Empresas y finanzas

Trinitario Casanova, un camino de especulación hacia la cima de Madrid

  • Con gusto por los aviones y activos de 153 millones, tiene fundación propia
En la imagen, Trinitario Casanova.

Eva Díaz

El futuro nuevo dueño del emblemático Edificio España carga a su espalda la palabra especulador. Alicantino aunque afincado en Murcia, con 51 años, sin estudios y trabajando en la frutería de su padre en Orihuela como punto de partida de su carrera profesional, los ecologistas de su comunidad autónoma de acogida aún recuerdan la guerra que vivieron en la primera década de los 2000 para evitar que convirtiera un paraje protegido de la localidad de Águilas en una zona residencial de lujo.

La operación, ya cerrada, suena desconocida fuera de Murcia, pero en los archivos judiciales su nombre aún está envuelto bajo la etiqueta del caso Zerrichera. Casanova compró en 2004, a través del grupo inmobiliario Hispania del que era dueño, una finca protegida de 250 hectáreas por unos 10 millones de euros. Allí pretendía hacer miles de viviendas y un campo de golf, proyecto que se frenó por la intervención judicial. Un año más tarde, el empresario vendió los terrenos por importe quince veces superior al que los compró.

El grupo Hispania, radicado en Murcia, sonó en los medios a finales de los 2000 como uno de los grandes y su apellido, como el nuevo rico del ladrillo. Sin embargo, Casanova, se deshizo de su compañía en 2008 tras vendérsela al dueño de la escudería de Fórmula 1, José Ramón Carabante, por 100 millones de euros y un pasivo de unos 600 millones. Su nombre salta de Murcia a Madrid con su otro grupo, Baraka, que significa suerte providencial en árabe. Y eso, además de un buen olfato para los negocios, es lo que Casanova ha tenido para hacer fortuna.

El empresario ha firmado un acuerdo de compra con el grupo chino Wanda para hacerse con el Edificio España por 272 millones de euros, seis millones por encima del precio al que lo compró el holding asiático en 2014. Lo que inicialmente suena al salvador del representativo inmueble en la Plaza de España, podría convertirse dada su trayectoria, es una operación especulativa más con una rápida venta a un precio muy superior.

Venta de Gran Vía 44

Trinitario Casanova ya tiene experiencia en este tipo de operaciones y no sólo por el caso Zarrichera. El empresario compró el bajo del número 44 de Gran Vía por 30 millones a finales de 2015 y tan sólo un mes después los vendió por 40 millones al fondo de inversión de origen norteamericano Hines, según informó en su día El Confidencial.

El local, cercano a la céntrica plaza de Callao, precisamente, ha sido el elegido por la cadena de hamburguesas estadounidense Five Guys para desembarcar en Europa.

Tras una larga trayectoria empresarial iniciada en los años 80, ahora, Casanova tiene su vivienda en la calle Ortega y Gasset, muy cerca de la Plaza del Marqués de Salamanca y travesía conocida como la milla de oro de Madrid. Allí vivió con la que fue su mujer, Josefa María Pujalte, y sus ahora treintañeros hijos, Trinitario y Fuensanta.

Activos por 153 millones

Muy cerca de la vivienda familiar, a tan sólo apenas 300 metros, está la sede del grupo Baraka, en el 88 de la calle Lagasca. De la compañía cuelgan más de una docena de empresas, en su mayoría dedicadas a la promoción inmobiliaria, aunque también hay sociedades ocupadas en la fabricación de hormigón, la limpieza de edificios o las actividades recreativas. El conjunto de la veintena de firmas que actualmente posee el empresario suman unos activos de más de 153 millones de euros, según las últimas cuentas depositadas de cada una de las sociedades en el registro mercantil, teniendo en cuenta que varias de las mercantiles llevan años sin presentar cuentas.

Ninguna de sus firmas, sin embargo, gozan de grandes beneficios, destacando sobre las demás Trabis Edificación Avanzada. Esta empresa, que ha construido superficies comerciales para grandes cadenas de supermercados, cuyo propietario es Baraka Global Invest, logró unas ganancias netas en 2015 de 1,58 millones de euros, las más abultadas del resto de sociedades en las que tiene cargo o pertenecen a Baraka.

Más delgado, bronceado y con un estilo de vestir más perfilado respecto a años anteriores, Casanova que no se prodiga mucho en la prensa, va extendiendo silenciosamente su holding al resto de España.

Fundación con su nombre

Con delegación en Murcia y en Barcelona, entre las últimas adquisiciones de la compañía destaca la compra de un solar de 3.500 metros en Puerto Banús (Marbella) valorado en 20 millones de euros para construir un edificio comercial para moda de lujo. Baraka también compró el año pasado las instalaciones del grupo Alstom en Barcelona por 60 millones de euros. El solar, ya propiedad de Trinitario Casanova, tiene 370.000 metros cuadrados. El grupo también compró la antigua sede de Peugeot en Madrid, un Aldi de Utrera (Sevilla) o un Mercadona en Totana (Murcia).

La diversificación caracteriza a la compañía que tiene hasta su propia fundación, bajo el nombre de Trinitario Casanova. La organización, según su página web, destina 100.000 euros a tres programas de actuación: educativo, artístico-cultural y medioambiental.

Gusto por los aviones

Entre los intereses más llamativos del futuro dueño del Edificio España destaca su gusto por los aviones y el sector de la aeronáutica. Casanova tiene un jet privado que modificó para reducir a 12 el número de plazas y crear así un dormitorio y un despacho, que suele alquilar a Leo Messi o directamente al Fútbol Club Barcelona. El interés por los aviones se tradujo en 2007 por la constitución de Baraka Aviación, una compañía ubicada en Orihuela (Alicante) dedicada al alquiler de naves que compartió con su hermano José Manuel y su socio José Ramón Carabante, aunque ya desaparecida. La compañía llegó a facturar 1,5 millones en 2012. Casanova y su hermano además llegaron a controlar la empresa aeronáutica Jetnova de Aviación.

El misterioso currículum de Casanova está manchado con penas de prisión. El empresario difundió en 2008 falsos rumores de opa sobre el Banco Popular para aumentar el valor de las acciones -poseía el 3,5%-. Hace dos meses fue condenado por un Juzgado de Madrid a un año de cárcel.