Empresas y finanzas

Despida a su consejero delegado: llega la era de las compañías gestionadas por ordenador

  • Los accionistas podrán votar todos y cada uno de los contratos

elEconomista.es

Lo que comenzó como una especie de experimento va camino de convertirse en el mayor proyecto de crowdsourcing de la historia: un sistema informático capaz de gestionar una compañía y de hacerla rentable, prescindiendo por completo de su consejo de administración.

Esa es la propuesta de los creadores de DAO, siglas en inglés de Organización Autónoma Descentralizada, que pretende poner patas arriba todos los manuales que teorizan sobre la organización de empresas con un sistema de gestión que se basa en dos principios generales, el código informático como herramienta de administración, y una comunidad de accionistas que deciden de forma democrática e instantánea sobre las líneas de negocio.

En el momento de redactar esta información, la DAO contaba ya con el equivalente 100 millones de dólares listos para invertir aportados a través del sistema Ethereum (que se basa en la tecnología blockchain). Pero, ¿en qué?

Respondiendo a esta pregunta es donde mejor se expresa la verdadera condición de la DAO, puesto que no tiene objeto social. No se constituye para crear un determinado producto o servicio, sino todos los que puedan surgir.

La idea de la DAO es que una inteligencia artificial se encargue de gestionar de forma automática y sistematizada los contratos que los proveedores le sugieran, pero en todo caso serán los inversores quienes decidan qué hacer y para quién, de forma colectiva.

El accionista decide

Se trata pues de una forma de emprendimiento que acaba con el Consejo de Administración, pero que no prescinde de la forma clásica del accionista.

Pese a ello, los fundadores de DAO (en realidad, los mismos que han desarrollado la plataforma alternativa a bitcoin Ethereum) se han cuidado mucho en no calificar como "accionistas" a los poseedores de 'tokens', que son quienes han metido ya su dinero en la compañía.

Se trata en todo caso de títulos que dan derecho a voto a cambio de una aportación proporcional al capital, así que más allá de intentar escapar a la regulación del mercado financiero con su nomenclatura, los avances que promete la DAO parecen convertirla en una especie de híbrido entre una plataforma de micromecenazgo por su carácter hiperdemocrático, y un fondo de capital riesgo por su empeño en desarrollar soluciones informáticas a través de la plataforma Ethereum.

Su propuesta de prescindir de un consejo de administración para la toma de decisiones sí podría sin embargo aportar algunas novedades a un mundo, el de la empresa, que no ha cambiado demasiado en su estructura básica desde el siglo XIX.

La gran duda que persiste en este tipo de sistemas descentralizados es la de si un sistema de democracia total es el ideal para llevar el día a día de una organización. Como han demostrado algunos experimentos previos, es poco habitual que los accionistas mantengan su implicación en la toma de decisiones cuando éstas son repetitivas o de poca importancia, así que el reto de DAO será retener el interés de los propietarios por gestionar su empresa.