Empresas y finanzas

La UE urge a construir los depósitos definitivos para residuos radiactivos

  • La inversión prevista en nuclear hasta 2050 llega a 770.000 millones
  • La Comisión da por hecho la prolongación de la vida útil de los reactores
  • Las empresas reclaman que cambie el modelo del mercado eléctrico

Tomás Díaz

Los estados de la UE no deberían retrasar la construcción de almacenes geológicos profundos y definitivos para los residuos radiactivos de alta actividad, aunque ya dispongan de almacenes temporales, algo que aún no hay en España y que, de momento, sólo están abordando Francia, Suecia y Finlandia; sus respectivos reservorios estarán listos durante la próxima década.

Mientras en España aún se está discutiendo la construcción de un Almacén Temporal Centralizado (ATC) para los residuos radiactivos provenientes de las centrales nucleares -Castilla-La Mancha y el Gobierno central andan a la greña por el que está previsto construir en la provincia de Cuenca-, la Comisión Europea ya está advirtiendo a los estados miembro que deben construir almacenes geológicos profundos y definitivos para ellos.

Así se pronuncia Bruselas en su próxima Comunicación sobre un Programa Ilustrativo Nuclear (PINC, por sus siglas en inglés), que se publicará a finales de mes y a cuyo borrador ha tenido acceso elEconomista.

El documento, el primero de este tipo que se conoce tras el desastre de Fukushima -el anterior es de 2008-, pone el acento sobre la seguridad -"prioridad absoluta"-, el alargamiento de la vida útil de las centrales, su desmantelamiento y la gestión de los residuos radiactivos, así como la construcción de nuevas plantas.

En la UE hay en la actualidad 121 GW atómicos repartidos en 131 reactores, que cubren el 27 por ciento de la demanda eléctrica de los 28. La Comisión cree que esta potencia decrecerá hasta 2025 como resultado de la política de Alemania y Bélgica de cerrar sus instalaciones, pero que a partir de allí crecerá hasta situarse en una horquilla de 95 a 105 GW en 2050, momento en el que cubrirá del 17 al 21 por ciento de la demanda comunitaria.

770.000 millones de euros

La inversión estimada por la Comisión hasta mediados de la centuria varía de 664.000 a 770.000 millones de euros, casi el 20 por ciento de la inversión total en energía. En la actualidad, hay 48 proyectos en marcha, desde almacenamiento de residuos hasta nuevas centrales.

El grueso de ese capital, entre 450.000 y 500.000 millones, será para reactores de nueva planta. Si no se prolonga su vida útil, el 90 por ciento de las centrales actuales cerrará antes de 2030. La Comisión pasa de puntillas sobre el hecho de que las plantas en construcción en Francia y Finlandia hayan superado desmedidamente tanto sus presupuestos iniciales como las fechas previstas de culminación. Eso sí, incide en que hay que recuperar el apoyo de la población.

A las cantidades económicas en nueva potencia hay que sumar de 45.000 a 50.000 millones en alargar la vida útil de los reactores existentes 10 o 20 años -Foratom apunta un coste superior a 600 millones por unidad en adaptarlas-, algo que el PINC da por hecho en la mayoría de los reactores existentes, habida cuenta de sus previsiones sobre la potencia instalada durante las próximas décadas. 

Además, a esas cantidades hay que sumar otros 268.000 millones en la gestión de los residuos radiactivos de alta actividad. Esta cantidad, a su vez, se desglosa entre 126.000 millones para desmantelar los reactores y 142.000 millones en la gestión de los residuos.

En todos estos ámbitos, Bruselas considera que hay una buena oportunidad de negocio para la industria nuclear europea, líder en muchos ámbitos, porque podrá aprovechar en el extranjero -nunca ha habido tantas centrales en construcción como ahora- el conocimiento obtenido en casa.

Frialdad de la industria

La industria ha recogido con recelo el borrador del PINC, que es mucho más frío y distante con la tecnología que sus predecesores, presumiblemente por el impacto de Fukushima y el recelo de los europeos.

Consultado Foro Nuclear por este diario, no ha querido entrar en detalles "hasta conocer el documento final", pero señala la importancia de la operación a largo plazo, que "debe tenerse en cuenta en las planificaciones energéticas más allá de partidismos o ideologías", y coincide con la Comisión en que las proyecciones de crecimiento y la gestión de los reactores que dejarán de operar "son una oportunidad para la industria nuclear española", que dedica a la exportación el 70 por ciento de su actividad.

Modificar los mercados de la electricidad

Las patronales europeas de la industria nuclear (Foratom) y eléctrica (Eurelectric) elaboraron durante el año pasado sendos documentos para mostrar a la Comisión su posición sobre el futuro de la energía del átomo en la UE, con vistas a la publicación del PINC. En ambos casos hacen hincapié en un aspecto que Bruselas obvia en su Comunicación: el diseño del mercado eléctrico, de modo que genere señales que permitan atraer la ingente inversión prevista.

Mientras las empresas reclaman una regulación estable y predecible, y unos mercados que valoren más la generación limpia -piden el refuerzo del merado de CO2-, la seguridad de suministro y la firmeza de la energía, la Comisión se limita a comentar que la financiación puede ser más sencilla si los estados miembro homologan los permisos que exigen a la industria y los fabricantes aumentan la estandarización de sus productos. 

Rechazo a tasas específicas

Eurelectric, además, señala la reciente aparición de tasas sobre las centrales existentes en varios países. Estos gravámenes, junto con los bajos precios de los mercados mayoristas, merman tanto los ingresos de las plantas que no resulta rentable acometer las inversiones necesarias para prolongar su vida útil.

Entre los ejemplos de estas tasas, la patronal eléctrica refiere los casos de Suecia, Alemania, Bélgica y España. Aquí el Gobierno introdujo en 2012 impuestos a toda la generación y dos tasas específicas para las centrales nucleares que, en conjunto, recortan sus ingresos unos 10 euros por MWh, aproximadamente una cuarta parte del precio del mercado diario.