Empresas y finanzas

Solo el 30% de los fármacos genera ingresos por encima del coste de I+D

  • Acortar el tiempo de aprobación podría facilitar mejor retorno y precios bajos

Javier Ruiz-Tagle

La rentabilidad del medicamento no remonta. Según datos de la patronal Farmaindustria, solo el 30% de los medicamentos que salen al mercado consigue sobrepasar los costes medios de I+D. Además, se estima que solo unos pocos (alrededor del 10%) son los que se llevan la gran parte del pastel de los ingresos en el sector farmacéutico. De hecho, estos números están en pleno deterioro a medida que pasan los años.

Estas cifras las lleva manejando la patronal desde hace años y, aunque reconocen que no hay nuevos estudios que calculen la rentabilidad, sí que existen indicadores que, en todo caso, habrían empeorado la situación. "No hay estudios más recientes sobre este tema, pero a la vista de la evolución tan negativa de la tasa de rentabilidad esperada de los medicamentos en el pipeline, es probable que la evolución haya sido incluso más desfavorable, pero es una intuición", señala Pedro Luis Sánchez, director de estudios de Farmaindustria.

Los datos a los que se refiere el directivo de la patronal (llevados a cabo por Deloitte) muestran un incremento de costes en el desarrollo de los medicamentos al tiempo que un deterioro de las ventas máximas por medicamento (ver tabla adjunta). A finales de la década pasada, sacar un fármaco al mercado tenía un coste cercano a los 2.000 millones de euros mientras que las ventas anuales caían por debajo de los 400.

En este momento existen varios factores que explican la situación, y diversas soluciones que se escuchan desde diferentes fuentes del sector farmacéutico. Un elemento que ha surgido ahora y que no existía hace años es la evolución de la medicina hacia la personalización. Esto provoca que cada vez haya menos medicamentos blockbuster y lleguen más moléculas de nicho, que se especializan en un determinado grupo de pacientes con características concretas. Esta situación lleva aparejada consigo una consecuencia. Los medicamentos llegan a la fase regulatoria con precios más altos y los gobiernos se muestran reticentes a la hora de dar financiación a moléculas con altos precios.

La falta de rentabilidad provoca que haya entre los expertos dos líneas de actuación que, por un lado, mejorarían las cuentas de los fármacos y, por otro, acortaría el tiempo en llegar a los pacientes. En el debe de la industria se encuentra mejorar sus sistemas de investigación y desarrollo para ser más eficientes en la producción de innovaciones terapéuticas. Cuando una compañía estima sus costes de desarrollo incluye una parte de las moléculas que se han caído por el camino por no demostrar la eficacia o seguridad necesaria. Para ello se están volcando en sistemas de inteligencia artificial, big data o computación para poder predecir mejor dónde se encuentra el fármaco que llegará a buen puerto entre toda su cartera de investigación básica.

Por otro lado, la pelota está en el tejado de la administración. Se piensa que la fase regulatoria de un medicamento (aprobación de la agencia reguladora y financiación gubernamental) se demora en exceso. El tiempo que se pierde en colocar el medicamento en el mercado se le resta de la patente, por lo que la industria se encuentra presionada.

Si los tiempos se reducen y hay más meses para explotar la propiedad intelectual, los precios podrían llegar a bajar y los gobiernos aprovechar esa 'oferta'. Sin embargo, no hay cálculos de lo que podría suponer un año más de explotación del medicamento en mercado en porcentaje de rebaja.

Esta posibilidad se encuentra dentro de la estrategia farmacéutica que se plantea a nivel europeo. Desde Bruselas se piensa que de la crisis sanitaria del coronavirus se pueden extraer lecciones y una de ellas puede ser la agilidad que se ha mostrado en esta ocasión para dar luz verde tanto a vacunas como a tratamientos contra el Covid.