Empresas y finanzas

Fallece José María Ruiz-Mateos a los 84 años


    Javier Romera

    El empresario Jose María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada ha fallecido esta mañana a los 84 años de edad en un hospital del Puerto de Santa María (Cádiz), según han informado fuentes cercanas a la familia.

    El fundador de Nueva Rumasa estaba ingresado en el centro hispitalario gaditano desde mediados de agosto cuando sufrió una caída en el Puerto de Santa María que le provocó una fráctura de cadera, cuya operación se complicó con una neumonía. Ruiz Mateos será enterrado mañana en Rota (Cádiz), su localidad natal, donde nació en 1931.

    Durante los últimos años, el patriarca de la familia Ruiz-Mateos ha visto cómo iba deteriorándose su salud. De hecho, el pasado 18 de junio, Ruiz-Mateos ingresaba en el hospital madrileño Gregorio Marañón de Madrid por un empeoramiento de su salud tras pasar su primera noche en la cárcel Soto del Real por una orden judicial.

    Ocho días después, el 26 de junio, el empresario jerezano fue puesto en libertad por resolución del juez ante el deterioro de su estado y los síntomas de Parkinson acreditados por un informe médico, según indicaba su abogado Marcos García-Montes.

    La excarcelación se produjo en respuesta a una petición del equipo jurídico del abogado, que había recurrido el decreto de prisión y solicitado la suspensión de la pena ante la "enfermedad muy grave con padecimientos incurables" de su defendido. Según varios informes, presentaba un deterioro de su habilidad cognitiva y funcional.

    Una permanente polémica

    Empresario, político, aguijón de jueces, ministros y banqueros. Ruiz-Mateos ha estado envuelto permanentemente en la polémica. Primero tras la expropiación el 23 de febrero de 1983 de Rumasa, el holding con el que llegó a sumar 700 empresas, una plantilla que alcanzaba las 60.000 personas y una facturación de 350.000 millones de pesetas (más de 2.000 millones de euros) anuales. Después con Nueva Rumasa, un entramado con multitud de sociedades en paraísos fiscales, que quebró en 2011 con una deuda de 1.500 millones de euros y con miles de inversores atrapados.

    Una presunta estafa por la que deja pendientes más de 50 causas tanto en la Audiencia Nacional como en juzgados de instrucción y audiencias provinciales de toda España y, por la que muy a su pesar, pasará a la historia. "No quiero morirme sin haber devuelto el dinero a todos los que confiaron en mi", repetía una y otra vez a todos los que acudían a visitarle en los últimos meses. Ruiz-Mateos quería evitar a toda costa quedar a los ojos de los españoles como un estafador, aunque no dudó en culpabilizarse y pedir su ingreso en prisión en numerosas ocasiones para evitar el peso de la justicia recayera sobre sus hijos varones, para muchos, en su entorno familiar más cercano, los verdaderos culpables de lo ocurrido.

    Profesor mercantil por la Escuela de Comercio de Jerez, José María Ruiz-Mateos comenzó su carrera empresarial exportando vino a Inglaterra, campo en el que ya poseía una importante experiencia ya que su padre, Zoilo Ruiz-Mateos Camacho, que llegó a ser alcalde de Rota, había sido un experto corredor de vinos de la época.

    Ligado a la nobleza

    Ligado a la nobleza -pertenece por línea materna al Ilustre Solar de Tejada, corporación nobiliaria más antigua España, y en 1982 el Consejo de Estado le autorizó a utilizar el título de Marqués de Olivara que le había sido otorgado por la Serenísima República de San Marino- estaba casado con Teresa Rivero, la matriarca del clan, con la que tuvo trece hijos: seis varones (Pablo, Álvaro, Alfonso, Javier, Zoilo y José María), que eran los que estaban al frente de Nueva Rumasa, y siete mujeres (Begoña, Patricia, Socorro, Rocío, Nuria, Paloma y Almudena), todas ellas apartadas de la gestión del grupo.

    Fundó Rumasa (Ruiz Mateos Sociedad Anónima) en 1961 junto a sus hermanos. El grupo se cimentó principalmente en el sector vitivinícola, y el bancario con un crecimiento acelerado través de la adquisición de empresas con problemas económicos para su reflotamiento. Al igual que ocurrió posteriormente con Nueva Rumasa, Ruiz-Mateos utiliza unas empresas para apoyar financieramente a otras, creando una estructura piramidal.

    Llegó a ser propietario de multitud de entidades financieras como Banco de Albacete, Banco Alicantino de Comercio, Banco de Sevilla, Banco Meridional, Banco Condal, Banco Peninsular, Banco General del Comercio y la Industria, Banco Comercial de Cataluña, Banco Atlántico, Banco de Jerez o Eurobank. Pero no sólo era eso. Además, montó la cadena hotelera Hotasa, se hizo con la cadena de grandes almacenes Galerías Preciados, con la marca de lujo Lowe y con empresas vitivinícolas como Bodegas Paternina, Garvey, Bodegas Franco-Españolas, René Barbier, Segura Viudas y Conde de Caralt.

    Falta de auditorías

    La reiterada falta de auditorías externas a los bancos del grupo como de sus sociedades más importantes desde el año 1978, la permanente obstrucción a la actividad inspectora del Banco de España y los desproporcionados riesgos asumidos por los bancos que financiaban internamente al grupo con respecto de la solvencia del mismo provocaron que en 1983 el Gobierno del PSOE acordara su expropiación. Ruiz-Mateos inició entonces una campaña contra el Gobierno al que demandó para solicitar una indemnización. Ganó la causa en el tribunal europeo de Estrasburgo, pero acabó encarcelado tras ser condenado por evasión de divisas, fraude y apropiación indebida.

    En mayo de 1989, propinó un puñetazo en la cabeza al que fuera Ministro de Hacienda en el momento de la expropiación, Miguel Boyer, mientras gritaba "que te pego, leche", a la salida del Juzgado de Instrucción número 7 de Madrid.

    Tras la creación de Nueva Rumasa años y después, y tras el cerrojazo de la banca a los créditos, desde el año 2009, Nueva Rumasa venía captando financiación de pequeños inversores mediante emisiones de pagarés que, con un importe mínimo de 1.200 euros, se comprometía a devolver con un 8% de rentabilidad anual. La empresa aseguró que 5.000 inversores habían confiado en la compañía.

    Ruiz-Mateos les aseguraba tener 10.000 empleados, cifra que los sindicatos rebajan a 6.000 y un valor patrimonial de 5.900 millones de euros, tasación que también los expertos pusieron en duda. Además, prometía que el dinero se iba a destinar a comprar empresas cuando en realidad era para ir afrontando pagos de deuda de distintas compañías. Todo ello además de desviar dinero presuntamente fuera de España. Joaquín Yvancos, antiguo abogado de la familia, llegó a denunciar que Ruiz-Mateos había desviado hasta 600 millones Suiza. De allí, se habría ido llevando el dinero a distintos paraísos fiscales. Era lo que en la familia se conocía como la huchita.