Energía
Europa se enfrenta al match ball frente al caos del gas: los dos caminos para afrontar un mercado roto
- La UE, dividida sobre aligerar el objetivo de llenar los almacenes al 90%
- Las reservas se han desplomado ante una tormenta perfecta entre Rusia y el clima
- Los contratos de verano ya valen más que los de invierno
Álvaro Moreno
El mercado del gas se enfrenta a un momento especialmente delicado en Europa y todas las miradas están puestas en una decisión por parte de la UE: qué hacer con las reservas. Una serie de problemas que se han sucedido uno detrás de otro han provocado que los almacenes de la UE se vacíen de forma drástica. Concretamente estos se encuentran al 42% frente al 65% al que se estaban hace doce meses. En ese sentido, la UE tiene un mandato claro en su lucha por la seguridad energética: las reservas tienen que estar llenas al 90% para noviembre para garantizar el suministro.
Este imperativo es un canto de sirena para las subidas de precio pues los mercados se preparan para una demanda desaforada. Las empresas solo tienen unos pocos meses para llenar sus alforjas con una época de pico de demanda como es el verano. Esta necesidad de comprar ha llevado a situaciones anti-natura para el mercado, como que el contrato de verano sea ya más caro que el de invierno. Esto tiene implicaciones muy claras para los operadores pues normalmente compran en periodo estival para vender más caro en invierno, que se rompa esa correlación fomenta mayores tensiones. Esta preocupación ha llevado al gobierno alemán, por ejemplo a evaluar la idea de subvencionar las compras para "arreglar el mercado".
Sin embargo, ahora hay otra opción sobre la mesa. ¿Y si la UE relajara ese objetivo de llenar el 90% de las reservas para el 1 de noviembre? El motivo detrás de este movimiento sería que, al liberar a los compradores de la necesidad obligatoria de compras, estos pudieran acudir al mercado con menos urgencias y así, forzar unos precios más baratos. Sin embargo la opción no está exenta de riesgos pues el objetivo marcado es para garantizar la seguridad energética de cara al periodo más tenso de todo el año, el invierno. Por lo tanto, este es el debate, que se resolverá la semana que viene con la publicación del plan energético de la UE.
Desde Reuters comentaban hace unos días que la Comisión Europea propondrá extender la fecha de vencimiento y que serán los países los que decidan. Por su parte algunos países como Alemania han reconocido abiertamente que pedirán que se rebaje el objetivo. "Apoyamos unos requisitos de niveles de almacenamiento menos rígidos", dijo un portavoz del Ministerio de Asuntos Económicos y Clima de Alemania. "Una mayor flexibilidad puede garantizar que la presión para llenar todas las instalaciones de almacenamiento de gas disminuye por igual y que las condiciones del mercado se normalicen", añadió el portavoz.
El precio del megavatio hora de referencia en Europa (TTF) se encuentra actualmente en los 47,25 euros. Esto es casi un 100% más que los precios que había hace solo un año. Eso sí, esta cotización se ha relajado bastante desde los máximos de febrero gracias a la posibilidad creciente de una paz en Ucrania, que está elevando el optimismo por una posible recuperación de parte del gas ruso perdido. Desde que el gas tocó su techo en los 58 euros ya ha retrocedido casi un 19%.
A precios del TTF actuales (sin tener en cuenta las eventuales subidas) Europa necesitaría pagar 36.000 millones de dólares para reponer las reservas al objetivo marcado si estas caen por debajo del 35% lo que cada vez más analistas dan por hecho. Sin embargo, si los precios subieran esto repercutiría en la inflación europea y dañaría aún más los costes de una industria (en particular la alemana) que ha visto en el precio del gas uno de sus grandes quebraderos de cabeza. La consultora Energy Aspects prevé que los inventarios de gas en Europa caerán a 38.000 millones de metros cúbicos a finales de marzo. Es decir, que el almacenaje caería por debajo de esas cifras.
Europa ya está absorbiendo grandes volúmenes de GNL a precios elevados. Las importaciones a la UE y Gran Bretaña en enero fueron las más altas desde diciembre de 2023, con 9,8 millones de toneladas métricas, y Estados Unidos representó el 57% del volumen total, según datos de Kpler.
Antonio Aceituno, presidente de la consultora gasista Tempos Energia, comenta que "la relajación del objetivo es la gran incógnita que está marcando los precios del gas en el Viejo Continente". El experto alega que "el mercado está ante una decisión muy delicada pues con 23 puntos porcentuales menos de almacenaje que el año pasado los precios se encuentran en la cuerda floja. Si no hay flexibilización es un mensaje directo al mercado y se calcula que necesitaremos cerca de 250-300 barcos rumbo a Europa para complir". Para Aceituno esta situación, "va a generar una espiral de precios alcista que llevará el megavatio a los 80 euros". Por el contrario matizar el objetivo "relajará el mercado pero genera riesgos, pues si hay otro problema puedes no tener ese colchón en el peor momento".
¿Por qué las reservas están tan bajas?
Respecto al motivo detrás de unas reservas tan bajas el motivo es múltiple. Principalmente todo comenzó con la calma oscura (dunkelflaute), un fenómeno meteorológico que desmoronó la producción eólica en centro y norte Europa, obligando a tirar más del gas. En segunda instancia un invierno frío tras dos años de calidez provocó un potente incremento de la demanda. Finalmente esto se sumó con el cierre definitivo del último gasoducto que unía Rusia y con Europa.
Desde Coface advertían de que "si bien no existe un riesgo de déficit energético, estos problemas "hacen que se requieran compras significativas antes del invierno 2025-2026". Por su parte, desde el Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía (IEEFA, por su siglas en inglés) concretan que por el gasoducto Soyouz que unía Rusia con Europa, pasando por Ucrania, cruzaron 15.000 millones de metros cúbicos. Por lo tanto "dado que este suministro de gasoductos debe reemplazarse y que el almacenamiento de gas debe llenarse antes del próximo invierno, se prevé que la demanda de GNL de Europa y la UE aumente en 2025".
"Creemos que la idea de que la paz llevaría a la reanudación de los flujos a gran escala de gas ruso a Europa es errónea"
Sí que hay un factor clave que puede cambiarlo todo. La paz en Ucrania. Dado que Trump ya está en negociaciones con Rusia y se ha mostrado proactivo para que Zelensky acepte negociar, acusándolo de ser un dictador y de haber provocado la guerra, las esperanzas de un pacto ante la presión de Washington crecen. Julius Baer comenta que "las implicaciones a corto plazo de un alto el fuego en Ucrania podrían incluir la restauración del comercio energético y otras perturbaciones relacionadas con las sanciones a Rusia".
Desde S&P Global, en un informe en el que hablan con 'traders' del mercado gasista, comentan que "la posibilidad de que los oleoductos regresen está beneficiando a los mercados". Sin embargo señalan que hay mucho escepticismo y que Europa probablemente no quiera volver mayoritariamente a depender de Rusia. "Creemos que la idea de que la paz llevaría a la reanudación de los flujos a gran escala de gas ruso a Europa es errónea", decía uno de los traders consultados por la agencia. Sin embargo, Desde MUFG sí que creen que puede haber un importante apoyo al suministro gracias a "la guerra comercial con China que genere oportunidades de atraer cargueros gravados por esta medida en masa desde Oriente hasta Occidente". Los analistas de la firma concluyen que esto, sumado a una eventual paz podría "llevar el precio del megavatio a los 20 euros para 2026.
En cualquier caso desde Europa crecen las dudas de los beneficios de seguir con este modelo energético de abastecimiento a través del mercado global de GNL y recurriendo a proveedores. Esta situación, con los objetivos de almacenaje, y que lleva impuesta desde la guerra de Ucrania les lleva a exponerse por completo a la volatilidad del mercado del gas natural licuado. En ese sentido la Comisión Europea también debatirá soluciones para abordar un modelo alternativo en el que, ya apostando todo al GNL, cambien la fórmula para 'copiar' el plan japonés creado tras el desastre de Fukushima. Queda por ver si se logrará imponer un nuevo modelo, de contratos de larga duración y con compras directas a productores… o si la UE seguirá expuesta a la 'ruleta rusa' del gas.