Empresas y finanzas

Airbnb provoca una explosión de 'hoteles ilegales' en España en 2017

  • La oferta de habitaciones y apartamentos se multiplica por cinco

África Semprún

Carme (nombre ficticio) alquila un piso de dos habitaciones en el centro de Palma de Mallorca a través de la plataforma de Airbnb. El apartamento está en un edificio pequeño y estrecho del casco antiguo, pero no es el único que se explota con fines turísticos. Carme también alquila el de enfrente y está reformando el de la planta de abajo para añadirlo a su pequeña red, tal y como explica.

Cien metros más allá, en plena Plaça del Mercat, Jordi (nombre ficticio) recibe a un grupo de personas que van a pasar el fin de semana en un piso alquilado a través de Airbnb. El no es el anfitrión que consta en la plataforma (Carles), pero hace la gestión porque "el propietario está liado", aclara.

El negocio que Carles y Carme se han montado en Mallorca gracias a Airbnb está lejos de ser una excepción y no siempre es legal, ya que muchos de los pisos no están inscritos como turísticos (en Barcelona llegaron al 70% en 2016) y además se arriendan a través de particulares, que no siempre son los propietarios reales de los inmuebles. Y es que, coincidiendo con el crecimiento de la plataforma en España, que anima a sus usuarios a poner en alquiler sus viviendas sin pedir papeles o documentos que acrediten que pueden hacerlo o que cumplen con sus obligaciones fiscales, y el boom del turismo, la oferta de pisos se ha multiplicado por más de cinco en menos de tres años tanto en la isla como en las principales ciudades y destinos turísticos de España. Un alza que se ha acelerado en el último año.

Según las páginas Inside Airbnb y Airdna, que se dedican a analizar la penetración de la plataforma y el uso que la población hace de ella, la Ciudad Condal tiene entre 17.370 y 20.500 alojamientos registrados en Airbnb en función de la época del año, un 325% más que en 2014, cuando apenas rondaba los 4.500, y un 40% más que en 2016. En la capital de España hay unos 12.775 alojamientos listados, según los datos de Inside Airbnb. Si se miran los datos de Airdna, actualizados a este mes, la cifra sube a los 16.300, casi 5,6 más que en 2014 y un 38% más que el año pasado. Así, la planta hotelera de la plataforma supone el 37% de las habitaciones disponibles.

Según la página web Inside Airbnb, en la isla balear hay unos 14.858 alojamientos para alquilar a través de la web con sede en Irlanda, de los que el 87,5% son apartamentos completos y más del 94,4% tienen "una alta disponibilidad". Es decir, que se pueden alquilar más de 200 días al año. Una realidad que muestra el auténtico negocio que se ha creado en nuestro país gracias a la plataforma y choca con el eslogan de la firma, que oficialmente anima a que las personas "compartan sus hogares y experiencias" o que pongan en alquiler sus viviendas habituales cuando se van de vacaciones. A su vez, y según los datos que recoge esta misma página, el 68,2% de los anfitriones tienen más de un piso colgado en la web. Por ejemplo, una tal Ángela tiene unos 752 alojamientos registrados y un tal Xisco cuenta con 112. También hay empresas que usan Airbnb para llegar a más usuarios, como Top Villas Mallorca, que tiene 224 viviendas repartidas por toda la isla.

La situación en Madrid

En Madrid, donde cada vez es más común que los caseros no renueven el contrato a sus inquilinos para reconvertir los pisos en apartamentos turísticos, algo más del 60% de los alojamientos ofertados a través de Airbnb son pisos enteros (entre 8.000 y 10.000) que están disponibles gran parte del año en un 65%.

A su vez, más de la mitad de los anfitriones alquilan más de un espacio, según Inside Airbnb. Por su parte, Airdna asegura que en Madrid hay unos 9.541 anfitriones activos de los que 2.228 tienen más de un espacio en alquiler. En este caso, una tal Raquel figura en la lista de los más activos con 145 alojamientos y Javier tiene 57.

En Barcelona, la mitad de la oferta son viviendas completas. El 75% de los apartamentos que se dedican sólo a recibir turistas están disponibles más de 200 días al año, lo que muestra que el alquiler de la vivienda es una actividad económica en toda regla más que un complemento ocasional o economía colaborativa.

A pesar del fuerte volumen de negocio que se mueve a través de Airbnb, Hacienda no tiene ningún control sobre ello. La plataforma no facilita ninguna información a las Administraciones de sus usuarios ni hace ningún control previo sobre los pisos que se ponen en alquiler. Para dar de alta un alojamiento sólo hace falta subir fotos del piso o habitación. Airbnb se limita a recordar al futuro anfitrión que debe revisar la legislación de su comunidad y las condiciones de su contrato de alquiler o del edificio para saber si está autorizado a explotarlo. La firma no pide ningún documento para acreditar si es verdad y y tarda en quitar pisos de la web en caso de conflicto entre el dueño y el arrendatario.

A su vez, también envía correos a los anfitriones para recordarles que deben cumplir con sus obligaciones fiscales en función a lo que han cobrado. Pero no lo controla ni colabora con Hacienda.