Empresas y finanzas

La 'guerra' hipotecaria lleva a los tipos a los mínimos de la serie histórica

  • El negocio crediticio con empresas genera un interés del 3,04%

Eva Contreras

La banca se enfrenta a una nueva encrucijada. La abundancia de liquidez que inunda el sistema y la reactivación económica le empuja a prestar para ganar dinero, pero la incipiente guerra crediticia comienza a meter presión en la cuenta y amenaza la imperiosa necesidad de mejorar su alicaída rentabilidad.

Nunca la cartera viva hipotecaria y en financiación de empresas dejó un interés tan bajo. Según las estadísticas del Banco de España, el negocio de préstamos para la adquisición de vivienda generaba a finales del pasado mes de febrero un interés medio del 1,78% TEDR -el ratio más depurado y equivalente a la TAE, sin incluir el cobro de comisiones asociado a este tipo de transacciones-, y del 3,039% la cartera de financiación a compañías. Se trata de las tasas más reducidas en ambos negocios desde que el organismo supervisor inició la serie histórica en 2003, si se exceptúa el suelo del 3,024% tocado al cierre de 2014 en el stock financiado de empresas.

La referencia media de los saldos vivos en crédito al consumo se mantiene, en contraste, en un 5,499%, una de las cotas más elevadas de los últimos ejercicios. Sorprende que la tasa en hipotecas sea casi la mitad que en pleno boom inmobiliario, entre 2004 y 2007, cuando en los escaparates podían verse préstamos con precios al euríbor más un spread inferior al 0,5% e incluso del 0,25% para clientes adinerados. Hoy, la hipoteca más económica carga un diferencial del 1%, pero exige tal nivel de ingresos que es privativa solo de familias pudientes -con ingresos superiores a 3.500 euros y una contratación intensiva de productos-, mientras el conjunto de los ciudadanos encaran spreads más próximos al 1,8 o 2,5%.

El problema del margen

Es verdad que la cartera viva hipotecaria aún reporta un margen superior a épocas precrisis -como el euríbor se ha movido entre el 0,542 y 0,255% entre febrero de 2014 y de 2015, la cartera viva saca un diferencial de, al menos, el 1,20%-. En pleno boom hipotecario llegó a reducirse al 0,3 o 0,5% en algunos meses centrales de hace tres y cuatro ejercicios. Pero las alertas han comenzado a saltar en la industria porque hoy carecen de los grandes volúmenes de antaño, cuando era fácil sacar provecho al negocio aún con márgenes exiguos porque se firmaban miles de operaciones cada día.

Las nuevas contrataciones en hipotecas y pymes comenzaron a aumentar hace un año y en consumo hace casi tres ejercicios. Sin embargo, la demanda continúa tan retraída que, aún con la inflexión, se presta entre un 50 y 70% menos que en 2008 y la escalada de precios a la baja, azuzada por el escenario de tipos en mínimos históricos y la incipiente competencia para capar clientes, comienza a preocupar.

El director general de Banca Comercial del Banco Sabadell, Carlos Ventura, estimó la pasada semana que "desde el punto de vista técnico, no deberían bajar más" porque compromete los costes de producción. En las mismas jornadas financieras, su homólogo en Caixabank, Juan Antonio Alcaraz, invitó a reflexionar sobre el "mar de liquidez" que satura el sistema y con la demanda tan baja de préstamo, se están "destruyendo los márgenes" bajando los precios.

Y es que el abaratamiento de la financiación y la apertura poco a poco a clientes generales -las primeras ofertas se dirigían solo a los de altas rentas-, es buena noticia para el consumidor pero contraria a la recuperación de la rentabilidad. Casi todas las entidades aspiran a alcanzar un Rote o retorno sobre el capital tangible del 12 a 14% en dos o tres años, desde cotas que en algunos casos ni siquiera alcanzan el 3%.

La misión se torna desafiante cuando la minoración de la cartera viva financiada y el escenario de tipos en mínimos ha reducido a la mitad los ingresos por créditos. Según datos del Banco de España, el conjunto de bancos, cajas y cooperativas de crédito recaudaron 39.287 millones de euros por la actividad crediticia en el mercado doméstico el año pasado, lo que implica una merma del 55% respecto a los 87.636 millones cosechados cinco años atrás. El solo dos años la facturación por este concepto ha menguado un 37,67%.

La mitad de ingresos

La industria ha sido capaz de compensar el perjuicio abaratando al máximo el coste de los depósitos y gracias al ahorro de fondear recursos en los mercados de capitales con precios ahora en mínimos. El armisticio a la guerra del pasivo supuso para las entidades un ahorro durante el pasado ejercicio de 9.400 millones en intereses en los tradicionales productos. Pero la rebaja en las imposiciones comienza a dar síntomas de agotamiento, cuando apenas se ofrece un 0,5% para captar dinero fresco.

Las esperanzas se depositan en prestar a más clientes, sobre todo pymes y consumo porque dejan mayores márgenes y con menos optimismo en hipotecas. No se descuida el depósito por su capacidad para fidelizar clientes pero el foco en esta parte del balance es atacar con mayor decisión la comercialización de productos como fondos de inversión y pensiones, seguros y tarjetas, generadoras de comisiones.

La batalla está servida, más cuanto el negocio ha sufrido un achique superior al 20% por la debacle de la crisis, lo que ha vuelvo a calentar las cábalas de integraciones. Con la reestructuración, la reconversión de las cajas de ahorros y el rescate de la insolventes, el censo de entidades se redujo desde unas 60 a una veintena. Algunas voces dan por segura una siguiente batida de integraciones para garantizarse la rentabilidad vía ajuste de costes de estructuras redundantes, que dejaría el mapa final reducido a seis u ocho entidades finales.