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Fast: el ejemplo perfecto de cómo hundir una start-up con proyección por una mala gestión

  • Gasto mal gestionado en talento, falta de transparencia...
Domm Holland, CEO de Fast | Foto: Twitter

elEconomista.es

Silicon Valley ha visto nacer a grandes genios que han cambiado el mundo para siempre, pero también ha visto como miles de emprendedores llegaban a sus puertas pensando que el mundo empresarial era sencillo y se han dado de bruces con la realidad. Fast, una start-up de pagos, se ha convertido en el último ejemplo de cómo gestionar mal una buena idea.

Esta compañía de rápido crecimiento, dirigida por Domm Holland, llegó a juntar a más de 400 empleados en poco tiempo, convencía a clientes e inversores y proyectaba un gran futuro empresarial. Sin embargo, la mala gestión de la directiva truncó las expectativas de la empresa.

"Después de dar grandes pasos en nuestra misión de hacer que las compras y las ventas sean sencillas para todos, hemos tomado la difícil decisión de cerrar nuestras puertas", reza el texto que ocupa actualmente la página web de la compañía.

El pasado martes 5 de abril, la start-up echó la persiana para siempre y los empleados que perdieron su trabajo tienen claros los motivos.

Gasto indiscriminado en contratar talento

Los grandes empresarios saben que una compañía vale lo que valen sus trabajadores. Eso es cierto. No obstante, reclutar talento no puede sobreponerse a mantener un flujo de caja y una liquidez salubre en el negocio. Este fue el principal error de Holland.

"Realmente nunca hubo una conversación honesta sobre el gasto", dice un empleado a Insider. Tal y como aseguran los trabajadores de la firma, el gasto desmedido y caótico en contratar nuevos talentos, junto con un rápido crecimiento de la plantilla, tuvieron gran parte de culpa en el cierre.

Desde 2019, año en el que se fundó la start-up, Fast había recaudado 120 millones de dólares en fondos de nombres como Stripe e Index Ventures. Por otro lado, la empresa ofrecía sus servicios a empresas como The Honest Company, Marquee Brands y los Cleveland Cavaliers.

Esto demostraba que la compañía había identificado una necesidad latente en la sociedad y había sabido satisfacerla. Por otro lado, estas recaudaciones y acuerdos tendrían que haber dejado en un buen estado financiero a la empresa.

Por este motivo, se hace todavía más grave haber echado a perder esta oportunidad de posicionarse en el mercado como uno de los grandes referentes del sector.

"Un saldo de 100 millones de dólares debería haber durado al menos dos años", señala uno de los empleados. "Sobrecontratamos. En eso éramos muy buenos".

"El nivel de la plantilla era muy alto. En mis más de 20 años de ingeniería, nunca había visto algo así", explica otro trabajador, y es que Fast había contratado personal de las principales potencias de ingeniería, como Google, Uber, Lyft, Airbnb y Facebook.

10 millones de gastos mensuales

Algo que ni siquiera la plantilla entiende es por qué no se encendieron nunca las alarmas. Según los datos de The Information, la compañía perdía 10 millones de dólares cada mes y, gran parte, iba destinada al pago de salarios.

El resto, tal y como comentan los empleados, iba a parar a un presupuesto de marketing que se podría definir como un pozo sin fondo. Holland gastaba millones en promociones absurdas que, según dicen, tenían que ver más con su ego que con publicidad coherente para la empresa.

Por otro lado, los empleados también reseñan un gran número de costosos viajes ejecutivos. Un viaje a Nueva York para los ejecutivos de ventas y una conferencia asociada le costó a la compañía aproximadamente 90.000 dólares.

Falta de transparencia de la directiva

Según relatan algunos trabajadores, la falta de comunicación de la directiva era constante, nadie conocía el estado real de las cuentas. Sin embargo, de cara a la galería, todo iba sobre ruedas.

Uno de los empleados describe a Fast como "una empresa emergente bastante feliz y productiva". No obstante, cuando el nombre de la compañía empezó a resonar en Silicon Valley, los medios empezaron a hacerse eco de la noticia, y comenzaron a destapar el estado real de la empresa.

Es decir, la plantilla se enteró de la grave situación de la compañía a través de los medios de comunicación.

Dirección única y caótica

Otros de los problemas hacia los que apunta la plantilla es la falta de un equipo de garantías al timón de la empresa. Según las fuentes consultadas por Insider, Holland carecía de personas que le dijesen que no a alguna de sus delirantes ideas.

El CEO de la compañía reorganizaba continuamente la empresa, y ordenaba a los ingenieros que trabajasen en proyectos que poco tenían que ver con la actividad principal de Fast, el sistema de pagos.

"Reorganizaban a las personas y hacían que pareciera que solo estábamos trabajando en el sabor de la semana que Domm quería", dice otro empleado.

Al parecer, era común que Holland pusiese en marcha la construcción de un nuevo producto para satisfacer a ciertos clientes potenciales. Solo después de haber terminado el proyecto, los empleados se enteraban que esos clientes no habían sido más que posibles oportunidades que, en realidad, estaban muy lejos de hacerse realidad.

"Trabajábamos muy duro y luego, cuando terminábamos, simplemente no había clientes. Nadie entendió para quién estábamos haciendo las cosas", explica otro trabajador.