Antonio Pulido y Enrique Goñi: de la lucha de poder a la caída en un año
Banca Cívica apenas ha durado poco más de un año desde su creación, tras la incorporación de Cajasol al grupo anteriormente creado por las cajas de Navarra, Burgos y Canarias. La entrada de la andaluza supuso un empeoramiento de las magnitudes económicas y la inyección de ayudas públicas de 977 millones, sino también el inicio de una etapa de luchas internas por la toma del poder. CaixaBank compra Banca Cívica a través de un canje de títulos de 1.000 millones.
En el reparto los máximos responsables de la navarra, Enrique Goñi, y de la sevillana, Antonio Pulido, decidieron compartir en igualdad de condiciones el control de la entidad como copresidentes.
Esta bicefalia, como todas, pronto empezó a fracasar. Cada uno miraba por sus intereses y su relación se iba deteriorando, al mismo tiempo que la situación de Cívica se debilitaba. Era público y notorio en el sector el distanciamiento y la batalla que han librado en los últimos doce meses, hasta el punto de que en la reciente búsqueda de un socio cada uno defendía una postura distinta para intentar mantener una cuota de poder, que ha alejado las posibilidades de acuerdo.
Ambos sabían que su sistema presidencial no funcionaba, pero ni uno ni otro estaba dispuesto a ceder terreno en favor del otro. Sus peleas fueron visualizadas, incluso, por distintos fondos de inversión que estuvieron en negociaciones para entrar en su capital el pasado verano.
La absorción por parte de La Caixa supone la caída de ambos. Está previsto que ninguno de ellos forme parte del equipo ejecutivo de la catalana y se queden en puestos de segundo nivel, llevando las riendas del algún área específica de negocio. Incluso, no se descarta la marcha de alguno. Ni la victoria del PSOE en Andalucía ha salvado a Pulido. La operación ya estaba muy encarrilada y Cívica no contaba con otro socio de mediano tamaño. Ni Ibercaja ni Kutxabank han decidido dar el paso de adquirir el grupo.
La compra de La Caixa era la única salida viable para que Cívica no fuera intervenida o nacionalizada por el Banco de España en mayo, momento en que debe tener cerrado su plan de fusión.