Bruselas no reconoce que la descarbonización tenga costes
- España reclama poner el coste del CO2 en el centro del debate
Tomás Díaz
Dice el secretario de Estado de Energía, Daniel Navia, que el debate sobre la transición energética debe girar alrededor del coste de reducir la tonelada de CO2 durante el ciclo de vida de los productos.
Y que el diseño de las políticas para la descarbonización -renovables, eficiencia energética, vehículo eléctrico, etcétera- sería mucho más sencillo y efectivo si así lo hiciésemos; por ejemplo, una clasificación de medidas según el coste del CO2 sería una magnífica herramienta, ya que alejarse mucho de esa clasificación revelaría que se está cometiendo un error.
Sin embargo, tal y como reveló ayer durante un acto en el Esade, Bruselas no acepta situar el coste del CO2 en el centro del debate sobre la descarbonización porque, sencillamente, no quiere reconocer que la transición tiene costes.
España y algún otro socio, como Holanda, busca que la Comisión dé más flexibilidad a los Veintisiete a la hora de decidir sus políticas para la próxima década, en función de sus propias características y siempre teniendo como eje el coste del CO2, pero no tiene éxito: el Ejecutivo comunitario únicamente quiere ver los beneficios del proceso de transición y cree que si concede más libertad a los Estados será muy difícil controlar el conjunto.
Navia -que ayer, por su sensatez, se ganó el cariñoso apelativo de "ser humano" por parte del veterano Javier Solana- alerta de que la UE, en aras de mantener el liderazgo ambiental internacional, puede perder la credibilidad.
Ojalá se equivoque.