Empresas y finanzas

Siemens y Bombardier quieren crear un gigante ferroviario de 14.800 millones

  • Buscan ganar músculo y eficiencia para hacer frente al fabricante chino CRRC
  • La operación podría cerrarse a mediados de año pero debe pasar el filtro de Competencia
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África Semprún

Siemens y Bombardier negocian crear un gigante ferroviario de casi 15.000 millones de euros para plantar cara a China. La creciente competencia del fabricante de trenes chino CRRC, que nació en 2015 de la fusión de las compañías estatales CSR y CNR, ha llevado a los dos principales constructores occidentales a buscar una alianza para ganar músculo y generar una serie de sinergias que les permita competir mejor en los mercados internacionales, informan Bloomberg y Reuters, citando fuentes cercanas a la negociación.

Según recogen ambas agencias, las conversaciones entre Bombardier y Siemens, que están "bastante avanzadas", empezaron a principios de año y, aunque todavía no hay nada decidido, la operación se podría cerrar a mediados de 2017, si todo sale bien. Las firmas, que están interesadas en fusionar sobre todo sus negocios de señalización y fabricación de trenes, no se han pronunciado sobre la operación. "No comentamos rumores de mercado", aseguraron fuentes de Siemens a este diario, mientras que ningún portavoz de Bombardier estuvo disponible para contestar a las preguntas de este periódico inmediatamente.

Líderes de ventas

Así, de la fusión del negocio ferroviario de ambas multinacionales saldría una compañía con una facturación conjunta de unos 14.800 millones de euros y un valor de al menos 10.000 millones de euros, según los informes de Societe General y Veritas Investment recogidos por Bloomberg. En concreto, la división de mobility de la multinacional alemana, que incluye señalización, mantenimiento y fabricación de trenes, entre otras cosas, cerró 2016 con una facturación de 7.800 millones de euros, un 4% menos que en 2015, y unos 7.875 millones de euros en pedidos, lo que supone un descenso del 23 por ciento con respecto al ejercicio anterior. El beneficio llegó a los 678 millones. Por su parte, la división ferroviaria de Bombardier registró unas ventas de 7.500 millones de dólares norteamericanos en 2016, (unos 7.000 millones de euros al cambio actual). El conglomerado canadiense no pasa por sus mejores momentos y el año pasado anunció la eliminación de 7.500 puestos de trabajo, de los que 5.000 empleos van a ser suprimidos de la división de transporte, que engloba el negocio ferroviario. Bombardier tiene más de 70.000 empleos.

Firma canadiense que dirige Alain M. Bellemare ya vendió un 30% de su división ferroviaria con sede en Berlín a Caisse de Depot et Placement du Quebec por 5.000 millones de dólares (4.700 millones de euros). La multinacional necesitaba conseguir una inyección de capital para financiar su plan de ajuste y hacer frente a las perdidas generadas por el desarrollo y fabricación de sus nuevos aviones. Un informe de Veritas Investement estima en otros 5.000 millones de dólares el valor del 70 por ciento que Bombardier tiene todavía de su negocio ferroviario.

Aunque el tamaño de la futura firma superaría con creces al de otros fabricantes europeos, como Alstom o CAF y Talgo juntas, todavía sería más pequeña que el mastodóntico grupo asiático, que tiene un tamaño similar al del consorcio General Electric. La industria ferroviaria china ha pasado en menos de diez de años de mantener locomotoras de vapor a crear sus propios trenes de alta velocidad a unos precios muy competitivos.

En este punto, CRRC vende sus propios AVES a unos 20 millones de euros, mientras que Siemens fijó un precio de 31 millones de euros por tren de alta velocidad en la oferta que presentó a Renfe el año pasado. Bombardier y Alstom también venden sus trenes de alta velocidad en el rango de los 30 millones de euros, mientras que las españolas Talgo y Caf han logrado bajar los precios al entorno de los 20 millones, gracias a las nuevas tecnologías y el uso de menos materiales, que a su vez les permite tener convoyes más ligeros, que consumen menos energía, pueden ir más deprisa y su mantenimiento es más barato.

Problemas con Competencia

Aunque los dos principales fabricantes de trenes logren ponerse de acuerdo, la fusión todavía tendría que lograr la aprobación de las autoridades de la Competencia en Europa y el respaldo los representantes sindicales, que previsiblemente se opondrían a un recorte de la plantilla. Las preocupaciones de Competencia podrían ser un obstáculo para fusión, tal y como recoge Bloomberg citando fuentes cercanas al mercado.