Energía
España necesita 30 plantas de SAF para descarbonizar el transporte aéreo
- La capacidad de producción de SAF anunciada en España en construcción y operación a 2030 solo permitirá atender las necesidades de la demanda en los primeros años
Concha Raso
Para garantizar la independencia energética y la descarbonización del sector aéreo español en 2050, será necesario construir más de una treintena de plantas de producción de SAF (Sustainable Aviation Fuel, sus siglas en inglés) en nuestro país, un combustible sostenible para aviación que se puede obtener a partir de residuos como aceite de cocina usado o grasa animal, así como del hidrógeno renovable, y que permite reducir más de un 80% las emisiones de CO2 respecto al queroseno en todo su ciclo de vida.
Este es uno de los mensajes que recoge un estudio elaborado por PwC junto a Cepsa, Iberia, Vueling y la Asociación Española de Biocircularidad (BIOCIRC), y que fue presentado a mediados de septiembre en Madrid. El documento señala que, para producir este tipo de combustible, será necesario invertir 22.362 millones de euros en la construcción de dichas instalaciones, lo que redundará en la creación de unos 270.000 empleos hasta 2050. Además, desarrollar esta nueva industria podría tener un impacto de 13.000 millones en el PIB español, a lo que también se sumarían 42.851 millones por la operación de las plantas.
A día de hoy, la capacidad de producción de SAF anunciada en España en construcción y operación a 2030 es de 372,5 kt, lo que permitirá atender las necesidades de la demanda en los primeros años, señala el informe, aunque hay anuncios de empresas que hablan de llegar a una capacidad de producción de HEFA (combustible producido a partir de aceites usados) de 745 kt, además de tener anunciados proyectos para producir PtL (Power to Liquid, queroseno sintético a partir de hidrógeno) de 32,5 kt. Pero esto no significa que se vayan a materializar. De hecho, en España vamos con retraso. Países como EEUU o Reino Unido, por citar algunos, ya cuentan con programas de incentivo a la inversión en esta tecnología, así como ayudas a la innovación y medidas específicas para el desarrollo.
Una de las ventajas del SAF es que no requiere un cambio de tecnología de los aviones, ni tampoco un cambio en la infraestructura del suministro. Técnicamente es posible mezclar hasta un 50% de SAF y, en muy poco tiempo, será posible el 100%. El problema es que el SAF disponible en el mundo es menos de un 1% de la necesidad de las líneas aéreas y, todo lo que se produce, se vende. El otro problema es su coste, ya que su precio es entre 3 y 5 veces superior al queroseno de origen fósil.
El informe también señala que el desarrollo de tecnologías innovadoras para su producción, así como el despliegue de instalaciones industriales con la capacidad adecuada para satisfacer la demanda de SAF, es esencial para aprovechar el potencial de la materia prima existente en el territorio nacional. A este respecto, el informe estima que la cantidad de materia prima disponible para producir SAF en España es de 73,8 millones de toneladas, que podrían dar lugar a la producción anual de 22,2 millones de toneladas de este combustible sostenible. En el caso del PtL, su producción depende, en gran medida, de la capacidad que haya para producir hidrógeno.
Plan de Acción
Sin embargo, posicionar a España como un hub europeo y situarla a la cabeza del turismo sostenible y la transición energética, solo será posible si se consiguen superar una serie de retos que faciliten la puesta en marcha de los proyectos. A este respecto, el informe propone un total de 16 medidas regulatorias, económicas y transversales con las que crear un Plan de Acción para desarrollar el SAF en nuestro país.
Entre las primeras está desarrollar un marco normativo que dé seguridad a toda la cadena de valor. Desde el sector reclaman simplificar y agilizar los permisos y autorizaciones administrativas, desarrollar infraestructuras para el transporte y mezclado de SAF, así como establecer un mecanismo europeo para facilitar su trazabilidad. Por otro lado, también solicitan que se resuelvan las dificultades de acceso a los distintos tipos de residuos que se emplean como materia prima debido a su alta dispersión, la creación de un organismo centralizado que facilite su gestión y la puesta en marcha de incentivos y obligaciones que apoyen este esfuerzo.
A nivel económico se propone la creación de un fondo de más de 300 millones anuales para financiar el desarrollo de plantas de producción e incentivar su consumo, empleando para ello los ingresos obtenidos por el Estado a través de las subastas de derechos de emisión. El informe prevé que la incorporación de SAF en España supondrá un sobrecoste de 5.045 millones de euros en 2040 que, de no evitarse, tendría que ser asumido por el sector de la aviación y los consumidores finales.
Como medidas transversales, el sector propone un pacto nacional que debería materializar en una estrategia nacional que sitúe este nuevo vector energético en la prioridad de las políticas energéticas e industriales en España, que implique tanto a las entidades privadas como a las públicas a nivel local, autonómico y nacional, así como reforzar las alianzas internacionales.