Energía

Los olivos centenarios andaluces en peligro por el avance fotovoltaico: el campo exige frenar las talas

  • SOS Rural y Campiña Norte reclaman una ley autonómica que impida la pérdida de tierras agrícolas de alta productividad.
Formar un solo centímetro de tierra fértil puede tardar entre 100 y 1.000 años, según el tipo de suelo y el clima. EP.

Marta Ramos

El auge de la energía solar en Andalucía ha encendido las alarmas en el medio rural. Organizaciones como SOS Rural y Campiña Norte han reclamado este jueves al Gobierno andaluz la paralización inmediata de cualquier proyecto energético que implique la tala de olivos centenarios o la expropiación de tierras agrícolas fértiles. La petición se ha formulado durante una reunión mantenida con el consejero de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela, y el secretario general de Energía, Manuel Larrasa, en la sede de la Consejería.

La cita ha coincidido con la entrega de más de 80.000 firmas ciudadanas en el Parlamento de Andalucía, recogidas en la campaña "¡Salvemos los olivos centenarios de Lopera!". El municipio jiennense, rodeado de olivares históricos, se ha convertido en el símbolo del conflicto entre la transición energética y la defensa del paisaje agrícola andaluz.

"La sociedad española no entiende ni acepta que se tale un solo olivo centenario más amparándose en la ley o en nombre de la transición ecológica", ha declarado Natalia Corbalán, portavoz nacional de SOS Rural, que ha valorado la reunión como "agridulce", al no haberse concretado ningún compromiso por parte de la Junta.

Miles de hectáreas afectadas

Las plataformas han advertido de que más del 69?% de las plantas fotovoltaicas y el 90?% de las termosolares instaladas en Andalucía se encuentran sobre suelos agrícolas altamente productivos —clasificados como S1 y S2—, según datos del Ministerio de Agricultura. En total, más de 50.000 hectáreas de Superficie Agraria Útil (SAU) han sido ya ocupadas por parques solares, lo que equivale a unos 70.000 campos de fútbol. Las previsiones indican que esta cifra alcanzará las 94.596 hectáreas en 2030, con un crecimiento del 166?% desde 2016.

"El auge de las renovables es una oportunidad estratégica para avanzar en la descarbonización y en la soberanía energética del país, siempre que no se base en un desarrollo masivo y desordenado, que genera impactos territoriales, económicos, agrícolas, paisajísticos y sociales que no pueden ser ignorados", ha explicado Corbalán.

Lopera: epicentro del conflicto

Uno de los focos más visibles del problema se sitúa en la comarca de la Campiña Norte, en Jaén. Allí, hasta 25 megaproyectos fotovoltaicos están previstos en el entorno de Lopera, una localidad cuya economía depende en gran medida del olivar.

"La aprobación de estos proyectos conlleva la eliminación de miles de olivos, muchos de ellos centenarios, que son mucho más que árboles: son historia, identidad, economía y futuro", ha afirmado Rafael Alcalá, portavoz de la plataforma Campiña Norte, quien ha recordado que formar un solo centímetro de tierra fértil puede tardar entre 100 y 1.000 años, según el tipo de suelo y el clima.

Una ley para blindar la tierra fértil

Ante esta situación, las organizaciones han reclamado la aprobación urgente de una Ley Autonómica de Protección del Suelo Agrario Productivo, que garantice el uso agrario de las tierras de alto valor frente a otros intereses, como los energéticos o urbanísticos.

"Necesitamos ya una ley, como ya tienen países como Italia o Francia, que regule el uso de estos terrenos y que garantice la protección del suelo agrícola, la biodiversidad, el paisaje y la actividad económica rural", ha reclamado Corbalán. La norma debería incluir, según ha expuesto, una zonificación vinculante que prohíba proyectos solares en tierras agrícolas de alta productividad, dando prioridad a suelos degradados o improductivos.

También han propuesto permitir solo proyectos de agrovoltaica certificada, siempre que cumplan condiciones técnicas estrictas que aseguren su compatibilidad real y permanente con la producción agrícola.

Un debate estratégico: energía sí, pero no así

El caso andaluz refleja una tensión que empieza a emerger en otros territorios de España: cómo compatibilizar la urgencia climática y energética con la soberanía alimentaria y la protección del medio rural. El despliegue acelerado de renovables ha despertado un debate transversal sobre la planificación territorial y el papel del campo en el futuro económico del país.

Desde SOS Rural insisten en que no se trata de oponerse a la energía solar, sino de reorientar su desarrollo hacia modelos sostenibles, ordenados y con consenso social. "No podemos sacrificar el suelo que nos da de comer en nombre de una transición que, si no se planifica con responsabilidad, puede ser injusta y regresiva", ha concluido Corbalán.