El fin de la era del agua barata: faltan más infraestructuras y mecanismos de fijación de precios
Teresa Jiménez
Madrid,
Con la disminución del agua disponible y el aumento de la demanda pronosticado para la próxima década, la era del agua libre y barata para todas las necesidades debe llegar a su fin". Ésta es la conclusión del informe 'Solutions for the global water crisis. The ende of 'free and cheap' water', elaborado por Citi.
"El agua está mal administrada en muchos lugares. No está valorada en su medida, en muchos casos, subvencionada e, incluso, es gratis", apunta el informe. En este estudio, la entidad calcula que es necesaria una inversión en infraestructuras a nivel mundial de entre 7,5 y 9,7 billones dólares. En los países desarrollados, la inversión se tendría que destinar a renovar y mantener la infraestructura actual, mientras que en los países en vías de desarrollo, se tendrá que destinar a la construcción de la infraestructura de saneamiento y suministro de agua. Sin embargo, la inversión en infraestructura sólo es una parte de la solución a los retos globales que plantea el agua. Entre otras medidas, Citi propone medidas de fijación del precio del agua de manera eficiente, desarrollar un sistema de licencias negociables para alentar la fijación eficiente de agua y regular de manera adecuada.
Además, la tecnología también jugará un papel importante en el futuro del suministro del agua a nivel mundial. Por ejemplo, los contadores inteligentes permiten que los usuarios sean conscientes del consumo que realizan, mientras que la agricultura de precisión ofrece a los regantes información en tiempo real sobre la climatología, el suelo y la evolución de los cultivo para planificar los riegos.
Aunque las soluciones tienen que venir de las políticas públicas, las empresas también pueden ayudar a paliar la crisis global del agua, ya que "la escasez del agua puede tener un gran efecto" en sus operaciones y resultados. Un ejemplo es el gigante agrícola estadounidense Cargill, que sufrió una caída del 12% de sus beneficios en 2014 como consecuencia de la sequía de cuatro años en el suroeste de Estados Unidos que dañó los pastos para alimentar el ganado. O la multinacional europea Unilever, que estimó un coste de 400 millones de dólares al año por los desastres naturales que llevaron a aumentos de los precios de los alimentos, la escasez de agua y la reducción de la productividad en su cadena de suministro.
Más allá del sector agrícola, Electricite de France tuvo que cerrar las operaciones de cuatro de sus plantas nucleares en 2003 por la escasez de agua que se sobrevino por una ola de calor. Estos cierres implicaron un aumento del 1.300% en el precio de la electricidad, y generaron pérdidas de 300 millones de dólares para la compañía francesa.
El sector privado ya se ha dado cuenta del valor del agua para sus negocios y están invirtiendo en este recurso
Estos son solo algunos ejemplos, pero lo cierto es que el sector privado ya se ha dado cuenta del valor del agua para sus negocios y están invirtiendo en este recurso. Por ejemplo, Nestlé consiguió ahorros de 43 millones de dólares gracias al tratamiento de aguas residuales. Ford, por su parte, invirtió 25 millones de dólares en la construcción de una planta de tratamiento de agua en su planta de Pretoria, en Sudáfrica. Y la industria minera invirtió a nivel mundial 12.000 millones de dólares en infraestructuras en el año 2014, lo que supone que aumentó la inversión en este recurso un 250% con respecto a 2009.
Con un aumento de la demanda de agua que se espera que se duplique en los próximos 15 años, "es imperativo que se implementen soluciones adecuadas para el uso eficiente del agua en muchas áreas", afirma el informe del Citi.
Así, continúa el documento, "se necesitan soluciones tanto de demanda como de oferta". Mientras que los países desarrollados deben renovar sus infraestructuras y fortalecer las "instituciones hídricas para desarrollar sistemas de fijación de precios eficientes", los emergentes deben construir las infraestructuras de agua y "valorar este recurso de manera eficiente".
"Invertir en la infraestructura que tanto se necesita puede aportar beneficios económicos en términos de empleo y bienestar. La otra cara de la moneda es la inversión inadecuada y la falta de planes integrados, que en última instancia, podrían conducir a la pérdida de empleos y de crecimiento económico", advierten los expertos del Citi.