La trampa de las toallitas húmedas: ¿cuánto cuesta deshacerse de los residuos que generan?
- Para el fabricante es fácil decir que se pueden tirar al váter...
- ... el gasto que genera tratar esos residuos lo pagan los ciudadanos
elEconomista.es
Las toallitas húmedas están de moda y su consumo crece exponencialmente. A pesar de que con agua y jabón conseguiríamos el mismo efecto por menos dinero reconozcamos que son útiles ante imprevistos. El problema llega cuando se tiran al váter y el gasto de gestionar esos residuos se dispara y lo pagamos entre todos.
No son como el papel higiénico
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que lo que pagamos al comprarlas es lo de menos. Lo que sale caro es gestionar los residuos que generan ya que en el momento en que las toallitas húmedas acaban en el váter, empiezan a costarnos entre 500 y 1.000 millones de euros anuales en depuración de aguas en toda Europa, según datos de la Asociación Europea de Empresas de Abastecimiento y Saneamiento (EurEau). Dinero que pagan los ayuntamientos, es decir todos los ciudadanos, consuman o no toallitas.
Y es que por mucho que digan los fabricantes sobre si se pueden o no tirar las toallitas al inodoro no son papel higiénico. El papel higiénico se rompe y llega ya disgregado a las redes de saneamiento, sin embargo la OCU advierte que las toallitas húmedas llegan a las depuradoras prácticamente intactas. En su recorrido se deshilachan, se trenzan entre sí y con otros residuos (bastoncillos, algodones...) hasta provocar atascos descomunales.
Nunca las tire al WC
Por eso da igual que algunas marcas aseguren que se pueden tirar 'sus toallitas' por el inodoro ya que para ellas es una promesa gratuita. La OCU denuncia que estas toallitas húmedas no han tenido que superar ninguna prueba que acredite que son un residuo similar al papel higiénico.
Por eso la organización recomienda que tiremos las toallitas húmedas siempre a la papelera ante la enorme confusión que reina en torno a sus etiquetas y su biodegradabilidad.
No existe ninguna norma que diga qué productos se pueden echar al váter y cuáles no, aunque en Valencia, por ejemplo, ya tengan una ordenanza municipal pionera que prohíbe deshacerse así de ellas (con multas de hasta 3.000 euros para quien no cumpla).
Para un uso ocasional
La OCU considera que las etiquetas que hablan de una biodegradabilidad que no ha sido demostrada deberían prohibirse y por eso pide con urgencia protocolos para que las etiquetas sean claras y dejen de confundir al consumidor.
A pesar de que las toallitas húmedas son un buen aliado para imprevistos, también son el típico ejemplo de producto insostenible: vida útil efímera, adición de sustancias químicas en su fabricación y envase poco sostenible que consume recursos. Si se usan es mejor hacerlo de una forma responsable.