido el dividendo extraordinario que ofreció Endesa, a pagar a Enel y Acciona.

El escenario energético estaba abierto después de fracasar por la oposición de Aznar y Rato la fusión con Iberdrola planeada en el 2000 entre Rodolfo Martín Villa y el malogrado Iñigo de Oriol, el día de la Virgen de la Luz.

Enel y Acciona, matrimonio corto

El matrimonio ganador, entre Enel y Acciona, apenas duró un año, a pesar de que los socios se empeñaron en demostrar que se trataba de un compromiso de futuro. Finalmente, el grupo italiano consiguió llevarse el gato al agua. Entrecanales vendió su 25% por 11.600 millones, que se repartió en 8.200 millones en efectivo, un contrato para suministrar turbinas por 400 millones y activos renovables por valor de 2.900 millones (1.423 megavatios eólicos de España y Portugal y 682 megavatios de centrales hidráulicas).

La constructora abandonaba así esta aventura empresarial y se reforzaba entonces como segundo grupo en renovables del mundo, por detrás de Iberdrola con unas plusvalías brutas de más de 2.000 millones.

Enel, por su parte, se quedaba con un 92% de Endesa tras una batalla legal, económica y mediática que llegó incluso a provocar sentimientos nacionalistas y boicots.

La eléctrica italiana tuvo que explicar ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el acuerdo con Acciona no representaba ninguna prima adicional que le obligase a lanzar una opa por el 100%, porque su intención era no desembolsar ni un euro más, de hecho la eléctrica ha mantenido todo este tiempo el 8% que quedó en bolsa y no tenía planes a corto plazo de realizar una Oferta Pública de Venta (OPV).

Con el acuerdo de ruptura entre Enel y Acciona todas las partes salían ganando: Enel conseguía potenciar su presencia en Latinoamérica, Endesa encauzaba una estrategia concreta y Acciona aliviaba considerablemente su deuda.

A lo largo de los años siguientes, Enel cumplió escrupulosamente los requisitos impuestos por la CNE, pero una vez se liberó de los mismos y con un cambio de mando en los altos cargos directivos -Fulvio Conti ha sido sustituido por Francesco Starace- ha optado por reorganizar la compañía y traspasar los activos latinoamericanos al paraguas de la italiana, reducir el peso de la filial española y realizar una OPV que quizá en los próximos años acabe incrementándose para recuperar gran parte de aquella millonaria inversión.

¿Cómo quedará el mapa energético?

Sin embargo, si algo se aprendió de este interminable proceso de opas es que nada era definitivo y el sector todavía se muestra escéptico de cómo acabará la configuración del mapa energético español.

E.ON ha tenido que abandonar España y vender su parte del pastel de Endesa a Macquarie y Wren y la antigua Hidrocantábrico, hoy ya EDP, sigue pendiente de una operación corporativa que le pueda ayudar a ganar tamaño en la Península Ibérica e Iberdrola ha iniciado una carrera de crecimiento internacional para defenderse de ataques internos, como los protagonizados por Florentino Pérez que pretendía trocear la compañía.

De hecho, hace apenas unos meses volvieron a sonar los tambores de opa sobre Endesa por parte de varios fondos, como KKR y CVC. Curiosamente, la eléctrica italiana reconoció haber mantenido conversaciones, pero negó el interés por desprenderse de estos activos.