Energía

Dos piezas clave todavía pendientes en el engranaje de la transición energética

  • La modernización y expansión de las redes eléctricas y el almacenamiento de energía son los principales desafíos para la descarbonización

elEconomista.es

*Por Foro Mercado Libre

Los avances de las economías más avanzadas en su compromiso con la transición energética son incuestionables. Los líderes del G20 acaban de comprometerse a acelerar sus esfuerzos para triplicar la capacidad mundial de las energías renovables para 2030 con el fin de cumplir con los Objetivos de París.

Además de ser fundamentales en la lucha contra el cambio climático, las renovables se han erigido en los últimos años como la solución energética más rentable para satisfacer las crecientes necesidades de la población en un contexto de costes cada vez más bajos que contrasta con las fuertes tensiones inflacionistas de los combustibles fósiles.

Pero el camino todavía está por asfaltar. Para encarar el reto de la descarbonización y sacar el máximo partido del auge renovable resulta indispensable adaptar lo que muchos consideran las arterias de la tan deseada transición: las redes eléctricas.

Un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha puesto de manifiesto la importancia crítica de la mejora y expansión de las redes eléctricas para facilitar la transición en el que enfatiza sobre la urgencia de aumentar la inversión en redes.

"Los recientes avances en energías limpias que hemos visto en muchos países no tienen precedentes y son motivo de optimismo, pero podrían ponerse en peligro si los gobiernos y las empresas no se unen para garantizar que las redes eléctricas del mundo estén preparadas para la nueva economía energética mundial que está surgiendo rápidamente", afirmó Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. "Este informe muestra lo que está en juego y lo que hay que hacer. Debemos invertir en redes hoy o enfrentarnos a un atasco mañana".

El incremento de la inversión en estas infraestructuras garantizaría el acceso a las renovables a toda la demanda que, de manera creciente, quiere descarbonizarse. Solo si la industria, el transporte y la calefacción se electrifican se conseguirá una economía descarbonizada y competitiva.

Atascos en la sostenibilidad

España ya genera más de la mitad de su electricidad con fuentes renovables gracias a las excelentes condiciones para energías como la solar o la eólica. Pero las redes eléctricas fueron diseñadas para manejar fuentes de energía convencionales. La transición hacia fuentes renovables requiere una modernización para integrar las fuentes intermitentes con más eficiencia y almacenarlas cuando sea posible para adaptarse a la demanda.

Las infraestructuras eléctricas, a las que parece no haberse prestado demasiada atención en este compromiso sostenible, sufren pérdidas significativas durante la transmisión y distribución de energía y no dan abasto para atender la explosión de iniciativas de producción renovable o la electrificación en usos ya populares como los coches eléctricos o las bombas de calor. Diversos estudios demuestran que, por cada euro invertido en renovables, sería necesario invertir entre 70 céntimos y 1 euro en la red del sistema de aquí a 2030.

De hecho, la misma España que aspira a convertirse en una gran potencia de generación de energía limpia, sufre el mayor atasco del mundo en proyectos solares y eólicos en proporción a su capacidad instalada, según la AIE.

Unos 130 gigavatios (GW) en fase avanzada están haciendo cola para conectarse a la red. La construcción de todos estos proyectos supondría triplicar prácticamente la capacidad instalada actual.

Pese a reconocer los avances de nuestro país en la electrificación de la demanda energética, la Comisión Europea considera "palpable" la presión sobre las redes y ya advertía en mayo: "España se enfrenta a una gran acumulación de solicitudes pendientes de nuevas centrales de energía renovable (...) las restricciones de capacidad de la red limitan la mayor integración de las energías renovables en la red eléctrica".

Un corazón que bombea

Debido a la intermitencia de gran parte de las energías renovables y a los vertidos de parte de la producción, el almacenamiento es otro de los grandes desafíos para la descarbonización. Mientras se investiga en diversas fórmulas de almacenamiento todavía caras o lejos de un desarrollo eficaz, las centrales de bombeo se han convertido en la opción más eficiente para este tipo de almacenamiento a largo plazo que aporta complementariedad a fuentes como la solar o la eólica.

Las centrales de bombeo funcionan como una especie de batería natural a gran escala y aprovechan los excedentes de energía eléctrica en momentos de baja demanda. Durante estos periodos, utilizan esa energía para bombear agua desde un depósito inferior a uno superior. Este almacenamiento se convierte en una forma de energía potencial, lista para ser liberada cuando la demanda aumenta.

Aunque la inversión para adaptar los embalses existentes en Europa aumentaría significativamente la capacidad de almacenamiento en Europa, esta tecnología limpia y probada tropieza con trámites burocráticos que ponen en riesgo la inversión y rentabilidad de los proyectos.

España es uno de los países de Europa con mayor capacidad de almacenamiento y esta alternativa podría optimizarse significativamente con la actualización de centrales de bombeo existente. El país cuenta actualmente con unos 20 GW de potencia instalada en centrales hidroeléctricas convencionales que acumulan agua en el embalse y tras producir energía siguen su cauce al río o al mar. Solo 3,3 GW de este son de bombeo. Calculen el potencial ustedes mismos.