Empresas y finanzas

El origen de la batalla de Epic contra Apple y Google: Nintendo sembró la semilla y también tiene la solución

  • El creador de Fortnite intenta sacudir una estructura que dura 40 años
  • El sector de los juegos nunca antes había generado tanto dinero...
  • ... y gran parte de la tarta no llega a los desarrolladores, el motor de la industria
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elEconomista.es

La gran batalla corporativa del verano está siendo la revuelta de Epic Games, el creador del famoso videojuego Fortnite, contra Apple y Google. La compañía acusa a los dos gigantes tecnológicos de imponer su duopolio con abusivas tarifas a los desarrolladores, que cuelgan sus creaciones en las apps de descargas de los iPhones y los móviles que utilizan Android. Para entender el conflicto hay que remontarse a los años ochenta con la popularización de las primeras consolas de videojuegos. La industria milmillonaria de los videojuegos todavía se mueve con los estándares de esa época, cuando Nintendo aplicaba una comisión del 30% a los creadores de videojuegos por utilizar su máquina. La historia deja pistas de cómo puede terminar la actual disputa.

Epic Games lidera la rebelión de los desarrollares de software contra Apple y Google. Los creadores de contenido y aplicaciones consideran injusto que las dos compañías, que se reparte el control de los sistemas operativos de los smartphones, se queden con una gran parte del pastel de los ingresos generados por las descargas y ventas dentro de sus soportes. Principalmente, la revuelta se da entre los creadores de videojuegos, a los que se les ha venido aplicando una tarifa estándar del 30% por el negocio que generan. Al frente de ella, se sitúa Epic Games, una de la compañías punteras del sector gracias al éxito Fortnite, valorada casi en más de 17.000 millones de dólares y capaz de generar 1.000 millones anuales por las compras de los usuarios en mejora de los personajes que utilizan el juego.

El creador de Fortnite pasó a la ofensiva cuando permitió a los jugadores mejorar sus personajes fuera de los sistemas de pago de Apple y Google. La respuesta de ambas compañías no se hizo esperar. Anunciaron la eliminación del videojuego de sus descargas dentro de la Apple Store y la Play Store de Android. A Epic no le ha quedado más remedio que demandar a ambas compañías, en un momento en que los legisladores de EEUU y Europa mantienen una estrecha vigilancia de las grandes compañías tecnológicas por la posición dominante que mantienen en múltiplos sectores.

La batalla corporativa ha saltado hasta las redes sociales, con las protestas de miles de usuarios, y Epic calentó la polémico con una parodia del anuncio de Apple, en la que lanzaba el Mac en 1984. Un personaje del videojuego Fortnite lanza un martillo contra una pantalla en la que aparece una manzana dictatorial adoctrinando a otros personajes. El vídeo termina con el lema Stop 2020 from becoming 1984 y, por supuesto, con el hashtag #FreeFortnite.

Apple ya ha anunciado que no aceptará la demanda de rebajar las comisiones para los desarrolladores y tampoco hará una excepción con Epic. La compañía de Cupertino considera que la disputa se puede solucionar con facilidad, si la próxima actualización de Fortnite se ajusta a las normas de la Apple Store. Es decir, que las compras de los usuarios del juego lo sigan haciendo dentro de su soporte.

Desde los tiempos de Steve Jobs se venía aplicando una comisión del 30% de los ingresos generados por las aplicaciones de los desarrolladores. Y el sistema se ha movido poco desde entonces. Es más ha sido por Google en su entorno Android. La única novedad que ha sufrido en los últimos años ha sido bajar la tarifa al 15%, cuando la aplicación del usuarios está en el móvil más de un año.

Casi 40 años del reparto 70/30

Lo que sorprende de la disputa es que en un sector tan vanguardista el sistema de comisiones sea heredado de los años ochenta, cuando Nintendo irrumpió en las casas de todo el mundo con sus consolas. La culpa del diseño de la tarifa estándar del 30% sobre las ventas de los videojuegos la tuvieron los creadores de Pac-Man y Bomberman. En una época que abundaban los productos de baja calidad para ordenadores domésticos, Namco y Hudson, las compañías que están detrás de los míticos juegos, estaban ansiosas de utilizar el nuevo dispositivo de Nintendo en 1983, la Famicon. Por aquellos tiempos Nintendo era el encargado de desarrollar sus propios videojuegos. Namco propuso pagarle a Nintendo un 10% de sus ventas y Hudson pagó un 20% adicional para que Nintendo fabricara sus cartuchos de videojuegos con Bomberman como título bandera. Nintendo aceptó la ofertas y de esta manera se abrieron las consolas al consolas a desarrolladores externos, a la vez que quedó establecido un canón sagrado en la industria, que dura casi cuatro décadas, según explica Hisakazu Hirabayashi a Bloomberg.

La tarifa solo sufrió fluctuaciones cuando la aparición del disco óptico permitió abaratar los costes de fabricación del videojuego. Apple y Google no son las únicas que aplican la comisión del 30% sobre los ingresos que obtienen los productores de videojuegos. También lo hacen Sony, Nintendo y Microsoft. Y todo ello, cuando a día de hoy la distribución de videojuegos ha cambiado radicalmente.

Parte del cabreo de Epic Games se debe a que considera que los juegos para móviles y ordenadores utilizan plataformas abiertas, al contrario que las consolas. Hace uno meses Tim Cook, el consejero delegado de Apple, defendió que la comisión del 30% se debía a los servicios que prestaba su compañía a los desarrolladores. Les ofrece un entorno seguro, un soporte de desarrollo para sus creaciones y una enorme masa de usuarios.

La historia de Nintendo no solo explica el origen del conflicto con Apple y Google, también interesantes lecciones de cómo pude terminar la disputa. El éxito de las consolas de Nintendo, permitió a la compañía apretar las clavijas a sus proveedores de videojuegos. Las tarifas subieron del 30%, pero la aparición de nuevos competidores con discos compactos sacudieron el sector. Sony con su PlayStation fue la primera beneficiada y responsable de romper el mercado. Gracias al menor coste de fabricación, en comparación con los que tenían los cartuchos, bajó la comisión para utilizar su soporte y atrajo a los principales desarrolladores de videojuegos.

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A finales de 2018, Epic Games emprendió este camino para intentar desestabilizar la estructura de precios en los juegos para ordenador. Lanzó su propia web para la distribución de títulos. Hasta ese momento la tienda digital Steam, propiedad de Valve Corporation, era casi el único canal de distribución de videojuegos para PC en la red y aplicaba la famosa tarifa del 30%. La estrategia de Tim Sweeney, consejero delegado de Epic, siguió los pasos de Sony. La compañía solo con el 12% de los ingresos generados por los videojuegos descargados. Para Sweeney Epic Games Store sería rentable pese a reducir las comisiones aplicadas a los desarrolladores. La web sigue en pie para lanzar sus títulos y ha abierto una fuerte competencia para atraer a creadores a la plataforma. La compañía financia a los desarrolladores para lanzarlos exclusivamente a través de su tienda, garantizando ingresos, aunque no alcancen los objetivos de venta.

Pero la gran batalla del videojuego se da en los teléfonos móviles y los sistemas operativos de Apple y Google acaparan el 99% del mercado. El sector espera desde hace meses un movimiento similar de Epic Games con una aplicación de descarga independiente a Android y el veto a Fortnite puede terminar acelerando los planes. Al fin al cabo es el juego que más ingresos genera a la tres compañías. Las ganancias de la industria del juego nunca han sido tan grandes, por lo que la decisión sobre cómo distribuirlos nunca ha sido tan importante. Y el propio ecosistema de los videojuegos ha alcanzado varios niveles de existencia.  El reciente éxito de Nintendo con su consola portátil Switch ha demostrado que hay un mercado de juegos móviles más allá de los móviles y abre un nuevo camino a Epic Game. La pregunta es si Apple y Google estarán dispuestos a bajar las tarifas antes de que estalle la batalla final.