Juan Pablo Castañón: "Los empresarios mexicanos no tenemos candidato, pero sí nos preocupa López Obrador"
- Castañón es presidente del Consejo Coordinador Empresarial de México
Gonzalo Urdiales
El Consejo Coordinador Empresarial de México (CCE) tiene estos días importantes tareas por delante. A la negociación del acuerdo comercial con EEUU y Canadá -el TLCAN- se suman las elecciones federales y el escrutinio de las propuestas de los candidatos a la presidencia del país. Lo explica su máximo responsable, Juan Pablo Castañón.
¿Cómo valora la reciente gira europea del presidente Peña Nieto, sobre todo su paso por Alemania?
Ya hace tiempo que, con Alemania, por lo menos cinco años, se ha construido una agenda de cooperación entre los dos países que ha sido muy interesante. Alemania, Francia y España han sido muy solidarios con México en su estrategia de apertura. Tanto en la modernización del tratado de México con Europa como en la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) Alemania ha dado a México un papel preponderante. Las inversiones alemanas en México han seguido creciendo, no solo en el sector automotriz, también en el farmacéutico, el químico... Alemania sigue confiando en México, como muestra también que haya sido el primer país latinoamericano invitado especial a la Feria de Hannover.
¿Qué beneficios trae la renovación del tratado comercial con la UE?
La renovación del tratado ha actualizado nuevas cuotas de acceso al mercado para carnes mexicanas, zumo de naranja y distintos alimentos, frutas y verduras de México, hacia Europa. Se consolida una relación de intercambio tecnológico. Para nosotros ha sido satisfactoria esta renovación. En México nos hemos dado cuenta de que necesitamos diversificar nuestros mercados. No podemos tener una concentración de exportaciones como la tenemos ahora al 80% con los Estados Unidos.
¿Eso tiene que ver con las dificultades en la renegociación del TLCAN?
Sí, tiene que ver, y al mismo tiempo es estratégico, no podemos estar así. A México le interesa mucho el mercado estadounidense y el canadiense, le interesa formar clústeres que nos generen competitividad como región. La nueva realidad de México en materia de energía así también nos lo hace ver; sin embargo, también hemos visto que la sola concentración, aunque sea en el mercado de consumo más importante del mundo, no es conveniente.
¿Cree que habrá acuerdo pronto?
México sí tiene la posibilidad de hacer un buen cierre, pero para eso EEUU tiene que flexibilizar sus posturas. Hay temas que solo los ministros y la voluntad política pueden resolver, como las reglas de origen en el sector automotriz; el tema textil, para facilitar importaciones cuando no se encuentren insumos en la región; y algunos capítulos, como el 19 y el 11, para dar certeza a las inversiones. Pero hay temas que son líneas rojas para nosotros, como la estacionalidad, donde EEUU solicita que ni México ni Canadá le vendan productos mientras ellos estén en temporada de producción de hortalizas y frutas y verduras. Eso es una línea roja para nosotros, como también lo es la llamada sunset clause, que significa que cada cinco años se terminaría el tratado. Si requerimos inversiones para mayor integración de productos regionales, para cadenas de valor, esas inversiones no se pueden dar si tienen un horizonte solo de cinco años.
En la línea de diversificar mercados, quería preguntarle por el nuevo TPP (CPTPP). ¿Es una manera también de señalar esa apertura de México hacia el exterior?
La negociación del TPP-11 es en las mismas condiciones que se negoció estando EEUU dentro, lo que significa que México tiene acceso a mercados tan importantes como el de Japón. Va ligado con un socio comercial tan importante como Canadá, y abre mercados y conectividad con Asia y con Oceanía. Tenemos algunas preocupaciones en la industria textil, del vestido y del calzado, con Malasia y Vietnam. Estamos construyendo una agenda paralela para apoyar a estas industrias, con política pública, monitoreo de importación de productos con legalidad y con certificación de regla de origen que sea pactada. Hay que entender que Vietnam recibe muchos materiales e insumos desde China, incluso inversión china, y eso podría distorsionar los acuerdos en el tratado, por eso existe esa preocupación. Estamos trabajando con la Secretaría de Economía mexicana para, por un lado, monitorear y firmar convenios de cumplimiento por parte de Vietnam y, por otro lado, fortalecer las inspecciones de las aduanas mexicanas para que se cumpla con un marco legal de importaciones. Para nosotros es importante el tratado porque implica diversificación de mercados, un acceso a mayores cuotas de mercado en productos alimenticios hortícolas mexicanos al mercado de Japón... Y una diversificación de los destinos de nuestras exportaciones manufacturadas, sobre todo, al área de automotriz.
¿Cómo van las zonas económicas especiales? ¿Podría avanzar alguna cifra de proyectos o inversión?
México ha tenido un desempeño muy positivo en el centro y norte del país; estados como Querétaro, Aguas Calientes, Guanajuato, San Luis Potosí, Nuevo León, Chihuahua tienen crecimientos entre el 5 y el 10 por ciento, e incluso hasta el 12% sostenido, sobre todo Querétaro y Aguas Calientes. El modelo de apertura ha servido para generar 26 millones de empleos en esa zona del país. La estrategia ha funcionado para generar empleos y empleos de calidad, las compañías exportadoras mexicanas pagan el 37% más de mejores salarios que el resto de la industria que no está en las cadenas de valor de exportaciones. Pero hay que reconocer que hay regiones del país donde la inversión no ha llegado y, por tanto, el empleo no ha llegado y las oportunidades para las personas no han llegado. Y eso es precisamente en el sur-sureste del país. Y si lo unimos con la baja considerable de los precios del petróleo y los ajustes que la empresa del estado, Pemex, pues ha habido en sur-sureste una baja de la inversión y una baja del movimiento económico muy importante, sobre todo en Tabasco, en algunas zonas de Veracruz, incluso en Chiapas. Sin embargo, también hay que reconocer que la inversión no llega al sur-sureste del país porque faltan comunicaciones, incentivos, orden jurídico que dé seguridad a las inversiones.
El Gobierno ha decretado siete ZEE, en los estados de Chiapas, Oaxaca, Michoacán, una parte de Veracruz, Tabasco y Campeche, y Puebla y Yucatán. Esas siete ZEE significan cero impuestos federales sobre la renta en los próximos 10 años y el 50% de impuestos en los siguientes 10 años. Han hecho un gran trabajo de ventanilla única de gestión para las empresas que quieran invertir en los polígonos ya señalados. Y esto debe ser acompañado con un plan de infraestructura, de conectividad, de modernización de puertos, puertos interiores, carreteras e inversiones en ferrocarriles, que las empresas concesionadas tendrían que hacer y, si no, el Estado buscar cómo solucionar la conectividad. Además de un plan de inversión en educación que acompañe las inversiones, porque se requiere talento.
Las ZEE, con el acompañamiento en infraestructura física y educativa, tiene un gran potencial para atraer inversiones para esa zona del país. En esa zona del país el 70% de la economía es informal, sin seguridad social, sin prestaciones. El 90% de los empleos en México se generan a través de micro y pequeñas y medianas y grandes empresas. Pues tenemos que llevar la inversión allá para generar empleos para las personas.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, dijo que hacían falta más reformas. ¿Está de acuerdo?
Las reformas energética, educativa, de telecomunicaciones han ayudado mucho. La reforma energética ha generado compromisos de inversión en México para los próximos siete años de 170.000 millones de euros, y eso significa 500.000 empleos. Quizá en reforma fiscal tengamos que hacer una que facilite la inversión y el crecimiento de las empresas. Necesitamos un sistema de salud que garantice salud digna y acceso a la salud para todos los mexicanos; hay que trabajar fuertemente en el sistema educativo para garantizar educación de calidad. Y tenemos que hacer una reforma de pensiones; hoy en día en México solo ahorramos el 6,5% de los ingresos de los trabajadores, y lo pone la empresa. Necesitamos movernos al doble de ahorro, porque, si seguimos así, en 2025 o 2030 se empezarán a jubilar jóvenes con ahorros que les permitirán tener el 33% o el 35% de su último sueldo, cuando el promedio de la OCDE es del 70%.
¿Entraría también ahí un retraso de la edad de jubilación?
Es probable que tengamos que hablar sobre la edad de jubilación. Hoy, México ha avanzado mucho en términos de expectativa de vida para las personas, hemos disminuido la mortalidad infantil en el 75%. Eso significa que podamos buscar esquemas mediante los cuales extendamos la edad de jubilación para aprovechar el talento de los trabajadores mexicanos por un poco más de tiempo, o encontrar mecanismos de trabajo flexible que les permitan combinar entre su vida familiar y una labor en las propias empresas. Y en eso tenemos que buscar una reforma fiscal que facilite la gestión de las empresas, sobre todo de las pequeñas, y quizá buscar esquemas en los que disminuya el impuesto sobre la renta, desregulación, menos trámites, más facilidades para gestionar una empresa para que esta no muera rápidamente, sino que pueda crecer. Y que haya acceso al crédito y al capital, en donde se premie por salir a bolsa e invertir en innovación, en tecnologías, y que no se castigue el generar empleo, sino que, por el contrario, se premie con incentivos fiscales.
¿Les ha preocupado la reforma fiscal de Trump?
Sí. Nos ha preocupado la reforma fiscal estadounidense. Hemos hablado con la Secretaría de Hacienda para hacer incentivos fiscales, económicos y financieros. Estamos trabajando con ellos, ya debimos haber anunciado estos incentivos, la SHCP está en el análisis de nuestras propuestas para poder anunciarlos e incentivar. Aquí el gran objetivo es no disminuir la inversión en México. En México invertimos el 20,7% del PIB en total, pero 19 puntos de ese 20,7% son de la iniciativa privada; el Gobierno solo está invirtiendo el 1,7% del PIB. Requerimos que haya una mayor inversión a través de fondos públicos que se aportan a través de los impuestos para que incentiven más carreteras, puertos secos, puertos, logística... y ser más productivos.
El CCE no tiene candidato a la presidencia de México, pero, ¿hay alguno que se acerque más a lo que ustedes proponen?
Estamos en una etapa que los candidatos nos deben convencer a la sociedad. Sí puedo decir que el candidato Andrés Manuel López Obrador (AMLO) nos preocupa, porque algunas de sus posiciones fueron fórmulas del pasado que resultaron ser burbujas de prosperidad, que se revientan al cabo de un tiempo. No estamos de acuerdo en una política pública de subvenciones desmesuradas ni en su visión de regresar a un Estado empresario, que sabemos que es una dilapidación de recursos.
El CCE ha publicado un manifiesto donde pide a los políticos propuestas tangibles, más realistas. ¿Cuál es la primera tarea que tendría que realizar el futuro presidente de la República?
Los empresarios, lo que sabemos hacer es generar empleos. Para eso, tiene que haber un elemento fundamental, que es confianza. Y la confianza solo se gana con medidas, con propuestas que estén fundamentadas. Nos preocupa que las propuestas de los candidatos no tengan sustento y no tenga ninguna explicación. Combatir el crimen organizado solo con una amnistía o combatir la corrupción con el ejemplo no es suficiente. Tiene que haber un programa específico que se dé a conocer y que tenga congruencia. Y eso les estamos pidiendo a los candidatos porque queremos separación de poderes, independencia de los podere; porque queremos seguridad en todas las regiones del país; porque queremos convivencia pacífica pero también queremos una lucha contra la corrupción.
La corrupción puede generar retrasos o costos que van del 1 hasta el 9 por ciento del PIB. Es decir, baja nuestra productividad notablemente, el número que le quieras poner, el 2 o el 5 por ciento es muchísimo, con respecto al PIB, de lo que podríamos hacer en ganancia de competitividad y crecimiento económico. Solo si controlamos la inseguridad y mejoramos un punto podemos crecer un punto del PIB, y si bajamos el nivel de corrupción para mejorar la competitividad podemos generar dos puntos del PIB. Si ahora estamos creciendo entre 2-2,3 por ciento, solo con eso, además de las medidas financieras y económicas que pudiéramos tomar, podríamos crecer a un ritmo superior al 4%. Y nosotros debemos crecer entre el 4 y el 5% para generar el millón doscientos mil empleos que requerimos.
¿Cómo está el asunto del aeropuerto de la Ciudad de México? El diálogo con AMLO está parado...
Para nosotros ha sido un tema serio; con la mejor de las voluntades, convocamos a este diálogo y resultó un diálogo de sordos. Porque el mismo jefe técnico que había asignado AMLO externó que no asistiría a las mesas organizadas por el CCE. Sacaron unos cuadernillos impresos sobre su postura del Aeropuerto de la Ciudad de México, dando a entender que no cambiarían de opinión. Por otro lado, todo aquel que opine diferente de ellos es denostado. Y eso no es democracia moderna. Esos son los detalles que nos preocupan con el candidato de Morena.