El día que Bill Gates quiso tapar el sol: su propuesta más discutida para combatir el cambio climático
- Gates ha defendido desde 2010 un proyecto de geoingeniería que quería disminuir la radiación sobre la Tierra
Víctor Millán
Entre los grandes objetivos de Bill Gates está dedicar buena parte de su fortuna a combatir el cambio climático. Para ello ha apoyado diversos proyectos, algunos más convencionales y otros que generan más opiniones encontradas, como su visión particular sobre la energía nuclear. Sin embargo, ninguno está a la altura del siguiente: intentar tapar el sol mediante ingeniería.
Lo explicamos. La geoingeniería solar se ha convertido en un tema de debate candente en el mundo de la ciencia y la tecnología. Esta propuesta controvertida, respaldada por figuras notables como el billonario tecnológico Bill Gates, sugiere que bloquear una porción de la radiación solar que llega a nuestro planeta podría ser una solución viable al calentamiento global. Sin embargo, esta idea ha encontrado una resistencia significativa por parte de académicos y activistas de todo el mundo.
Qué propone la geoingeniería solar
La geoingeniería solar propone la liberación de partículas reflectantes en la estratosfera para reflejar la luz del sol de regreso al espacio, teóricamente enfriando el planeta.
Este concepto puede parecer sacado de una película de ciencia ficción, pero ha ganado tracción gracias a la inversión y el apoyo de personalidades influyentes, como Bill Gates.
Tras interesarse por la idea desde 2010, el magnate tecnológico respaldó un experimento de la Universidad de Harvard en 2021 para investigar el efecto de rociar partículas en la estratosfera y crear, en teoría, un efecto de enfriamiento global.
¿Podría ser una solución?
Esta estrategia de geoingeniería ha encontrado oposición en la comunidad científica y la sociedad en general. Un grupo internacional de investigadores y activistas emitió un cominicado para poner fin a los planes de geoingeniería solar en una carta abierta publicada el año pasado.
Los 16 iniciadores del Acuerdo de No Uso de la Geoingeniería Solar argumentaban que existen tres razones principales para prevenir el uso de estas tecnologías.
Primero, señalan los riesgos desconocidos: la implementación de la tecnología de geoingeniería solar podría salir mal, potencialmente de manera catastrófica. "Los riesgos de la geoingeniería solar son poco comprendidos y nunca se pueden conocer completamente", dicen los académicos.
"Los impactos variarán en diferentes regiones, y hay incertidumbres sobre los efectos en los patrones climáticos, la agricultura y la provisión de necesidades básicas de alimentos y agua".
En segundo lugar, sostienen que estas tecnologías podrían ser utilizadas por gobiernos o corporaciones para evitar trabajar en otros métodos menos arriesgados para combatir el cambio climático, como la reducción del uso de combustibles fósiles.
"La posibilidad especulativa de una futura geoingeniería solar se convierte en un poderoso argumento para que los cabilderos de la industria, los negacionistas del cambio climático y algunos gobiernos retrasen las políticas de descarbonización", escriben los autores.
Por último, preguntan, ¿quién decidiría cómo se utiliza la geoingeniería solar y cómo sería justa dicha decisión?.
"El actual sistema de gobernanza global no está preparado para desarrollar e implementar los acuerdos de gran alcance necesarios para mantener un control político justo, inclusivo y efectivo sobre la implementación de la geoingeniería solar", señalan, anotando que, por ejemplo, "el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dominado por solo cinco países con poder de veto, carece de la legitimidad global requerida para regular efectivamente la implementación de la geoingeniería solar".
¿Lo veremos alguna vez?
El debate sobre la geoingeniería solar probablemente seguirá saliendo de vez en cuando a la paletras, ya que cuenta con el respaldo de individuos adinerados como Gates y el apoyo de instituciones científicas importantes en Estados Unidos.
Sin embargo, pensar que esto pueda llegar en un momento a hacerse realidad, al menos ahora, cuesta más llegarlo a creer.