Empresas y finanzas

Los clubes de golf se apuntan al ahorro de agua

    Detalle del riego en un campo de golf madrileño

    María Luisa Atarés

    Aunque el uso de agua reciclada sigue siendo un capítulo pendiente, buena parte de los clubes españoles invierte en tecnologías, cultivos y sistemas de riego controlado para un consumo racional

    Los campos de golf proliferaron en España a partir de los años 90 del siglo XX. Lo hicieron al calor de la moda de este deporte, que disparó el número de jugadores -de los 45.000 de 1990 se pasó a 300.000 en 2006, el año récord-, y de la burbuja inmobiliaria, que puso en boga las grandes urbanizaciones a pie de campo, más con afán de crecimiento urbano y turístico que deportivo. Pero, aunque la crisis se ha llevado, y se sigue llevando, por delante algunos de estos campos -Andalucía que en 2012 tenía 97, hoy tiene tres menos-, lo cierto es que no estallaron a la par que la burbuja.

    Según datos oficiales de la Real Federación Española de Golf, hoy existen en España 429 campos para la práctica de este deporte, repartidos, aunque de forma desigual, por todas las Comunidades Autónomas. La palma se la llevan Andalucía, Cataluña, Castilla y León, Madrid y Valencia. En esas cinco comunidades se concentran 250 campos de golf, el 58,3 por ciento del total.

    Su mayor hándicap está en el agua. Mantener verdes y cuidados los terrenos de juego requiere de ingentes recursos económicos y humanos, y por supuesto hídricos. Aunque, como explica José María Macías, socio de uno de los 36 clubes de golf madrileños e ingeniero experto en temas de agua, ?consumen mucha menos agua de lo que parece. Un campo de los más habituales, que son de 18 hoyos, tiene una extensión de entre 70 y 80 hectáreas. De ellas se riega la mitad, unas 30 hectáreas, y en distinto grado dependiendo de la zona. En total, el consumo de agua de uno de estos campos oscila entre 200 y 300.000 m3/año. Para los 36 campos de Madrid, el agua supone hoy unos 10 millones de m3 al año, aproximadamente el 1 por ciento de todo el agua que se consume en la comunidad madrileña.

    Pero, además, según comenta David Gómez Agüera, director de la Green Section de la Real Federación Española de Golf y miembro de la directiva de la Asociación Española de Greenkeepers, ?el riego de los campos está muy controlado y profesionalizado. El golfista no quiere jugar en una superficie encharcada o mal regada y eso, junto a la creciente concienciación respecto a la escasez de agua -este verano los campos de Madrid han sufrido restricciones-, hemos ido incorporando tecnologías y sistemas de control para aprovechar cada gota. Estamos muy sensibilizados en este tema?.

    La superficie media regada por hoyo es de 1,8 hectáreas y los greens y los tees representan como término medio el 11 por ciento del total. En general, los responsables de los campos de golf trabajan estrategias encaminadas a reducir los consumos de agua en las zonas periféricas -roughs y calles- y a controlar el riego en todos los sectores de manera individualizada.

    Controlan el agua siguiendo los indicadores climáticos -muchos campos disponen de sistemas meteorológicos propios- y los índices de evapotranspiración, un sistema que especifica el número de litros de agua que necesita cada zona del campo, dependiendo del tipo de terreno, de su superficie y del césped plantado. No se riegan igual las calles que los green, los tee, etc. Estos dos últimos son los elementos más sensibles tanto a la falta como al exceso de agua, y los sistemas de riego están diseñados para conseguir la mayor uniformidad en la distribución del riego. ?Por medio de aspersores aplicamos justo la cantidad de agua que nos indica la evapotranspiración para cada sector y controlamos el tiempo de riego por minutos con sistemas totalmente informatizados y en remoto?, añade Gómez.

    Hay campos con más recursos que otros, pero, según la Asociación Española de Greenkeepers, en los últimos 15 años se ha conseguido un ahorro medio de agua de alrededor del 30 por ciento en los campos españoles. A lo que esperan sumar ahorros futuros. Para conseguirlos, la Real Federación Española de Golf (RFEG) y la Royal and Ancient, la autoridad rectora de este deporte en 138 países de Europa, África, Asia-Pacífico y América, están preparando una guía de riego específica para los campos de golf, que completará el sistema de auditoría de riego que han elaborado la Federación y la Asociación Española de Greenkeepers (AEdG).

    Cambios por región

    Las pautas y tecnologías aplicadas al riego pueden ser las mismas, pero el factor meteorológico y el tipo de terreno y región donde se encuentre el campo de golf, marca muchas diferencias en la cantidad y la programación y del riego. No es lo mismo regar en Canarias que regar en el País Vasco. Así, según los resultados de un estudio elaborado por expertos con la Asociación Española de Greenkeepers, los cuidadores del campo, en Península y Baleares, la media de agua consumida es de 8.200 m3/ha, lo que implica un consumo de 280.000 m3 para un campo de golf medio de 34,2 hectáreas. En cambio, en las islas Canarias el consumo medio es de 16.700 m3/ha y el de un campo de golf típico 570.000 m3.

    Hay campos que se riegan con agua de sus propios pozos y campos, cada vez más, que utilizan agua regenerada. Buena parte de los campos de Madrid, por ejemplo, se riegan con agua regenerada que se compra al Canal de Isabel II. Como explican en esta empresa, ?las aguas regeneradas son aguas residuales depuradas que han sido sometidas a un proceso de tratamiento adicional que permite adecuar su calidad al uso al que exclusivamente se destinan?.

    ?Comprar el agua sale caro. Dependiendo de la región en que esté el campo, puede oscilar entre 0,30 y 0,70 por m3?, explica David Gómez Agüera, responsable de 24 campos públicos repartidos por toda la geografía española. ?Siempre dependiendo de donde esté el club de golf, el agua puede suponer entre el 10 y el 70 por ciento de su presupuesto de gasto. Para los campos de Canarias, que utilizan agua desalinizada por ósmosis inversa -pueden llegar a pagar hasta 0,85 euros por metro cúbico-, el agua constituye uno de los capítulos de gasto más importantes?, añade.

    Agua regenerada

    Y aunque el club sea muy pudiente, no se puede utilizar toda el agua que se quiera. Un reciente decreto ha establecido la dotación hídrica para los campos de golf españoles. El consumo medio de un campo de golf está fijado en 7.500 m3 por hectárea y año. Los campos que utilizan agua regenerada tienen un margen mayor; en esos casos, la dotación sube hasta 9.000 m3 por hectárea.

    Para aprovechar bien las cantidades de agua asignadas, los greenkeepers seleccionan los tipos de hierbas más sostenibles y de consumos menores, especies que aguantan mejor la sequedad y las aguas más duras. El riego, generalmente de noche, para no interferir en los partidos, se programa después de medir la humedad del suelo con tensiómetros y equipos FDR.

    El interés de los clubes de golf por estar al día en los temas hídricos queda patente en la preparación de sus greenkeepers y en la renovación de sus equipos. En más del 60 por ciento de los campos, los emisores, satélites, programadores y estación meteorológica tienen poco más de cinco años. En el resto rondan los diez años de antigüedad. Y tratan además de dar ejemplo. Así, en junio de este año, el Centro Nacional de la Real Federación Española de Golf, que se asienta sobre un antiguo vertedero reconvertido en vergel, empezó a regar con agua reciclada, acatando los mandatos del Decreto Ley y del Plan Depura de la Comunidad de Madrid.