Empresas y finanzas

Álvarez (Santander) dice que la banca debe ayudar a los clientes con la transición ecológica no ser "el poli malo"

  • Genç (BBVA) demanda incentivos frente a penalizaciones para contribuir a la descarbonización

Eva Contreras

La banca está decidida a jugar un rol principal en el proceso de descarbonización, pero sin asumir el rol  de penalizador directo de los proyectos contaminantes. "Yo no quiero ser el poli malo y decirle: ¿sabe que sus emisiones no son aceptables?", afirmó hoy el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, durante las jornadas 'IESE Banking' organizadas por la escuela de negocios junto a EY, donde su homólogo en BBVA, Onur Genç, abogó por fijar incentivos al proceso y para la banca frente al establecimiento de recargos.

"Yo en realidad lo que quiero es ayudar a mis clientes y a mis empresas, a mis negocios, a prosperar. No estoy bien preparado para vigilar el tema del clima. No sé mucho de eso, veo la taxonomía y la intento aplicar", prosiguió Álvarez.

El banquero indicó que la preocupación y donde la entidad "está invirtiendo en asesorarles -a las empresas- a sobrevivir y navegar en este proceso" es con las compañías de tamaño medio y pequeño porque las grandes "saben lo que tiene que hacer".

Para surtir la mejor ayuda apuntó que las entidades financieras y en general las empresas necesitan conocer los "acuerdos transicionales en el problema medioambiental", es decir, cómo se va ha realizar la transición para descarbonizar la economía ya que en esa hoja de ruta intermedia radica realmente la dificultad para saber cómo avanzar en el proceso.

"Financiar un parque eólico verde no es un problema, una granja o una explotación agrícola verde no es un problema; el problema no es pasar de 100 a 0, sino de 100 a 70", abundó.

En materia de regulación se baraja que la banca juegue un papel clave a través de su función de financiador e inversor en proyectos penalizando con exigencias superiores de capital a las exposiciones más 'marrones' o en créditos a proyectos que se consideren contaminantes.

El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, abogó por establecer incentivos positivos en lugar de forzar cambios con mayores costes y buscar un "equilibrio" frente a una regulación que pueda ser perjudicial. "Si no buscas una transición verde puedes cobrarlo y puedes ser más exigente, pero creo que es más valioso y más bonito hacerlo de manera más natural, es decir, crear un incentivo natural", apuntó.

"¿Por qué vas a intentar obligar con reglas en vez de dar los incentivos positivos necesarios a las entidades para que hagan más?", agregó, indicando que se abre una oportunidad de negocio clara ya que el proceso exigirá movilizar ingentes cantidades de inversión y donde el sector financiero quiere participar.

Según algunos cálculos proporcionados por el banquero se precisará entre 7 y 10 billones de dólares al año en inversiones para alcanzar las cero emisiones en el ejercicio 2050. El propio BBVA ha duplicado su objetivo y entre 2018 y 2025 se propone canalizar 200.000 millones de euros en financiación sostenible, según recordó. A la banca le correspondería a su juicio "guiar, empujar, asesorar, aconsejar a los clientes para que inviertan en estas tecnologías, en esta transición", al tiempo que aprovecha la oportunidad porque "es el meollo de nuestro negocio".

El banquero demandó en la misma línea que cualquier penalización que se establezca sea para iniciativas nuevas y que no castigue por exposiciones menos verdes o marrones adquiridas en el pasado.