Empresas y finanzas
¿Por qué menos es cada vez más en los negocios de las tecnológicas?
- Las 'telecos' tienen una oportunidad inédita para reducir sus inversiones
Alberto Horcajo
La simplicidad aparente, en el plano de los sentidos, invita a la experimentación en Internet, como es patente que ocurre con el diseño y la sencillez de uso del buscador de Google (no en balde Chrome y el sistema operativo asociado ya fueron considerados por Pat Pilcher en un artículo en The Independent en 2013, una referencia en la sencillez de estructura, propósito y facilidad de uso para un público ilimitado), que sin embargo contiene una riqueza de informaciones y posibilidades de uso de tales informaciones, mediante el empleo de facilidades ofrecidas a través del buscador, que cautiva al usuario, quien por si mismo hace más útil y eficiente al propio buscador, compartiendo con otros usuarios la ganancia de información, de una manera tan sencilla e intuitiva que prácticamente pasa desapercibida. Por el contrario, en el mismo ámbito, la mayor complejidad genera tensión en distintos planos, asociada a la percepción de un empleo ineficiente del tiempo, dimensión personal intransferible que parece adquirir mayor valor ante el incremento de posibilidades desconocidas y el riesgo consiguiente de distracción.
En un artículo publicado en Nature el pasado 7 de Abril, Gabrielle Adams y otros destacaban la tendencia común a despreciar las decisiones basadas en la reducción de la complejidad ("soluciones substractivas"), por un sesgo desfavorable a lo que no suponga mayor creatividad respecto de un supuesto anterior, en la creencia de que "más, suma" y no obstante la tendencia a considerar que el rechazo a una determinada propuesta de intercambio de valor se explica normalmente a posteriori en razón de contener algo que la hace indeseable y no por que le falte algo que la haga interesante. En sentido parecido y en la misma publicación, Tom Meyvis destaca los factores psicológicos que explicarían tales actitudes inducidas en parte por no considerarse explícitamente la posibilidad de mejorar mediante la eliminación de elementos, funcionalidades u opciones ("eso sería empobrecer el supuesto"), el temor de ofender al proponente o de poner de manifiesto un posible "desperdicio" cuando impera la sensación personal de escasez.
Internet puede ser el factor de simplificación de cualquier forma de vida
En el orden de las ideas y los mensajes, para la optimización de textos y de la programación informática, la obra de Robert Horn y John Millar Carroll abrió el camino para la preeminencia del ahorro de recursos y la agilidad en la construcción de paradigmas lógicos, de alguna forma plasmando el enfoque "minimalista" de artistas como Frank Stella o Jiro Yoshihara, transmitiendo la información estrictamente necesaria para la realización de la tarea inmediata, conduciendo a la satisfacción de un requerimiento, de manera clara y específica ("singleness" en inglés, en la tesis del teólogo escocés Richard Holloway), con una aspiración explícita de evitar desdoblamientos y con un atributo que explica la evolución de las redes de telecomunicaciones y de los centros de procesamiento de datos basados en Internet ("las nubes") con una disciplina que ciertamente evita el desperdicio: la intencionalidad. Este concepto, adoptado de la organización general de entornos con escasez de recursos físicos de gestión y acumulación de la información (como propuso para los espacios domésticos Joshua Becker con la idea de la privación ("decluttering" en inglés), se basa en la simplificación de hipótesis y soluciones, aprovechando el protocolo de comunicaciones IP, ciertas capacidades de inteligencia artificial y la revisión continua de tales hipótesis y soluciones en función de la experiencia de uso, rendimiento y extensión de conceptos para dar cumplimiento "con un patrón básico común" a expectativas ciertas pero imprevisibles. En el plano teórico un fenómeno de extraordinaria complejidad y enorme dimensión como Internet, sujeto a la ley de las potencias y con lo que los estadísticos llaman "invariancia de escala" requiere soluciones técnicas basadas en la simplicidad, el equilibrio y una fiabilidad casi absoluta para asumir un crecimiento ininterrumpible.
En el ámbito de las redes de telecomunicaciones tal vez sea el líder en la fabricación de enrutadores Cisco quien hasta la fecha ha alcanzado un nivel mayor de desarrollo en procesos homogéneos e intuitivos para la previsión, planificación, activación y gestión de redes de propósito específico, estando acompañada en el plano informático por VMWare, una empresa pionera y líder en "virtualización" -convencionalmente la replicación de entornos físicos informáticos en el plano lógico para mejorar los niveles de uso de los primeros y separar instancias de funcionamiento por razones de seguridad, coste o diferenciación-, centrada en la implantación de soluciones de gestión de grandes repositorios de datos, para su filtrado, organización, asociación y enriquecimiento con fines comerciales, dando respuesta a las crecientes necesidades y posibilidades enili ámbitos diversos como la generación de contenidos en Internet a medida y la publicidad digital, ambas fuentes de rápido crecimiento y enorme rentabilidad, reduciendo al máximo las intervenciones manuales y asegurando la integridad de los metadatos y del tráfico entre dispositivos.
Precisamente la simplicidad asociada al diseño de las redes de propósito específico ("intent-based networks" en inglés) permite resolver simultáneamente demandas dispares de caudal, de señalización y de retardo, operando en distintas capas ("slices" en inglés), como se anticipa para las futuras redes puras de 5G (es decir, sin resguardo en las redes de la generación anterior, como es el caso en la mayoría de los despliegues de la nueva tecnología hasta la fecha), precisamente por la necesidad de integrar de manera eficiente mayores capacidades de procesamiento de datos para usos diversos (intensivos en consumo de datos, como la descarga de contenidos y juegos o, por el contrario, apenas demandantes de capacidad, como ocurre con los accesos asociados a sensores o telemetría). En este panorama de evolución eficiente de la conectividad requerida por la explosión del tráfico de datos, la conversión en datos del tráfico de voz, para el que sirven los sistemas avanzados de reconocimiento de voz como Nuance, cuya adquisición es pretendida por Microsoft, completa las capacidades de un modelo de red modular, consistente, replicable y escalable, superpuesta a las redes basadas en capas físicas de acceso, transmisión y conmutación, en licencias públicas de operación y en la necesidad de rentabilizar la inversión en el dominio público asociado (espectro radioeléctrico, concesiones de explotación y derechos de uso de infraestructuras públicas).
La solución en boga para este "menos por más" en la gestión de infraestructuras de telecomunicaciones pero también de energía y de transportes es la "gestión abierta de infraestructura distribuida" (bajo el acrónimo "ODIM" en inglés), promovida desde una práctica experta ampliamente compartida por la fundación Linux, propulsora de las aplicaciones informáticas libres, para dar respuesta a las jerarquías emergentes en la combinación de elementos físicos y lógicos dispersos y de diferentes suministradores, con una gestión unificada y eficiente de esas superestructuras, mediante una visión agregada de los recursos que no obstante permite una asignación diferenciada de capacidades (de computación, de memoria, de interconexión) a sus diferentes partes, que forman parte de un inventario administrado de manera rutinaria y conforme a ciertos parámetros convencionales. ODIM es lo que los informáticos llaman una capa aparente de agregación de recursos, que abstrae y separa las infraestructuras y las aplicaciones, imprescindible para resolver la heterogeneidad de elementos físicos necesarios para atender a las demandas de agilidad, flexibilidad y seguridad en los procesos de despliegue, operación y mantenimiento de las nuevas redes de telecomunicaciones, particularmente 5G y su combinación con los centros de proceso de datos de proximidad, que presumiblemente darán nueva vida a parte de las antiguas centrales de teléfonos (ahora frecuentemente cabeceras de las redes de distribución de fibra óptica) y a los emplazamientos de telefonía móvil, que se convierten así en auténticos puntos de servicio en la era de los datos masivos y las comunicaciones de máxima fiabilidad y mínimo retardo, como requieren ser las asociadas a los vehículos autónomos o al empleo de la realidad virtual en quirófanos y entornos de fabricación de precisión.
La solución en boga es ODIM, la gestión abierta de infraestructura distribuida
Los operadores de telecomunicaciones en todo el mundo tienen una oportunidad inédita de reducir significativamente su esfuerzo inversor en redes (que puede representar de media, en función de la geografía, del nivel de adopción de innovaciones y de la competitividad del mercado en disputa entre el 16 y el 18 por ciento de las ventas a clientes, hasta la mitad del beneficio de explotación), adoptando modelos de gestión como ODIM, con un modelo de planta robusto y flexible, apoyado en la diversificación de socios tecnológicos y potencialmente en la compartición del dicho modelo entre varios operadores, como ocurre desde hace tiempo con los centros de proceso de datos para aplicaciones en las "nubes" de Internet y señaladamente también con la infraestructura física de acceso, iniciativa aplaudida por la industria y por la comunidad inversora, como demuestra la imponente trayectoria de los operadores de emplazamientos móviles y mayoristas de redes de fibra óptica "de última milla".
En el análisis de McKinsey&Co de abril de este año A blueprint for telecom's critical reinvention, firmado por Zakir Gaibi y otros, se destaca como una de nueve palancas de transformación de los operadores el despliegue de una red ágil, con activos propios limitados (o sea, principalmente compartidos), basados en estándares abiertos (tal vez el acceso móvil es el actual parangón) y apoyados por una arquitectura de sistemas integrado ("full-stack" en inglés) originariamente residente en la "nube", poniendo como referencia al operador japonés Rakuten, cuyo modelo y funcionalidades están siendo asumidos por un número creciente de operadores. Por su parte, AWS, el brazo de Amazon en la nube, ha desarrollado un conjunto de capacidades modulables de gestión de la información operativa y de servicio a la medida de los operadores con su producto "Outposts", que facilita la flexibilidad de la gestión a través de "contenedores". La drástica convergencia de la rentabilidad media descendente de las inversiones de los operadores con un coste de capital ascendente (entre 2010 y 2020, para los principales veinticinco operadores globales, la diferencia entre una y otro pasó de casi el 6 por ciento a poco más del 1 por ciento, según Analysys Mason) requiere la adopción de soluciones de propósito específico ("intencionales") y sostenibles, en las que el protagonismo le corresponde a los gestores de las aplicaciones como ODIM, cuya simplicidad de diseño, operación y evolución bate cualquier esfuerzo premeditado de transformación de capacidades para reaccionar a las expectativas de innovación y personalización de un público ampliamente adepto en el manejo de aplicativos en Internet.