Energía
Repsol estrena su nueva imagen corporativa en su 'flagship' madrileña
- La petrolera presentará hoy a sus abanderados el resultado final
Rubén Esteller
Repsol presentará hoy a sus abanderados la nueva imagen de marca que la compañía ha preparado. Tal y como adelantó ayer elEconomista.es, la compañía ha iniciado ya el despliegue de su nueva marca en las estaciones de servicio. La compañía ha desvelado algunas de las claves de su imagen corporativa que mantiene el clásico sol de Repsol, aunque ha eliminado las tradicionales tres bandas de colores (rojo, blanco y naranja) para optar un degradado de naranja a magenta.
Los combustibles también estrenarán un nuevo código de colores. Por ejemplo, el diésel renovable Nexa (HVO) abandonará el azul para cambiar a uno de los colores estrella de la nueva etapa con un tono magenta. En concreto el diésel e+ pasará del tono negro al gris, las gasolinas efitec 95 y 98 continuarán con sus tonos verdes pero mucho más brillantes mientras que el autogas tendrá un código de color marrón y el aditivo Ad Blue pasará a llamarse Blue + con un código de color azul.
La evolución de la marca se apoya en hechos concretos que evidencian el alcance de esta transformación. Repsol cuenta ya con más de 4.700 megavatios de capacidad instalada en renovables, una red de más de 3.500 estaciones de servicio, 2.500 puntos de recarga públicos para vehículos eléctricos, 2,7 millones de clientes de luz y gas, y una comunidad digital de 10 millones de usuarios. A esto se suman 240 oficinas multienergía repartidas por todo el país, más de 1.100 estaciones que suministran combustibles renovables, y la primera planta de este tipo en la Península Ibérica.
Esta visión se resume en el nuevo claim de la compañía: Con toda la Energía, que pone en valor el papel esencial de la energía en la vida diaria y en el progreso colectivo. La nueva identidad visual refleja una marca más flexible, viva y cercana. El símbolo de Repsol mantiene su silueta reconocible, pero incorpora volumen y movimiento para acentuar su iconicidad. El logotipo renueva su tipografía con el uso de minúsculas, transmitiendo una imagen más accesible. Los colores —naranja y azul— evolucionan hacia un degradado que abarca tonos cálidos hasta el magenta, aportando dinamismo y vitalidad.
Además, Repsol ha desarrollado una tipografía propia, Sole Repsol, y una identidad sonora que acompañará progresivamente su despliegue en puntos de contacto físicos y digitales. Sonidos característicos como el encaje de la manguera en los surtidores o la conexión de un cargador eléctrico formarán parte de esta nueva experiencia de marca.
La implementación de esta identidad ya ha comenzado. En Madrid, las estaciones de servicio de Mateo Inurria y Alfonso XIII lucen la nueva imagen, al igual que las oficinas multienergía de Bilbao y Cáceres y una estación en Belenenses (Portugal). A lo largo de 2025, Repsol extenderá esta transformación a más de 100 estaciones de servicio, 600 puntos de recarga eléctrica y 100 oficinas multienergía en la Península Ibérica.
La compañía acompaña este despliegue con una campaña publicitaria que subraya el papel central de la energía en nuestro día a día y su importancia como motor del avance económico y social.
Repsol explica que, en los años ochenta, tras su constitución como compañía centrada en la exploración, producción, transporte y refino de hidrocarburos, vio la necesidad de crear una identidad visual propia, fácilmente reconocible y diferenciada. En aquel momento, el mercado estaba dominado por productos genéricos, donde la calidad no era un factor decisivo para el consumidor, los precios no variaban entre marcas y existía escasez de puntos de venta. En este contexto, contar con una marca clara y distintiva se convirtió en un elemento estratégico.
El diseño de la nueva imagen fue encargado a la consultora británica Wolff Olins, especializada en la creación de marcas con impacto social positivo.
Ya en los años noventa, tras casi una década con la misma identidad visual, los cambios en el entorno competitivo impulsaron una renovación de la marca. El objetivo era modernizar su expresión gráfica sin perder los valores fundamentales ni la diversidad que representaba. Se conservaron algunos de los elementos más reconocibles de la imagen anterior, pero se introdujeron varias modificaciones: desapareció la luna, la línea del horizonte se redujo, y las formas se simplificaron y estilizaron con trazos más geométricos. Esta evolución permitió mantener la esencia de la marca, al tiempo que se actualizaba su logotipo para proyectar una imagen más moderna y preparada para el futuro.
La adquisición de YPF en 1999 reforzó su posicionamiento internacional y consolidó la marca como elemento integrador de ambas compañías, favoreciendo una identidad corporativa más equilibrada y global.
En 2012 se acometió una nueva evolución de la identidad visual con el objetivo de reflejar los valores fundamentales de la compañía: transparencia, trabajo en equipo y responsabilidad. La última actualización de la marca tuvo lugar en 2020. Para entonces, Repsol ya contaba con una imagen consolidada, fuerte y cercana, que transmitía su personalidad y reforzaba la experiencia del usuario.