Pascual Dedios-Pleite: "Conviene favorecer a las industrias españolas para que aumenten su dimensión"
- Pascual Dedios-Pleite es presidente de Siemens Digital Industries Software
- "Faltan ayudas públicas que incentiven la compra de tecnología por parte de las empresas"
- "Los gobernantes ponen la industria en un segundo plano frente a otras prioridades"
Antonio Lorenzo
Cuando se habla de industria 4.0 conviene recordar que Siemens ya acuñó este término hace más de 10 años, consciente de los nuevos rumbos a los que la digitalización y la tecnificación empujarían a la humanidad. Ahora, una vez que la sociedad comulga con ese concepto, el gigante alemán predica con nuevos ejemplos, como es el caso del denominado Gemelo Digital. Este prodigio viene a ser un avatar virtual, perfectamente replicable a escala industrial. La idea trasciende a la realidad virtual, al abarcar todas las fases, desde el diseño a la puesta en mercado, a través de entornos digitales capaces de materializarse con extraordinarios ahorros de costes y de tiempo.
Pascual Dedios-Pleite, presidente de Siemens Digital Industries Software, aprovechó el Congreso de Industria Digital 4.0, recientemente celebrado en Madrid, para allí exponer los avances de su compañía para abordar los retos de la transformación digital en el sector secundario.
¿Qué podemos aprender de la Industria 4.0, un concepto que parece que ha llegado para quedarse?El término nació en Europa, ante la necesidad de competir con EEUU y Asia, con la exigencia de abordar una rápida transformación digital. Y así Siemens acuñó el concepto Industria 4.0, un palabro que todo el mundo entiende, aunque no siempre se conoce el camino para llegar hasta él, ya que las etapas son diferentes para una gran o una pequeña empresa. En cualquier caso, hay que abordar la transformación digital con pragmatismo y consecuencia, adaptándose a las condiciones financieras de cada compañía.
Las empresas parecen convencidas de la necesidad de digitalizarse, el problema quizá sea hacerlo bien acompañado...
El acompañamiento es fundamental y creo que hace falta un apoyo gubernamental. Igual que se invierte con dinero público para la sanidad y la educación, pienso que también deberíamos dedicar una parte de esos recursos a ayudar a las em-presas para que puedan cubrir ese pequeño gap hacia el camino digital. Es decir, faltan ayudas públicas para comprar tecnología. Es muy difícil que compañías de menos de 10 empleados puedan acceder a todo ello. Ahora mismo, las administraciones ofrecen financiación a la industria y eso ya no es un problema para casi nadie.
¿Qué propone para reactivar la industria 4.0?
Lo que planteamos es que existan ayudas públicas para la compra de tecnología y así cubrir ese primer escalón de la digitalización. Todo está muy implicado con el desarrollo social, porque industria y sociedad avanzan de la mano. Si yo mejoro la industria, la sociedad va a crecer y me lo va a retornar por múltiples maneras. Ahora bien, debería establecerse un criterio por el cual exista una contraprestación económica para adquirir tecnología a cambio de ganar dimensión. Desde el punto de vista impositivo, creo que habría que favorecer a las empresas industriales para que ganen dimensión.
¿Qué importancia tiene el concepto Industria 4.0 para España y cuáles son nuestras carencias del país en este asunto?
Yo creo que en España aún no nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene la industria para que la sociedad pueda crecer. Y me remito a la reciente campaña electoral, donde la palabra industria apenas se ha mencionado. Pienso que se tiene un concepto equivocado o confuso en nuestro país de lo que es la industria, pese a que somos un destacado productor mundial de automóviles, un líder en la industria alimentaria y una potencia en los sectores aeronáutico y químico-farmacéutico.
¿Qué deberes sugiere al futuro Gobierno en materia de digitalización?
En los últimos años, siempre nos hemos sentido escuchados y atendidos correctamente por las administraciones. Es decir, desde nuestro punto de vista, los gobernantes no niegan la importancia de la industria, pero sí se pone en segundo plano respecto a otros sectores. Mi recomendación sería imitar a países como Corea del Sur, que basa su modelo de crecimiento en las tecnologías digitales, o ver lo que se ha hecho en Alemania en los últimos 30 años para convertir sus py-mes en protagonistas de la economía industrial mundial. Deberíamos alinearnos con estas potencias industriales para facilitar una transición más rápida. Para hacerse una idea, el porcentaje del PIB industrial en Alemania sobre el total alcanza el 20 por ciento, mientras que el PIB industrial español apenas es del 15 por ciento o del 16 por ciento, si añadimos todos los servicios de valor añadido, lo que viene ser unos 550.000 millones con las mejores valoraciones.
Sospecho que si se habla de fiscalizar la robótica, no pueden ser neutrales.
Mire, le voy a poner un ejemplo. Me acuerdo que hace muchos años existía del impuesto de lujo. Y esa tasa diferenciaba al jabón de tocador del convencional, porque se consideraba que lavarse las manos con determinado tipo de jabón resultaba un lujo. Le comento esto porque creo que los impuestos tienen su evolución. También que si en algún momento se puede producir un beneficio por invertir en robotización, en detrimento de la empleabilidad, podría pensarse en cierta tributación, aunque es algo que no debería ocurrir. Si hago referencia a nuestra compañía, con 125 años en España y 170 años en el mundo, lo que ahora se denomina digitalización antes se llamaba automatización. Cuando la sociedad avanza, puede destruirse algún formato de empleo pero al mismo tiempo se crea otro. En el caso de Siemens, nosotros siempre hemos tenido un parecido nivel de empleo, de unas 400.000 personas, así hemos cambiado del vapor a la electrificación y a la digitalización.
Entiendo que no se destruye el empleo, sino que se transforma...
Sí. Ahora no tenemos ingenieros especializados en el manejo de vapor, pero en su lugar disponemos de 24.500 desarrolladores de software. Es decir, el saldo de empleo neto se mantiene, lo que cambia es la cualificación. Las personas crecemos y no hay que tener miedo. He escuchado a la ministra de Industria que cuando sopla el viento unos levantan un muro y otros construyen molinos de viento, como puede ser nuestro caso que hacemos aerogeneradores. Yo he comprobado que cuando sopla el viento hay que ponerse a correr y no esperar a que te lleve por delante. Si en un momento determinado, se produce un gap de empleo a continuación surgirán nuevas ocupaciones.
¿Considera que los actuales planes de formación profesional resultan útiles para las empresas?
Creo que hay que cambiar un poco las cosas. En una sociedad digital no hay que esperar a que venga alguien y te cuente las cosas, como podía ocurrir en una sociedad analógica. Las personas con actitud digital tenemos esa voluntad de querer mejorar, de cambiar y sin esperar a que un profesor te diga cómo hacerlo. Hoy está todo en la red. La sociedad tiene que ir mucho más deprisa y eso también incluye a la formación.
¿Qué recetas propone para adecuar la formación profesional a las necesidades productivas?
Tenemos propuestas. El pasado agosto me reuní con el presidente del Gobierno y la ministra de Educación para hablar sobre formación profesional en representación de la industria. El aprendizaje siempre lo hemos entendido como necesario y, cuando las administraciones no proporcionan lo que se necesita en materia de formación, nuestra Escuela de Aprendices estaba ahí para subsanarlo. Y ese modelo lo hemos desplegado en España. Somos promotores de formación dual, trabajamos prácticamente con todas las escuelas de formación profesional en España. Lo que propusimos al Gobierno es que la formación profesional no debe estar sujeta a un simple cambio de grado, porque todo esto va muy deprisa. Realmente es muy difícil adaptar un temario a las necesidades que van surgiendo. Así propusimos una formación profesional a través de píldoras de conocimiento. Primero hace falta una formación de grado industrial, donde todos los alumnos pueden entender de qué va la industria, y después, según el momento, debemos proporcionar píldoras de seis meses en conceptos como Internet de las cosas, 'edge computing', fabricación aditiva, pero pensando que posiblemente dentro de dos años se habrá quedado desfasado porque la tecnología cambia muy deprisa. Esta propuesta fue bien acogida y está encima de la mesa de la ministra Celaá. También nos mostramos partidarios de crear un 'pool' de compañías tecnológicas que ayuden a la creación de esas píldoras de nuevos conocimientos y, de hecho, ya estamos participando algunas de ellas. Esto es un 'win-win' para la sociedad y para las empresas.
¿Cómo espera que impacte el 'Brexit' en su compañía?
El Brexit no es una de las mejores soluciones, aunque debe ser respetable puesto que se ha votado y la población británica mayoritariamente así lo ha decidido. Desde el punto de vista económico existen muchos intereses y resulta muy complejo de defender. Ya estamos viendo las dificultades que existen para realizar una desconexión razonable. Sin duda, habrá un impacto positivo, pero también negativo para las empresas españolas. A modo de ejemplo, creo que Madrid o Barcelona son ciudades tremendamente atractivas como receptoras de empresas financieras como consecuencia del Brexit. Al margen de lo dicho, creo que tenemos una Europa construida que debería continuar cómo está...
En el caso de Siemens, piense que estamos en más de 200 países y cada día ocurre algo en algún sitio del mundo. Durante 170 años hemos vivido muchas aventuras y, gracias a Dios, hemos sobrevivido a todas ellas. Eso forma parte de nuestra memoria corporativa.
¿Cómo valora el atractivo de España para atraer inversiones de Siemens?
Yo creo que la apuesta de nuestro accionista está clara. Las últimas inversiones que se han realizado en España así lo demuestran, construyendo con Gamesa una empresa Ibex que ya está aquí. Yo creo que España es un país tremendamente atractivo, con una gran reputación y con un compromiso firme de las administraciones por la marca España.