Energía
Cómo escoger la caldera de gas que mejor se adapte a nuestro hogar y nos permita ahorrar, según OCU
elEconomista.es
Según datos recopilados por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aproximadamente el 65 % de las calderas instaladas en España cuentan con un certificado de eficiencia energética C o inferior. Esta particularidad hace que la factura del gas no sea todo lo barata que podría ser. Por ello, conviene conocer con qué tipo de caldera podríamos ahorrar más.
En este campo existe una amplia variedad de posibilidades. Modelos según su combustible, su instalación, su tecnología... Sin embargo, la clasificación más común es la que agrupa a las calderas en dos grandes grupos: las estancas y las no estancas o atmosféricas, en función de cómo evacúan el humo.
Desde el año 2015, únicamente se fabrican y se admiten calderas de condensación en las nuevas edificaciones, tal y como establece el Reglamento de Instalaciones Térmicas. Estas están englobadas en la categoría de las estancas. Según explica OCU, "su tecnología recupera gran parte del calor de los humos evacuados tras la combustión, lo que disminuye el consumo de energía al reaprovechar el calor generado y, además, enfría los humos de salida, lo que reduce las emisiones de contaminantes hasta un 70 % respecto a otras tecnologías". El punto negativo de estas es que necesitan un desagüe cercano para verter el agua condensada, por lo que además su instalación es más compleja.
Elementos a tener en cuenta
Teniendo claro este elemento, existen otros elementos en los que fijarse a la hora de escoger un nuevo modelo. Así, existen modelos que se apoyan sobre el suelo, con más potencia e indicadas para viviendas unifamiliares o con grandes superficies para calentar. Y también existen modelos murales, que se colocan a media altura soportadas por la pared. Estas últimas son las más extendidas, puesto que requieren menos espacio y son suficientes para calentar viviendas de dimensiones más reducidas.
Hay calderas con acumulación o microacumulación, las cuales incluyen depósitos donde acumulan el agua caliente, como hace un termo eléctrico convencional. La ventaja de estas es que la disponibilidad de agua caliente es inmediata, sin necesidad de derrochar agua hasta que sale caliente. Sin embargo, suelen tener menor rendimiento.
Existen también las calderas modulables, que permiten regular la potencia de la caldera en función de la temperatura ambiente o la temperatura exterior. Así, su consumo de gas se ajusta mucho a la necesidad y consumen el mínimo posible.
Otras incluyen un termostato exterior, lo cual servirá para mejorar la eficiencia energética de la vivienda, ya que la temperatura se ajusta a la que el usuario quiera en todo momento. Además, existen termostatos inteligentes, mediante los que se puede controlar la temperatura de la vivienda desde cualquier lugar mediante una app.
Algo similar ocurre con las calderas que incorporan una pantalla digital, incluso admitiendo la posibilidad de controlarla de forma remota vía WIFI o app.
Otro aspecto a tener en cuenta es la potencia de la caldera. Esta decisión dependerá del tamaño de la vivienda, del número de personas que habiten en ella y de sus hábitos.
Según menciona OCU, para una vivienda de menos de 80 metros cuadrados la potencia de la caldera debería oscilar entre los 20 y los 24 kW; para viviendas de hasta 120 metros, la potencia recomendada debería ser de hasta 26 kW; hasta 180 metros, la potencia recomendable puede llegar hasta los 30 kW, y para tamaños mayores, desde 32 kW.