Consumo

Aumentan la confianza y las expectativas de compra

  • No hay consumo sin reactivación del crédito
  • La deuda de las familias volvió a subir en junio tras seis meses
  • De momento, las cifras respaldan la recuperación del consumo


El BCE rebaja los tipos de interés y anuncia un nuevo plan de estímulos. Con ellos quiere 'desatascar' el crédito para estimular el consumo aunque la pregunta que se hacen los consumidores sigue en el aire: ¿qué pasa con el crédito?

Sorpresa: a principios de mes, y contra todo pronóstico, el Banco Central Europeo (BCE) rebajaba los tipos de interés al 0,05 por ciento y anuncia un nuevo plan de estímulos mediante un programa de compra de activos bancarios. El primer paquete, este mes de octubre. En realidad, se trata de medidas convencionales, pero la cifra (histórica) del tipo de interés -y la cantidad que se baraja en la compra de deuda-, no lo son en absoluto. Las medidas tienen un solo fin: incrementar el dinero que circula por el sistema financiero para facilitar a los bancos que concedan créditos a la economía privada.

Por lo audaz -e inesperado- de las medidas, y el alcance de su impacto en el plano macroeconómico, la decisión del presidente del BCE está en boca de todos: Mario Draghi "saca la artillería" para derribar el fantasma de la deflación; "penúltimo cartucho" para estimular la economía; la "Europa política dimite y se pone en manos de Draghi"; la bajada de tipos de interés "resalta los riesgos que afronta la zona euro", según Fitch?

Pero los consumidores se preguntan, una vez más, cómo afectan estas medidas a su bolsillo. Con la prima de riesgo bajo control, casi olvidada, la evolución de la deuda familiar y del crédito al consumo se ha convertido en la nueva referencia a la hora de tomar el pulso a nuestro economía. 

Consumir, ahorrar, ser solventes

En este contetxo, la recuperación pasa por la reactivación del consumo. Y no hay consumo sin reactivación del crédito. Pero no habrá crédito mientras la demanda no sea solvente. Y mientras tanto, las familias tienen que lidiar con la conveniencia de consumir, de ahorrar y de ser solventes. Todo a la vez. Mucha presión para los consumidores españoles, que encima se enfrentan a la amenaza de la precariedad laboral. Eso, cuando no la sufren directamente.

Este complejo equilibrio lleva todo el año dejando un reguero de titulares en los medios de comunicación entre desconcertantes y contradictorios. Así lo recoje el análisis Situación Consumo del BBVA Research correspondiente a los seis primeros meses del año: "La evolución reciente del crédito al consumo continúa marcada por factores contrapuestos, si bien los de signo positivo comienzan a inclinar la balanza a su favor". Por un lado, el desempleo, la alta tasa de morosidad y el proceso de desapalancamiento frenan la expansión de la financiación al consumo. Pero "las mejores perspectivas sobre la demanda interna" empiezan a normalizar las condiciones financieras. El Programa de Incentivos al Vehículo Eficiente (Pive) ha sido clave. Como resultado, "las nuevas operaciones de financiación al consumo volvieron a crecer a tasas de dos dígitos durante los primeros cuatro meses de 2014".

A vueltas con la deuda familiar

Así, la deuda de las familias vuelve a subir en junio tras seis meses a la baja. ¿Mala noticia? En realidad, no. Que la deuda familiar crezca implica que las familias se han atrevido a dar el paso y gastar más, después de meses reservándose y ahorrando. Y que las entidades financieras se han decidido a dejarles el dinero. 

Pero también tiene su lectura negativa. De hecho, desde algunos sectores se daba la voz de alarma ante "una vuelta a la espiral de crédito insostenible". En concreto, la deuda de las familias subió en junio en 3.465 millones de euros, hasta los 772.721 millones, rompiendo una tendencia continuada de seis meses de descensos, según datos del Banco de España. Efectivamente, el incremento se explica por el aumento de los créditos al consumo de las familias, que crecieron un 3,8 por ciento respecto a mayo, hasta los 171.959 millones, mientras la deuda hipotecaria sigue bajando.

Pero no todos los análisis apuntan esta tendencia. Según un estudio de Axesor Gesif, la cifra de crédito concedido por las entidades financieras en España acumuló un descenso en junio del 7,41 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado. Y el informe advierte de que durante este segundo semestre del año la evolución seguirá a la baja.

Tampoco todos comparten la valoración del crecimiento d ela deuda familiar como una buena noticia. Los datos avanzados por el Banco de España a principios de agosto sobre créditos al consumo volvían a hacer sonar las alarmas: "El Banco de España constata un alarmante incremento del volumen de deuda de las familias españolas, debido a la multiplicación de los créditos al consumo", apuntaban desde Adicae, la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros. En apenas un mes "el saldo de estos préstamos aumentó en 6.300 millones de euros". El titular, "Cada hora se firman en España diez millones de euros en préstamos al consumo". ¿Una vuelta a la espiral del crédito insostenible? 

Baile de previsiones

Al rosario de cifras se suma el baile de previsiones: "El crédito al consumo va a explotar cuando crezca la venta de viviendas", apuntaba a principios de año el secretario general de Asnef, la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito. El crédito ya fluye, según Funcas, y lo hará aún más el año que viene -un 4 por ciento- y hasta un 8 por ciento más en 2016, cuando la crisis remita.

Por su parte, el Gobierno prevé una evolución positiva del crédito de forma paralela a la economía, lo anunciaba el ministro de Economía en julio. La recuperación de los flujos de crédito al consumo es un hecho, incluso del crédito a la vivienda, más la financiación del ICO, que cerrará el año con un importe en sus líneas de mediación de más de 20.000 millones de euros.

Cifras de recuperación

De momento, las cifras respaldan la recuperación del consumo: 2013 terminaba con un aumento de la deuda de las familias gracias al crédito al consumo, que crecía en noviembre después de varios meses de caídas, y el año se cerró con un incremento del crédito al consumo del 3,25 por ciento, según Asnef. La recuperación se confirmaba con los datos del primer trimestre de 2014: el crédito concedido por los establecimientos financieros de crédito (EFC) aumentó el 7,51 por ciento en el primer trimestre de 2014.

Y se apuntalaba con los datos de junio: la deuda de las familias volvía a crecer (un 0,45 por ciento), rompiendo seis meses de bajada, según datos del Banco de España. Pero la valoración del propio Banco de España constataba un "alarmante incremento del volumen de deduda de las familias españolas", debido a la multiplicación de los créditos al consumo. 

Aún falta una 'última pieza': las familias españolas deben al banco 9.030 euros de media en créditos al consumo, según un análisis de Kelisto.es presentado a principios de este mes de septiembre. La deuda que los hogares españoles acumulan en forma de préstamos personales cayó en julio a niveles de hace una década, según el portal de ahorro a partir de los datos del Banco de España. Las estadísticas del regulador revelan, además, que esas cuentas pendientes con el banco se han desplomado un 33,76 por ciento desde el inicio de la crisis, cuando el dinero que las familias mantenían en forma de préstamos personales superaba los 13.600 euros de media.

Los esfuerzos de las familias por saldar sus deudas, sumados a la sequía crediticia, ha reestablecido un equilibrio deseable en las cuentas. Pero como apunta el portal de ahorro en su análisis, "la reducción de la deuda que los hogares mantienen con el banco no parece vaticinar una apertura del grifo del crédito", una conclusión que desmiente tanto el índice de sentimiento económico como el indicador de confianza del consumidor, que muestran una mejoría respecto a la evolución económica de nuestra economía.

Crédito sí, es el motor de la economía. Control del gasto, también. De la calidad del crédito dependerá en buena medida la solidez de de las bases de la recuperación. La línea roja la marca el riesgo. Los expertos hacen hincapié en el concepto "crédito responsable". 

¿Está cambiando el modelo de crédito al consumo? 

En realidad no, se trata de una vuelta al modelo clásico, al que funcionaba antes de la crisis y de la burbuja inmobiliaria (y crediticia), cuando el crédito se solicitaba para la adquisición de un bien o un servicio, específico, concreto. Pero es un hecho, la escasez de financiación está reactivando los créditos rápidos, y los riesgos, de la mano de entidades privadas de crédito no financieras y que, por lo tanto, no están sujetas a la supervisión del Banco de España. Con esta premisa, la principal diferencia entre líneas de crédito, más allá de la cuantía y de la agilidad de la gestión, es la naturaleza de la entidad. Respecto a la cuantía, los importes de los créditos sí son menores. Según Asnef, "el importe medio de los créditos se mantiene en niveles históricamente bajos" (1.900 euros en el primer trimestre de 2014 frente a los 2.900 euros de hace un año). 

La última bajada de tipos abaratará los plazos hipotecas 

Los consumidores con hipotecas (a interés variable) sí van a notar su efecto, pero nada garantiza que la bajada repercutirá positivamente en circulación de crédito al consumo. Eso sí, va a favorecer al consumo de forma indirecta: al abaratar las hipotecas, las familias tendrán más liquidez para consumir. La clave está en que mantengan la tendencia positiva que ha venido marcando el índice de confianza de los consumidores. Hay otro síntoma: la (incipiente) recuperación inmobiliaria. "El crédito al consumo va a explotar cuando crezca la venta de viviendas", vaticinaba en febrero el secretario general de ASNEF, Honorio Ruis. Y todo indica que el sector ha empezado a reactivarse. Incluso la construcción da señales de recuperación: aumentó un 1 por ciento en España en julio. Es el segundo mayor incremento de la eurozona, y el primero del sector en nuestro país desde que comenzara la crisis.

El consumidor, dispuesto a contagiarse por el optimismo

El mantra de la recuperación empieza a dar sus frutos. Encuentra a un consumidor predispuesto a dejarse contagiar por el optimismo, y las noticias económicas positivas calan sobre las intenciones de compra y animan el consumo. Y no sólo en España. "Tras cinco años de crisis, los europeos quieren creerlo", concluía el Observatorio Cetelem 2014 sobre consumo europeo. Eso sí, son muy sensibles a las 'perturbaciones' y cambian de opinión -y con ello la tendencia- con extraordinaria rapidez. No es casualidad que el Observatorio Cetelem, marca comercial de BNP Paribas, haya decidido realizar y publicar cada mes los estudios de consumo para seguir el pulso de las intenciones de compra de los españoles. En cualquier caso, ya hay pruebas: según una encuesta realizada por Modaes.es y la colaboración de Vente Privée, nueve de cada 10 marcas del sector de la moda consideran que el sector se está recuperando, empujadas por una buena percepción al consumo y del acceso al crédito.

Si la demanda se recupera, ¿habrá guerra de créditos?

El propio BBVA Research, en su análisis sobre el consumo del primer semestre de 2014 lo apunta: "Aunque las condiciones financieras han mejorado, los hogares españoles todavía se enfrentan a tipos de interés del crédito al consumo mayores que la media europea". Las empresas españolas pagan el triple de interés que las alemanas. El alto coste impide la inversión, lo que supone un lastre para nuestra economía. "Mientras los tipos reales en España sigan altos, las compañías tendrán que ganar competitividad por otras vías, como los costes laborales", apuntaba el gestor de fondos de Deutsche Asset & Wealth Management, César Fernández.

Los créditos al consumo también son los más caros de la zona euro, según reconoce el Banco de España en su último informe. Y sigue una línea ascendente desde el último año y medio, según los expertos. Es lo más preocupante. De momento, pedir un crédito en España para cambiar de coche o reformar la casa es el doble de caro en España que en Alemania.

En este contexto, los analistas auguran un crédito más caro y más difícil. "Las autoridades internacionales quieren bancos más seguros", eso significa que deben tener más capital, lo que se traduce en más costes para las entidades y en créditos más caros para los consumidores.

Las previsiones de Funcas apuntan un ligero incremento en el último trimestre de este año, y un crecimiento de entre un 3 y un 4 por ciento en 2015. Una vez normalizada la economía, el crédito podría aumentar entre un 6 y un 8 por ciento, muy por debajo del 20 por ciento que creció en los años de la burbuja, según la Fundación de Cajas de Ahorro.

El Banco Central Europeo todavía tiene previsto realizar medidas extraordinarias como la gran subasta para inyectar liquidez al sistema bancario. Y algunos expertos esperan que se produzca una guerra de crédito en el sector financiero español, con el fin de beneficiarse de este exceso de liquidez. De hecho, con el 'inicio de curso' la banca empieza a poner a punto su máquina comercial, y las principales entidades están lanzando productos y campañas para ganar cuota de mercado. ¿Entrará la guerra de precios entre las estrategias comerciales?