Energía

Trump vende a Europa más gas del que EEUU puede enviar: crece el temor a unos precios disparados por el pacto con la UE

  • La Administración de Información Energética ve al gas disparándose en EEUU un 25%
  • "La producción se mantendrá estable pero las exportaciones se dispararán"
  • Cherniere Energy: "No es una cuestión de que no haya gas sino de transporte. ¿Cómo vamos a llevarlo allí?"
Metanero de GNL (iStock)

Álvaro Moreno

Este jueves la UE ha ratificado su acuerdo con EEUU, un pacto comercial que estuvo cargado de polémica, especialmente por la compra de 680.000 millones de euros de GNL norteamericano. Cuando se anunció el acuerdo quedaron claros los problemas que este compromiso generaba para la UE, atándose al suministro del otro lado del Atlántico como el gran pilar para quebrar la todavía presente influencia rusa. Con cerca ya del 45% del suministro de GNL y el 27% de todo el gas (incluyendo por gasoducto), comprar tanto anticipadamente a EEUU vuelve a generar un gran y dominante suministrador energético (cuando, además, la UE busca reducir su dependencia del gas). Sin embargo, ya con el acuerdo ratificado y los últimos flecos cerrados, están surgiendo voces críticas donde menos se esperarían: en la industria gasista de EEUU.

En los últimos días, a medida que el compromiso iba siendo más real, han empezado a surgir preocupaciones dentro de la propia industria de las implicaciones que puede tener haberse comprometido a esos volúmenes de entregas. El mayor exportador de GNL de EEUU, Cheniere Energy, comentaba en sus resultados que estaba preocupado por la situación. "No es una cuestión de que no haya gas sino de transporte. ¿Cómo vamos a llevarlo allí?", decía la vicepresidente general de la firma. "Se necesitarán unas grandes líneas de ayudas estatales para lograrlo".

EEUU no tiene una infraestructura a día de hoy suficiente para poner en marcha una extracción y envío lo suficientemente rápido, y a la vez mantener abastecido su territorio con sus precios estables. En consecuencia, la Agencia Internacional de la Energía ha explicado que esperan una importante inflación en los precios del gas. De hecho esperan que este mismo año los precios escalen hasta los 3,9 dólares por millón de unidades térmicas frente a los 3,2 dólares de julio. En 2026, cuando los envíos empiecen a aumentar, la situación será peor, llevando el precio a los 4,3 dólares. Una subida del 25%. "El aumento de los precios del gas natural refleja una producción que se mantendrá estable en medio de un aumento de las exportaciones de la industria del GNL de EEUU", explicaba la agencia.

Las exportaciones ya están en máximos

Las exportaciones de EEUU ya están subiendo de forma masiva este año antes del acuerdo, desafiando los límites de la industria norteamericana. Según datos de Kpler, las exportaciones en los primeros siete meses del año se dispararon un 22% y alcanzaron las 69 millones de toneladas. La demanda interna también aumentó a medida que las fábricas requerían más gas. Pero, ya pensando a futuro, hay cada vez una mayor demanda energética por las perspectivas de los centros de datos, algo que ejerce también presión.

A nivel ya solo de crecimiento es complicado. Las exportaciones mundiales de EEUU fueron de 318.000 millones de dólares, según la Administración de Información Energética. Pero este acuerdo haría que solo en Europa se aumentaran las compras en 250.000 millones de dólares al año. Arturo Regalado, analista senior de GNL de Kpler, dijo que el alcance del comercio de energía previsto en el acuerdo "supera las realidades del mercado". Y Europa no es la única: Trump insiste en añadir cláusulas de compra de gas a sus acuerdos, por lo que Japón ha prometido también comprar más GNL de EEUU e incluso participar directamente en un proyecto de GNL en Alaska. Desde Aurora Energy Research comentan que "aunque hay potencial de aumentar la capacidad, estos objetivos son demasiado. No es realmente viable". Según la consultora energética, solo se podrían aumentar las ventas en 50.000 millones de dólares.

Pero ya no es solo que no haya gasoductos e infraestructura para sostener en envío masivo hacia los puertos de España, Francia y Países Bajos. También es que directamente falta infraestructura naval para llevar todo ese gas. Actualmente solo hay un buque metanero con bandera de EEUU. Actualmente casi todos los pedidos los transportan empresas extranjeras, pero Trump ha firmado un decreto por el que a partir de 2028 el 1% de las exportaciones deben ser de buques metaneros con bandera de EEUU. El problema es que actualmente solo hay una embarcación con bandera estadounidense capaz de cumplir esa orden. EEUU va a tener que construir una verdadera flota antes de entonces, y mientras tanto su capacidad se verá limitada. Por el camino, desde S&P global explican que esos costes extra de hacer estos petroleros serán el doble o el cuádruple que los de utilizar navíos coreanos o chinos. Costes que seguirán sumando a los problemas de esta industria.

El bloqueo de Biden y la gran incertidumbre

El año pasado, Joe Biden se mostró preocupado ante la idea de que un mundo hambriento de gas comprase masivamente a EEUU y, en consecuencia, subieran los precios domésticos. Esto provocó que incluso llegase a prohibir por completo las nuevas licencias y situase a la industria en un lugar complicado, pues tenía que mantener una producción elevada en plena incertidumbre y a coste.

En teoría, el motivo principal eran los problemas climáticos. Sin embargo. siempre estuvo presente la idea de un golpe a las familias. "Las exportaciones actuales son más que suficientes para satisfacer la demanda mundial en las próximas décadas. Un aumento sin restricciones daría riqueza a las empresas de GNL pero los estadounidenses pagarían el precio", rezaba el documento de la Casa Blanca. Biden dejó la decisión de mantener o quitar el bloqueo al GNL en manos de Trump tras la derrota de su vicepresidenta, Kamala Harris, en las elecciones. El republicano desde el día uno dijo que reabriría la espita.

Un estudio de Departamento de Energía de EEUU proyectó que, simplemente al levantar las restricciones, los precios locales aumentarían un 30%, debido a que las empresas preferirían llevar el gas fuera de EEUU a un mayor precio que provocar un exceso de oferta que relajase la factura de los hogares. S&P Global, por su parte, fue algo más moderada, diciendo que ve un aumento del 0,7% en los precios al año por las exportaciones. Sin embargo, eso era antes de que se firmara un acuerdo como este. Se trata del escenario más agresivo de exportaciones hasta ahora y no hay precedentes para adivinar cuáles serían las implicaciones, pero serían mayores de las proyectadas. En ese sentido no solo afectarían a los hogares, sino también a la industria, que pasaría a competir por una menor cantidad disponible de suministro energético.