Empresas y finanzas

César Pontvianne: "Las empresas familiares siempre pensamos en la siguiente generación"

    César Pontvianne, presidente de la Empresa Familiar de Castilla y León

    Rafael Daniel

    Pese a su juventud, los retos no parecen asustarle. A los 24 años, y tras la muerte de su padre, César Pontvianne, tuvo que hacerse cargo del negocio fundado por su abuelo, Plásticos Durex, especializada en el sector de la automoción. Ahora, se ha convertido en el presidente más joven de la asociación Empresa Familiar de Castilla y León, que agrupa a las principales compañías de esta comunidad autónoma.

    ¿Qué retos se marca?

    Son cuatro. Seguir con la labor de lobby para seguir siendo una de las asociaciones de referencia en cuestiones capitales para nosotros; por otro lado, el tema de la formación y de la FP Dual, que creo que es una de las necesidades acuciantes en esta comunidad; impulsar la cualificación de los jóvenes integrados en el Forum Familiar, y el desarrollo de los asociados, porque debemos tener empresas cada vez más grandes, más competitivas e internacionales.

    ¿Cómo ha evolucionado el número de asociados durante la crisis?

    En los peores momentos de la crisis, estuvimos rondando los cien asociados, hasta que hace dos años se registró un crecimiento importante y ahora estamos en 151. No solo ha crecido el número de asociados, sino también el porcentaje del PIB que representamos. Hace cuatro años era del 17 por ciento y ahora llega al 21 por ciento.

    Eso quiere decir que a las empresas familiares les está yendo bien...

    Sí. Ser una empresa familiar tiene un valor diferencial a la hora de afrontar crisis como las que hemos sufrido, como es su visión a largo plazo, porque siempre pensamos en la siguiente generación y siempre hemos tenido horizontes mucho más largos en nuestros planes de negocio. Cuando las cosas van mal, con la capacidad que hemos tenido de capitalizar los beneficios, disponemos de un pulmón más grande para aguantar más tiempo.

    ¿Están las empresas familiares suficientemente reconocidas a nivel político y social?

    Ni las empresas en general, ni las empresas familiares en particular. No hemos sabido comunicar correctamente la figura y lo que hace el empresario, y en especial el empresario familiar, que es el que está arraigado al territorio. Y estamos trabajando en mejorar esa imagen.

    Numerosas compañías familiares de la región están protagonizando muchos proyectos de crecimiento. ¿Hasta ahora había problemas de financiación?

    No, pero necesitábamos un pequeño apoyo. El Plan de Crecimiento que hemos puesto en marcha con la Junta, con el apoyo financiero de la sociedad de capital riesgo Sodical, ha sido la piedra de toque para que muchos proyectos eclosionen. Ahora mismo, hay inversiones en marcha por valor de 35 millones de euros.

    ¿Cree posible la revalorización salarial que piden los sindicatos?

    Soy un firme defensor de la revalorización de los salarios en función de la productividad. Si no, estamos cambiando cromos, y en una situación de inestabilidad como la que estamos viviendo, vamos a sufrir todavía más.

    Hace poco la patronal de Castilla y León denunciaban la fuga de empresas por la alta presión fiscal y el excesivo número de inspecciones. ¿También ocurre con las compañías familiares?

    Totalmente. Competimos con comunidades limítrofes, como Madrid o País Vasco, con beneficios fiscales bastante importantes y yo soy partidario de hacer tabla siempre por la mejor fiscalidad. Pero, fundamentalmente, en esos territorios la inspección fiscal es menor, al tener mucha más actividad empresarial, mientras en Castilla y León es constante y nos sentimos perseguidos. Me preocupa, porque eso empieza a ser un elemento de competitividad a la hora de la toma de decisiones y puede provocar que las próximas generaciones tengan los centros de decisión de las empresas fuera de la región. Aparte del estrés que nos genera, nos supone mucho trabajo administrativo. Y nos hace sentirnos como presuntos culpables desde el momento uno, y eso no puede ser así.

    Hablaba de la política industrial, ¿qué balance hace del plan que puso en marcha la Junta?

    Como todos, tiene una visibilidad muy a corto plazo. Yo creo que hay que hacer un pacto por la industrialización a mucho más largo plazo y no solo centrarnos en las grandes multinacionales. Creo que el Gobierno regional va por buen camino, pero hay que mirar a 10 años vista. Y hay una pata fundamental, que es el talento y la formación profesional, que aunque se toca, tiene que ir mucho más allá, sobre todo en la correa de transmisión que tiene que ser la Consejería entre las empresas y los centros educativos. En este aspecto, tenemos muy buenas palabras, el fondo es bueno, pero pedimos un compromiso claro, con fechas y puestas a punto. Desde EFCL hemos tendido la mano y henos participado en numerosos foros para el desarrollo de la FP Dual, pero cuando llegamos más abajo de la cadena, se paraliza. Tenemos 35 estudiantes de FP Dual en empresas de la asociación y queremos duplicar ese número, pero necesitamos el apoyo de los centros.

    Desde las administraciones se hace mucho hincapié en los emprendedores. ¿Se está olvidando a las empresas que llevan toda la vida en el territorio?

    Todas las empresas familiares, en algún momento, hemos sido start ups y no hemos tenido el bombo que tienen ahora estas compañías. Hay que apoyar a los emprendedores, pero no tenemos que olvidar al empresario que lleva creando decenas, incluso centenares, de empleos desde hace años.