Desarrollan un nuevo combustible nuclear, más barato y seguro
- Permite a las eléctricas incrementar la rentabilidad de sus reactores
elEconomista.es
Entre las críticas habituales a la energía nuclear destacan dos: el peligro potencial de un accidente catastrófico cuyo coste astronómico acaba pagando el Estado, y que las medidas de seguridad para intentar evitar precisamente que eso ocurra hacen de esta fuente una alternativa excesivamente cara. Por eso una empresa estadounidense ha desarrollado un nuevo tipo de combustible que podría hacer que la fisión de átomos sea a la vez más barata y segura.
Lightbridge, con sede en Virgina (Estados Unidos) ha desvelado un desarrollo que es el resultado de más de 25 años de trabajos, con el que pretende contribuir al renacimiento de la energía nuclear a nivel mundial, y contribuir a la reducción de emisiones de dióxido de carbono.
Lo que esta empresa fabrica son barras de combustible de uranio, los átomos que se hacen colisionar en cadena en el interior de los reactores nucleares. Pero las suyas son especiales.
En primer lugar está el material del que se componen esas barras, que en lugar de ser óxido cerámico de uranio, se presentan como una aleación de zirconio y uranio, que transporta el calor (con el que se genera el vapor que a su vez mueve las turbinas) de forma mucho más eficiente.
La segunda diferencia principal, tal como informa la revista tecnológica del prestigioso MIT, es que su forma permite maximizar el flujo de agua a través de las barras, lo que permite intercambiar el calor de forma más eficiente y, como consecuencia: generar electricidad a una temperatura 900 ºC menor a la habitual, a apenas 360 ºC.
El resultado es, según el consejero delegado de la compañía, que las eléctricas pueden producir más potencia, con más seguridad. Lightbridge ya ha llegado a un acuerdo para comercializar sus nuevas barras de combustible tanto en los reactores existentes como en los proyectados, y su producto podría estar así en el mercado en 2020.
Barato, seguro... y rentable
Siempre según la fabricante, la nueva era de la energía nuclear vendrá de la mando de sus barras, que pueden incrementar un 10% la potencia de los reactores y que además permiten extender el tiempo entre abastecimiento de 18 a 24 meses (cuando las barras se agotan deben trasladarse a un depósito protegido, puesto que seguirán siendo peligrosas durante miles de años, y sustituirse con otras nuevas).
Con sus cuentas en la mano, la operadora de un reactor convencional de 1.100 megavatios podría ingresar 60 millones de euros más al año. Una propuesta brillante.