Energía

Producir energía solar en el espacio a través de paneles fotovoltaicos podría ser viable en 2050

  • Un estudio calcula ahorros de hasta el 15% en la factura eléctrica europea con esta tecnología
Ilustración creada con IA

Sergio Guinaldo

La principal limitación de la energía fotovoltaica es que, una vez se va el sol, los paneles dejan de producir. Para superar el obstáculo del ciclo día-noche, una de las múltiples líneas de investigación lleva años estudiando la posibilidad de enviar paneles solares al espacio, con el objetivo de aprovechar la radiación solar durante las 24 horas. Y aunque parezca una locura, lo cierto es que es una posibilidad más factible de lo que se creía.

Según un estudio publicado este jueves en la revista Joule de Cell Press, los paneles solares espaciales podrían reducir la necesidad europea de energía eólica y solar terrestre en un 80% para el año 2025, así como reducir los costes de la electricidad del continente entre un 7% y un 15%.

"En el espacio, es posible colocar paneles solares orientados siempre hacia el sol, lo que significa que la generación de energía puede ser casi continua en comparación con el patrón diario en la Tierra", afirma el autor principal e ingeniero Wei He, del King's College de Londres. "Y, al estar en el espacio, la radiación solar es mayor que en la superficie terrestre", añade el autor principal del que es el primer estudio científico en abordar esta cuestión.

Si bien puede parecer una idea descabellada, lo cierto es que comenzó a gestarse a finales de la década de 1960, si bien las limitaciones tecnológicas y económicas lo imposibilitaban. Sin embargo, hoy en día China, India, Japón, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido compiten en la carrera espacial fotovoltaica.

Microondas hacia la Tierra

Los paneles solares espaciales funcionarían de forma muy similar a los satélites de comunicaciones: orbitarían alrededor de la Tierra, rotando para captar de manera óptima los rayos del sol. La clave de esta tecnología estaría, por tanto, en cómo transmitirían la energía hacia el planeta. Para lograrlo, los paneles transmitirían la radiación capturada a estaciones receptoras en la Tierra en forma de microondas, que luego podrían convertirse en electricidad y alimentar la infraestructura de la red existente.

En cuanto al ahorro energético y económico, los investigadores emplearon modelos para comparar escenarios con y sin energía solar espacial, y así averiguar si esta tecnología podría complementar o suplir a otras fuentes de energía renovable en Europa. Descubrieron que, si bien el diseño espacial era menos económico que la fotovoltaica terrestre convencional en todos los escenarios, el diseño de helióstatos superaría a la energía eólica y solar para 2050, según las proyecciones de rendimiento y costes de la NASA.

Para que sea rentable, el equipo estimó que los costos anuales del diseño del helióstato tendrían que disminuir a aproximadamente 14 veces el costo estimado para los paneles solares en la Tierra en 2050.

Proyecciones optimistas

"Transmitir energía desde paneles solares en el espacio podría ser una gran solución en nuestro objetivo de alcanzar emisiones cero. El estudio presenta un sólido argumento sobre por qué deberíamos considerar apoyar el desarrollo de estas tecnologías para explorar su futura viabilidad. Sin embargo, las tecnologías necesarias para transmitir energía desde el espacio están lejos de ser operativas y requieren una inversión muy grande en investigación y desarrollo, sin ninguna garantía de que funcionen finalmente. Los costes de estas tecnologías en el estudio son todavía muy teóricos y hay un riesgo alto de que nunca serán económicamente competitivos frente a otras fuentes de energías limpias", argumenta en declaraciones al Science Media Centre España Pep Canadell, director ejecutivo del Global Carbon Project e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia).

Pese a las altas probabilidades de que no veamos esta solución en operación, el investigador del CSIRO cree que es importante invertir en nuevas fuentes de energía para combatir el cambio climático. Eso sí, sin descuidar el despliegue de las energías limpias de las que ya disponemos. "Lo que no deberíamos hacer es esperar a que una posible futura tecnología nos solucione los problemas de hoy", concluye.