Empresas y finanzas

Qué eléctricas iluminan y cuáles pueden provocar un cortocircuito


    Carlos Jaramillo

    El sector se enfrenta a la presión regulatoria y a la subida de rendimiento de los bonos y los analistas ven en las operaciones corporativas la salida al embrollo en el que se encuentra.

    En el arranque de año el sector eléctrico en España ha sido achicharrado por la incertidumbre regulatoria, que ha pesado sobre la cotización de una industria en la que el inversor busca estabilidad y en la que se ha encontrado con un caos regulatorio. Con todo, la situación de las europeas no es mucho mejor, al estar sufriendo la tormenta perfecta con la rentabilidad de los bonos al alza, lo que perjudica al sector por su alto endeudamiento y porque en los últimos años se han comportado como una suerte de sustituto de la deuda para el inversor conservador toda vez que la rentabilidad de esta había bajado hasta niveles mínimos. En este escenario, en el que la presión regulatoria y el ciclo ejercen una pinza sobre las utilities, los analistas creen que la salida del sector pasa por un proceso de concentración para lograr eficiencias o ganar fuerza en negocios al alza como las renovables.

    De este modo, la pregunta es si todas las eléctricas van a cotizar a la baja en este entorno como han hecho en el arranque de 2018, en el que se dejan un 10 por ciento. "No todo el sector va a hacerlo peor que el mercado, por lo que hay que ser selectivo. Nuestro estudio muestra cómo cuando el mercado de deuda se debilita puede ser negativo para los nombres regulados. Pero cuando los precios de la energía suben, aunque la rentabilidad de la deuda se eleve, las generadoras todavía pueden batir al mercado", resaltan en UBS.

    Una de las salidas más comentadas por los analistas para la industria es la de realizar operaciones corporativas, una tendencia que ya se ha visto en los últimos meses. En 2017 se movieron 18.500 millones de euros en fusiones y adquisiciones en el sector, el año de mayor movimiento desde 2010 y, además, se especula con operaciones como una fusión entre EDP y Gas Natural o una posible compra de Innogy. "Ahora el sector está en transformación y se empiezan a distinguir claramente dos estilos de empresas. Por un lado están las que se concentran sobre diferencias de oferta-demanda, mercados de capacidad y commodities. Por el otro están las que están concentradas en redes, renovables y retail. Las dos son necesarias en la transición, pero esta separación de actividades puede acelerar una consolidación", explica Juan Camilo Rodríguez, analista de AlphaValue.

    Por su parte, Aránzazu Bueno, de Bankinter, explica que en el Viejo Continente se podrán ver dos tipos de operaciones, aquellas más "defensivas", en las que se busque "recortar costes" y otras de compañías que tienen "un menor componente renovable, que podrían buscar aumentar los ingresos mediante la exposición a la energía verde". En este sentido, desde Bank of America Merrill Lynch señalan a firmas como "Gas Natural o Engie, que tienen una exposición desproporcionada a redes de gas de un crecimiento más bajo" como posibles compradoras.

    Precisamente, los analistas confían básicamente en aquellas compañías que tienen perspectivas de aumentar sus ganancias en un sector en el que se espera que se queden estancadas -en 2019 solo aumentarán un 1,9 por ciento frente a lo esperado en 2017-. De hecho, para las cinco mejores recomendaciones del segmento se estima un aumento medio del beneficio neto del 18 por ciento y para las cinco peores un descenso del 8 por ciento. Así, con operación corporativa o sin ella, ¿cuáles serán las firmas que no darán un calambrazo al inversor este año?

    Enel

    La eléctrica favorita de los expertos es la italiana Enel. La compañía fue protagonista de una de las grandes operaciones de la historia del sector con la adquisición de Endesa por cerca de 40.000 millones de euros en 2007. Precisamente, la compra de la española le ha dado un perfil de crecimiento, gracias al negocio latinoamericano, lo que le permite tener una expectativa de aumento del beneficio del 28 por ciento entre 2017 y 2019.

    Durante los últimos años ha realizado pequeñas operaciones y los analistas creen que podría continuar por esta senda. "Puede ser tanto comprador, principalmente de negocios de redes, como vendedor, ya que puede colocar una participación de sus activos renovables", explican en Credit Suisse.

    Precisamente, el consejero delegado de la compañía declaró a Reuters a finales del pasado año que las adquisiciones son el único camino para aumentar el negocio de distribución y aseguró estar "comprometido" con buscar objetivos por todo el mundo.

    Y para ello la compañía tiene un balance saneado: cerrará el año con una ratio deuda/ ebitda de 2,5 veces, frente a las 3,2 veces de media del resto del sector. "Si alcanza sus objetivos de 2020, la compañía tendrá 15.000 millones libres en su balance. Vemos capacidad para aumentar el beneficio por acción por encima de los objetivos marcados mediante la adquisición de más compañías en las que tiene participaciones y a través de mayores recompras de acciones", señalan en Bank of America, donde calculan que cada 1.000 millones en recompras podría aumentar entre un 2 y un 3 por ciento el beneficio por acción.

    Veolia

    La utility francesa es uno de los líderes del negocio de servicios medioambientales y fue una de las compañías con mejor comportamiento del sector en 2017, con una subida del 31,5 por ciento. El consejero delegado de uno de sus principales competidores, Suez, aseguró a finales del año pasado que la industria estaba muy fragmentada y que esperaba más operaciones. Estas declaraciones llegaron después de que el año pasado Suez hubiese comprado el negocio de agua de General Electric por 3.400 millones. "Veolia es un potencial depredador de negocios internacionales de tratamiento de residuos y agua, para seguir diversificando su negocio fuera de Francia", explican en Credit Suisse. Así, creen que el apalancamiento de la compañía descenderá hasta las 2,2 veces en 2019, con lo que "hay espacio para devolver capital y/o llevar a cabo fusiones y adquisiciones".

    Por su parte, en Bank of America calculan que la compañía tiene capacidad para rendeudarse en unos 1.600 millones de euros. Estimando una rentabilidad bruta sobre el capital empleado del 8 por ciento y un coste de financiación del 1 por ciento, esta cifra le permitiría aumentar su beneficio por acción mediante adquisiciones en torno a un 12 por ciento.

    Iberdrola

    Durante los últimos años, la eléctrica española favorita de los inversores y de los analistas ha sido Iberdrola. A día de hoy se encuentra en zona de mínimos de 12 meses y el consenso le otorga la tercera mejor recomendación del sector -un mantener-. Su elevada diversificación geográfica le permite presentar las mejores perspectivas de beneficios de la industria en España, al estimarse un aumento de las ganancias del 10 por ciento entre 2017 y 2019.

    Durante los últimos meses se ha especulado con la posibilidad de que la compañía adquiera Innogy -la filial de RWE que tiene los negocios renovables, la distribución y la comercialización-. "A largo plazo, pensamos que es plausible que Iber- drola mire oportunidades corporativas en Europa si el crecimiento de la economía y las políticas energéticas decepcionan en mercados como Brasil o EEUU", explican desde Bank of America.

    Recientemente, se canceló la salida a bolsa de su filial brasileña, Neoenergía, toda vez que los otros dos accionistas mayoritarios -Banco do Brasil y Previ- rechazasen la horquilla de precios solicitada por los inversores. Esto ha supuesto un revés para la eléctrica -que pretendía cristalizar valor con la operación-, pero el consejero delegado de Previ reconoció recientemente que volverán a intentar colocar la compañía en el parqué. A la espera de este movimiento, la atención del mercado se centra ahora en el plan estratégico que actualizará en febrero y que podría ser el próximo catalizador del valor por ciento el beneficio por acción.

    Engie

    La firma francesa está en pleno proceso de transformación, en el que se está centrando en lograr crecimiento dentro del sector de las renovables, el de redes y el de servicios. De hecho, en Credit Suisse creen que antes del fin de la década podría estar totalmente fuera de los combustibles fósiles.

    En medio de esta estrategia, se ha especulado con la posibilidad de que integre el negocio de Innogy a cambio de una participación para RWE -que controla el 77 por ciento de su filial- en la nueva Engie, si bien desde la francesa se ha descartado la posibilidad de grandes operaciones corporativas. Con todo, tras más de 12.000 millones en desinversiones desde el inicio de 2016, los analistas creen que el próximo catalizador de la compañía podría estar en otra colocación. La firma controla el 32 por ciento de Suez, una participación que alcanza un valor de 2.200 millones de euros y en RBC creen que Engie debería venderla y "reinvertir el capital en su negocio core". "El profit warning subraya que tener una gran participación en un negocio que no es central es un riesgo estratégico", señalan en el banco canadiense, si bien reconocen sus dudas sobre que esto pueda suceder rápidamente.

    E.ON

    La alemana tiene la quinta mejor recomendación dentro de las firmas del sector -si bien es un mantener, igual que Iberdrola y Engie-. La compañía vendió recientemente su participación del 47 por ciento en Uniper por 3.800 millones y los expertos creen que tiene capacidad para utilizar este capital para aumentar la retribución. En Bank of America Merrill Lynch creen que su deuda/ebitda acabará este año en 3,3 veces, frente a su objetivo de apalancamiento de 4 veces. "Tiene espacio para un payout aún más generoso -del 75 por ciento, frente al 70 por ciento que espera el consenso- e incrementar el capex. Y aún así, tendría entre 2.000 millones y 4.000 millones libres", señalan en la entidad, donde calculan que un buyback de 2.000 millones aumentaría un 20 por ciento el beneficio por acción esperado por el consenso en 2020.