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Los helicópteros son más versátiles que los aviones: ¿por qué no los usamos?

  • Desde los años 60 los ingenieros tratan de resolver un complicado problema

elEconomista.es

El avión es el medio de transporte perfecto para la larga distancia, gracias a su velocidad y a que no precisa de ninguna infraestructura en el aire. En tierra, la cosa cambia: cualquier aeropuerto necesita pistas de varios kilómetros de longitud, decenas de miles de metros cuadrados de espacio de maniobra y aparatosas terminales. Por eso para distancias menores suele usarse el tren o la carretera, pero la pregunta es: ¿por qué no aprovechar las ventajas del medio aéreo en distancias cortas, pero sin sus inconvenientes?

El helicóptero es la respuesta casi inmediata, puesto que es relativamente rápido (unos pocos centenares de km/h), viaja en línea recta sin importar los accidentes geográficos, y sus operaciones de aterrizaje y despegue son mucho más simples que las de los aviones. Pero entonces surge otra pregunta: si son tan buenos, ¿por qué no los usamos?

Hay muchas variantes, pero la principal es la física de nuestro planeta. Y es que, como recuerda en una información BBC, es complicado fabricar aparatos de tamaño medio, que puedan llevar a decenas de personas en un solo viaje.

El primer intento para solucionar esto for el Rotodyne, un helicóptero con un rotor gigante y un par de pequeñas alas, que además iba propulsado por un reactor, con capacidad para 40 personas. El problema es que su ruido era bestial.

Cincuenta años después de este primer intento, la industria aeronática civil parece dispuesta a tomar prestado de la militar el concepto de la aeronave convertible, un avión de hélices que, para aterrizar y despegar, hace que sus rotores apunten hacia el cielo.

Muchas opciones

Eso es justo lo que hace el V-22 de Boeing, que está en servicio desde hace años tanto en el cuerpo de Infantería de Marina como en la Marina estadounidense.

Y es precisamente lo que pretende el fabricante de helicópteros AugustaWestland (ahora rebautizada como Leonardo), con su Next Generation Civil Tilt Rotor (NGCTR). En su diseño preliminar será una nave con capacidad para 20 personas, una velocidad máxima de 483 kilómetros por hora y cuyo primer vuelo se prevé para 2021.

Sin embargo, los expertos consideran que el futuro del transporte aéreo de despegue vertical no puede pasar por aparatos cuyos rotores son descomunales (deben serlo para sustentar a la nave en el aire cuando no se está desplazando horizontalmente).

Dos opciones se han propuesto ya para solventar esas carencias. Una, llamada DiscRotor, es obra de Boeing y propone que el helicóptero monte en su parete superior un enorme disco, y bajo él las palas. Todo funciona como en un helicóptero convencional, excepto que conforme la nave va ganando velocidad horizontal, las palas se hacen prescindibles... y por tanto se esconden en el interior del disco.

La otra alternativa es de Boeing, y simplemente ignora los rotores de hélices. En su lugar el A350H cuenta con reactores bajo el fuselaje que se encargan, como en los cazas F-35, de proporcionar el empuje vertical. El problema de esta es que apenas pasa de concepto de diseño. Como durante toda la historia de la aviación, habrá que esperar a que los motores sean aún más potentes, y los materiales aún más ligeros, para hacer el sueño de viajar a todas partes desde el centro de la ciudad.