Empresas y finanzas

Las subastas de renovables variarán para no hundir los precios

  • Los nuevos sistemas se probarán primero en las islas

Tomás Díaz

El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (Idae) está trabajando en un modelo de subastas dinámicas para adjudicar nueva potencia renovable, para que se ajusten a las necesidades del proceso de descarbonización.

La pujas potenciarán la hibridación de tecnologías -las centrales que combinen eólica y fotovoltaica, por ejemplo- y la instalación de sistemas de almacenamiento para evitar que se hundan los precios del marginalista mercado eléctrico y se dote de firmeza al sistema, según comenta Joan Herrera, director general de la entidad, a elEconomista.

El Ministerio para la Transición Ecológica está preparando un Plan integrado de energía y clima para que las fuentes renovables cubran el 35 por ciento de la demanda energética del país en 2030. Alcanzar ese objetivo implica instalar unos 50 GW de nueva potencia eléctrica limpia, a razón de unos 5.000 MW anuales. El grueso de ese volumen se adjudicará mediante concursos, tal y como exige la UE.

El país ya ha celebrado tres subastas para adjudicar potencia renovable, una en 2016 para eólica y biomasa y dos en 2017, en la que las tecnologías verdes competían entre sí, pero con gran ventaja por parte de la energía del viento y de la solar fotovoltaica, tanto por sus bajos costes como por el diseño de las propias pujas, en las que se competía por descuentos retributivos sobre unos proyectos-tipo.

A la industria nunca le gustó el modelo ni la falta de una planificación de los concursos -ha criticado largamente su improvisación- y viene reclamando pujas en los que se compita por un precio fijo a largo plazo. A la ministra Teresa Ribera tampoco le gusta el modelo y ha anunciado que lo cambiará, especificando que lo dotará de un calendario marco para eliminar incertidumbres y atraer inversión.

Subastas dinámicas

El Idae, que depende del Ministerio, ya trabaja en ese nuevo diseño. Plantea que las subastas estén planificadas, con un calendario regular y previsible, pero añade que sean diferentes en función de las necesidades y las oportunidades, tratando de evitar que los precios del mercado mayorista de la electricidad, en el que todas las ofertas cobran el precio de la última necesaria para cubrir la demanda, se hundan cuando la fotovoltaica produzca masivamente al mediodía.

Por ejemplo, podría haber subastas por un precio fijo a largo plazo, pero también por capacidad para aportar firmeza al sistema, concursos específicos para instalaciones híbridas -que combinen varias tecnologías- y para plantas con sistemas de almacenamiento, como las baterías... Incluso podría haber pujas locales, por nodos de las redes eléctricas, para aprovechar la capacidad de evacuación que dejarán las instalaciones térmicas que deban cerrarse, como las de carbón, algo que encaja con los planes específicos de renovables para las comarcas mineras incluido en el reciente pacto del Gobierno con con los agentes sociales para que esos territorios tengan una transición energética justa.

El planteamiento del Idae exige un cambio regulatorio importante y no se ha concretado, pero Herrera indica que es compartido por el Ministerio y que se probará primero en las islas Canarias y Baleares.

Concursos para las islas

El Idae es el protagonista de las subastas para los territorios no peninsulares; según la normativa de inminente aprobación, se encargará de lanzarlas, de fijar su presupuesto y los criterios de adjudicación. Y Herrera quiere que haya convocatorias en las que se consideren factores como los vehículos eléctricos -empezando por las flotas- para usarlos como almacenamiento o la agregación de la demanda. Anuncia que el primer concurso en Canarias se lanzará enseguida y que prepara otros para Baleares, donde habrá más fotovoltaica.