Empresas y finanzas

La AIE reclama subir los impuestos a los carburantes y visión a largo plazo

  • Industria reconoce que los tipos son "bajos", pero descarta cambiarlos

Tomás Díaz

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) evalúa la política energética de sus socios cada cinco o seis años y a España acaba de tocarle. Maria van der Hoeven, directora ejecutiva de la entidad, presentó ayer en Madrid el correspondiente informe, en el que reclama una "reforma de la fiscalidad energética" para "estimular la reducción de gases de efecto invernadero e incrementar la eficiencia energética".

La parte del león de esa reforma es la subida de los impuestos sobre los combustibles de automoción, que tienen un gravamen inferior al de la mayoría de los socios de la AIE, sobre todo los europeos. En la actualidad el tipo impositivo español sobre el diésel es del 51% y el de la gasolina del 57%, alejados, por lo tanto, del 67% que el primero tiene en el Reino Unido o del 62% que el segundo tiene en Noruega, los países con la mayor presión fiscal en la materia.

De acuerdo con los principios que rigen la fiscalidad ambiental, la subida sería "neutra" para el Estado a efectos recaudatorios -se compensaría con la bajada de otros impuestos, como los laborales- y también incluiría la supresión de las exenciones que gozan la agricultura, la minería, la aviación o la navegación.

Para empezar, la agencia aboga por equiparar el tipo del diésel al de la gasolina y por modificar el impuesto de circulación para que tenga en cuenta las emisiones de los vehículos en lugar de su potencia.

Falta estrategia energética

Preguntado por la posibilidad de que España acometa una reforma como la propuesta, José Manuel Soria, ministro de Industria, lo descartó. Eso sí, reconoció que la fiscalidad de los carburantes es "baja" en comparación con los países de nuestro entorno e indicó que "esto no quiere decir que no se deba o no se pueda plantear en el futuro".

El aumento de la presión fiscal sobre los carburantes sería parte de la estrategia energética a largo plazo, más allá de 2020, que España aún debe desarrollar y que es una de nuestras grandes carencias. Para la AIE, disponemos de un sistema energético robusto y diversificado, tanto en cuanto a las importaciones de combustibles fósiles, como en el parque de generación eléctrica.

Ahora bien, la electricidad tiene un coste excesivo para los consumidores, en buena medida porque la tarifa incluye elementos ajenos al suministro de energía. Por eso la agencia recomienda eliminar esas partidas y repartir el coste de las energías renovables entre otros sectores, dos viejas peticiones de las empresas eléctricas.

Van der Hoeven subrayó la excelente situación geográfica de España, que le permitirá suministrar energía al resto de la UE: "hasta la mitad del gas comprado a Rusia". Para ello deben incrementarse las interconexiones eléctricas y gasistas, algo que, tras décadas varado, "por fin da los primeros pasos".