Afectados de Popular ven mala fe en la JUR por actuar en plena pandemia
Eva Díaz
Los antiguos accionistas del Banco Popular están indignados con la Junta Única de Resolución (JUR) europea. Tras casi tres años esperando a conocer si la institución encabezada por Elke König decide compensar a los afectados que perdieron todo su dinero después de que interviniera la entidad, el organismo dio a conocer el pasado miércoles, en plena pandemia por el coronavirus y alerta sanitaria en España, la decisión de que no resarcirá a los exaccionistas ni a los extenedores de deuda.
"Ha elegido el momento en el que la gente tiene otras prioridades, no es ilegal, pero no ha podido ser de buena fe, después de más de dos años esperando esta decisión podrían haber esperado cuatro semanas más para publicarlo", aseveran representantes de exaccionistas del Popular a elEconomista.
A su juicio, con la elección de estas fechas -además la JUR lleva teletrabajando desde el lunes-, la institución ha querido evitar las reacciones y las malas críticas a la decisión. Asimismo, señalan que la gestión de los tiempos ha sido "poco ética", aunque reconocen que están acostumbrados a que el organismo utilice fechas poco comunes para comunicar su postura, como el mes de agosto. En esta ocasión, consideran que la decisión de dar a conocer ahora su determinación "responde a una voluntad de beneficiarse de la crisis sanitaria".
Asimismo, los exaccionistas apuntan a que conocer la decisión en estas fechas, en pleno confinamiento de la población, dificulta la posibilidad de reuniones entre abogados y peritos para estudiar la situación. "Denota una voluntad de sustraerse al control de la opinión pública", apuntan.
No obstante, ya hay exaccionistas de la entidad que están planteándose recurrir ante el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) la decisión de la JUR de no compensarles, según informan fuentes cercanas al caso a este diario.
La institución europea justificó el pasado miércoles la decisión de no resarcir a los afectados bajo el argumento de que si el banco hubiera sido liquidado en vez de resuelto las pérdidas se habrían triplicado y, por tanto, la situación de los exaccionistas y bonistas no hubiera sido más beneficiosa.