Empresas y finanzas

Esteve Bach (Panet): "Hay un cambio de hábitos y el pan está otra vez de moda como producto saludable"

    Foto: Luis Moreno.

    Javier Romera

    El sueño de la familia Bach se ha hecho realidad. Cuando en 1962 abrieron en Sant Boi, en la comarca del Baix Llobregat en Barcelona, la primera panadería bajo la marca Panet, no podían imaginar que aquella pequeña empresa se iba a convertir en uno de los referentes no solo del pan y la bollería artesanal, sino también de las cafeterías de Cataluña. La empresa, que suma ahora un total de 50 locales, cuenta ya con 200 trabajadores. Y empieza a plantearse la posible entrada de socios financieros para dar un nuevo impulso al negocio. Esteve Bach, hijo de los fundadores y máximo responsable de la firma, insiste, sin embargo, en crecer despacio.

    ¿Cuál es el origen de Panet?

    Somos una empresa familiar. La crearon mis padres en el año 1962, con una sola panadería en Sant Boi. Cuando yo me incorporé en 1974 ya había tres tiendas; luego, posteriormente entraron también mis hermanos. Entre 1986 y 2000 inicié la expansión de la compañía en Barcelona, luego volví para llevar ya todo el desarrollo de la empresa. En 2000 compramos una cadena de panaderías y cinco años despuésm otra. Con ello alcanzamos 25 tiendas propias y trasladamos la fábrica del centro de la población al área industrial, donde disponemos de 2.500 metros cuadrados. En 2005 empezamos a incorporar la cafetería en nuestros establecimientos, y abrimos locales ya más grandes.

    ¿Cuánto facturan ahora?

    En 2018 hemos alcanzado unos ingresos de 9,4 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 19% respecto al año anterior. La cafetería es el negocio que más ha crecido, un 44% en el último año, hasta casi 3 millones de euros. La panadería también subió, creció un 12%. Hemos hecho un cambio de imagen y hemos buscado ubicaciones mucho más comerciales. El cierre de oficinas bancarias nos ha permitido acceder a locales que antes eran inasumibles para nosotros.

    ¿Cuál es su estructura de tiendas?

    Hasta hace unos siete años, todas eran tiendas propias. Actualmente, 30 son propias y unas 20 franquiciadas. De todos modos, nosotros creemos mucho en la fabricación propia y por eso consideramos que el equilibrio correcto sería tener un 75% de facturación en tiendas propias, lo que nos permite conservar nuestra identidad. Es cierto que llaman para abrir franquicias, en distintas partes, como en Madrid. Ya hemos dado el salto a Tarragona, pero de momento queremos seguir centrados en el área de Barcelona.

    ¿En qué se basa su crecimiento?

    En buscar la diferencia. Para mí sería mucho más fácil crear un producto, una imagen y crecer de forma muy rápida a través de las franquicias. El problema es que hay mucha competencia y si no hay una base muy fuerte, no tienes éxito. Nuestra previsión es abrir entre tres y cuatro tiendas nuevas cada año. El crecimiento, para que sea sólido, tiene que ser lento. Queremos mantener una filosofía de producción tradicional.

    ¿No se plantean entonces, por ahora, abrir fuera de Cataluña?

    Poco a poco, queda aún mucho desarrollo por hacer aquí. De momento, y aunque como decía hemos tenido una docena de ofertas para abrir en Madrid, es algo que no nos hemos planteado, porque no queremos hacer un crecimiento a lo loco. Ahora ha entrado la tercera generación, con la incorporación de mis hijas, y queremos mantener ese modelo familiar, aunque dando valor a la marca. Pero estamos creciendo y se está negociando, por ejemplo, para entrar en las salas Vip del aeropuerto de El Prat, con Gestió i Serveis Trade Center, el concesionario de Aena.

    ¿Y se plantean dar entrada a algún fondo en el capital?

    Estamos empezando a hablar y plantear ahora la posibilidad de llevar a cabo una ampliación de capital y dar entrada a alguien para acometer las fuertes inversiones que hay en marcha. Tenemos que decidir si queremos un modelo conservador y cerrado, como hasta ahora, o ir más rápido. Este mes de febrero mantendremos una reunión y decidiremos qué hacer. Nuestra idea es invertir en el desarollo de la marca, queremos hacer una propuesta de valor. Las empresas necesitan comunicar y ser mucho más participativas.

    ¿Prevén incrementar la producción?

    Sí, estamos trabajando actualmente 24 horas en fábrica y no tenemos ya suficiente, con lo que será necesario ampliar nuestras instalaciones. Vamos a invertir mucho en maquinaria y en nuevas cámaras, con tecnología, pero sin perder la esencia.

    ¿Cómo ve el futuro del sector y el del pan?

    Fantástico, siempre y cuando se actúe con profesionalidad. La panadería es uno de los sectores que ha evolucionado más, haciendo lo mismo. El pan es un producto muy nutritivo y de los más sanos que hay, que se ha vuelto a poner otra vez de moda. Además, los profesionales están trabajando en que cada vez sea más saludables. Yo no me considero ni consejero delegado ni director general, me considero forner (panadero en catalán). Yo digo siempre que para progresar hay que volver al pasado, a cómo se hacían las cosas antes, los procesos de elaboración de un pan artesanal tienen que ser lentos.

    ¿Qué plantilla tienen?

    Somos ya 200 trabajadores. Hay alrededor de 50 en el obrador y el resto en oficinas, logística y tiendas. El 90% de la plantilla es fija. Queremos evitar la rotación, para mantener la filosofía y la esencia de la empresa. Además, potenciamos mucho la formación interna.