Energía

Casa Eñe: vivienda passivhaus con un coste energético de 60 € al mes

    Imagen de una de las fachadas de Casa Eñe

    Concha Raso

    No hay mejor tarjeta de presentación para una empresa que poder mostrar 'in situ' a los clientes el tipo de servicio que buscan contratar. Es el caso de Estudio Albar, fundado por Irene García y Daniel Lozano, que han hecho de su vivienda y lugar de trabajo un laboratorio de innovación donde es posible ver y sentir el confort y las características de Casa Eñe, una vivienda hecha de madera y materiales naturales, y un claro ejemplo de sostenibilidad y ahorro energético como principales señas de identidad. "No hay mejor manera de vender lo que hacemos, casas pasivas de madera, que vivir en una y demostrar que crees en ellas y en sus ventajas", explica Lozano a elEconomista Energía.

    Se trata de una vivienda de Consumo Energético Casi Nulo y mínimo impacto medioambiental, certificada bajo el estándar Passivhaus, que reduce sus gastos energéticos casi un 80% respecto a una vivienda convencional. Dichosos ahorros son mayores en los meses de invierno y verano, donde las necesidades de calefacción y refrigeración son más altas.

    El proyecto, diseñado y desarrollado por esta pareja de arquitectos y construida en tan solo seis meses, se ubica en una zona residencial a menos de 30 minutos en coche del centro de Madrid, lindando al norte con el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

    La vivienda, de 40 metros de largo y 6 metros de ancho, cuenta con 250 metros cuadrados habitables sobre una parcela rectangular de 1.800 metros cuadrados. La planta baja, de 200 metros, tiene 4 dormitorios, 3 baños, salón comedor cocina, lavandería y cuarto de juegos. La planta de arriba, de 50 metros, se ha habilitado como despacho y dispone de un aseo. Es totalmente independiente a la vivienda al igual que su acceso. Exteriormente, la vivienda se complementa con un trastero de 20 metros, una piscina de agua salada, dos porches, un patio y diversas zonas ajardinadas con vegetación xerófila.

    Concretamente, Casa Eñe cuenta con una estructura ejecutada en entramado ligero de madera -laminada y bilaminada de abeto-, proveniente de bosques gestionados de manera sostenible, que cuenta con el sello PEFC. El interior de los muros, de 19 centímetros de espesor, se rellena con aislamiento reciclado de fibras de vidrio, lo que hace que este sistema sea diez veces más aislante que el mismo espesor en construcción de ladrillo y hormigón. Se trata de un sistema mucho más ligero, que reduce y economiza la cimentación.

    La fachada es de corcho, lo que brinda un acabado estético a la vez que sirve de aislamiento. Se fabrica en Portugal y procede de alcornoques portugueses y españoles. Es un material con excelentes propiedades: impermeable, transpirable, no se pudre, no le atacan los insectos, es reciclable y reutilizable, tiene inercia térmica… Desde un punto de vista estético muta con el tiempo y las estaciones. Se oxida la parte más superficial, cambia de color con la lluvia y con la sequedad del verano.

    Por su parte, los pavimentos son contínuos de cal NHL producida con la calcinación de una piedra caliza en hornos de Aragón. Las ventanas son de madera de pino, producidas y ensambladas en un taller de Ávila que mezcla industrialización y artesanía.

    Facturas de 60 euros al mes

    Alcanzar la máxima eficiencia y confort es el objetivo de este tipo de viviendas, "donde lo eficiente no es generar más energía verde, sino necesitar la mínima cantidad de energía posible", apunta Lozano. "Hablamos de viviendas que necesitan instalaciones más simples, fáciles de mantener y con menor potencia, logrando reducir la demanda energética de manera notable frente a la que demandaría un edificio de la misma superficie y construcción convencional", añade el arquitecto.

    Los gastos de calefacción y refrigeración de la vivienda están calculados al detalle y auditadas por dos empresas independientes; de hecho, la rigurosidad de estos cálculos está muy por encima de lo que exige actualmente el Código Técnico de la Construcción. Con los sistemas pasivos empleados, la factura mensual de la vivienda es de tan solo 60 euros de media al mes, incluídos gastos de calefacción (la demanda de calefacción es de 10W/m2), refrigeración, agua caliente y el resto de usos eléctricos como cocina, electrodomésticos, piscina, etc.

    Casa Eñe cuenta con una bomba de calor aerotérmica que genera el agua caliente sanitaria para la familia y calienta los tres radiadores toalleros que hay en cada uno de los baños. La vivienda tiene un sistema de ventilación con recuperación de calor que extrae el aire por baños y cocina e impulsa aire nuevo por estancias como dormitorios y salón, generando renovaciones completas de todo el aire de la vivienda cada 70 minutos, garantizando una excelente calidad del mismo.

    La vivienda también dispone de una instalación solar fotovoltaica en la cubierta de la primera planta, con posibilidad de ser ampliada si el mercado energético se encareciese de tal forma que fuese necesaria su desconexión de la red.

    El coste total de la vivienda ha sido de 850.000 euros, incluídos gastos de compra de suelo, gastos administrativos como licencias municipales, ivas y honorarios de los técnicos, así como la obra de ejecución completa. Evidentemente, el precio de una vivienda de estas características varía en función de diferentes factores como la ubicación de la parcela, tamaño de la vivienda, calidades elegidas, etc. "La pregunta por parte del cliente suele ser: ¿cuánto cuesta una casa pasiva de madera? Y nosotros siempre decimos que la pregunta debe ser al revés: ¿qué inversión total quiere hacer? Así sabemos hasta dónde puede llegar"" aclara Lozano.

    Respecto al periodo de amortización, el arquitecto explica que, durante los primeros años de vida de la construcción pasiva, "la carga financiera de la inversión es mayor debido al sobrecoste inicial de entre el 8 y el 10% que aporta el valor añadido de una vivienda pasiva". Sin embargo, añade, "al tratarse de una inversión a largo plazo, el periodo de amortización de la vivienda se establece entre los 8 y los 10 años. A partir de ese momento, la casa pasiva comienza a ser rentable frente a una casa convencional. Además, las viviendas de consumo energético casi nulo no se ven afectadas por las fluctuaciones del mercado ni por situaciones globales como las que ahora mismo estamos padeciendo".

    Ventajas de las viviendas industrializadas

    A diferencia de una vivienda prefabricada, elegida bajo catálogo y con opciones mínimas de personalización, las viviendas industrializadas se diseñan desde cero, adaptada a las necesidades del cliente, presupuesto y terreno, de tal modo que puedan ser fabricadas en taller con un procedimiento industrializado, aumentando así la calidad final del producto y reduciendo los tiempos. Una vivienda industrializada se construye un 70% en una nave industrial y luego se traslada al terreno y allí se completa. Mientras se está ejecutando la cimentación en obra, y durante ese mes o mes y medio de duración de la misma, se ejecuta a la par la estructura de madera y parte de la envolvente en su taller correspondiente para que, en el momento en el que la cimentación ha finalizado, se descargan los muros de la envolvente y en menos de una semana la estructura está montada. Las ventanas ya se han podido mandar a fabricar también y en el momento que la estructura está levantada se tiene todo programado para que el paso siguiente sea la colocación de las carpinterías y de esta manera el cierre de la envolvente. El tiempo de ejecución de la cimentación, estructura y carpinterías pasa a ser de 2-3 meses en vez de los 8-10 meses que podría ser el de una construcción tradicional.