Agro

El auge del cultivo del almendro y el olivar impulsa la venta de fincas rústicas

    Cultivo de almendros.

    Rafael Daniel

    Lejos quedan los tiempos en los que el mercado de fincas rústicas se disparaba por la burbuja inmobiliaria. Con la crisis, la compra de tierras de labranza o de grandes extensiones de terreno para recreo o cotos de caza a precios desorbitados desapareció de un mercado que se ha ido recuperando en los últimos años gracias al boom de cultivos como el almendro, el olivar o el viñedo. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro

    Los datos del Instituto Nacional de Estadítisca reflejan que la caída se dejó sentir a partir de 2007, año en el que se vendieron algo más de 192.000 fincas. Desde entonces, el sector fue cayendo paulatinamente hasta 2011, fecha en la que tocó suelo y empezó a recuperarse. Desde entonces, ha ido creciendo de forma constante hasta 2016, que bajó un 1,1%. En los tres primeros meses de 2017 la subida acumulada es de un 10%.

    "El mercado está subiendo poco a poco y va cogiendo la senda alcista", asegura Juan Fraile, del departamento de fincas rústicas de Gilmar. Luis López-Crespo, ingeniero agrónomo y director técnico de la delegación de Rústica de Tecnitasa, coincide en que "hay movimiento, aunque según qué tipo de finca", una opinión que coincide con la de Javier Cabrera, de Inmocampo, quien afirma que "sí se está vendiendo más, pero el mercado es muy selectivo. Como ha habido tanta oferta, se está vendiendo lo bueno".

    Para este operador, "el aumento significativo se ha producido el año pasado. Desde hace cuatro o cincos años ya se había empezado a notar, pero el año pasado vendí más que todos los cuatro anteriores". José Enrique Jiménez, de Fincas Jiménez, apunta que "llevamos unos meses que se van cerrando operaciones de fincas que llevaban muchos años a la venta".

    En lo que todos coinciden es que la demanda de tierras proviene en su mayor parte de agricultores o de inversores que quieren rentabilizar su inversión. "Las grandes fincas de ocio y de caza no tienen nada de movimiento. Los que compran son agricultores que dan a sus hijos de alta para seguir la actividad porque tienen acceso a subvenciones", asegura Antonio Ojeda, de Fincas Rústicas Inmancha. "Lo que se vende son fincas agrícolas, pero como inversión y para rentabilizarlas", señala Fernando Guardiola, de Rústicas Artic. "Los que más están invirtiendo son los profesionales. Eso no quita que haya inversores que compren, que también los hay, pero más en el tema agrario que en el ganadero, que requieren de mucha más gestión personal, porque tienes que ser muy grande para tener un administrador", señala Javier Cabrera, de Inmocampo.

    Lo importante, tener agua

    El ingeniero cordobés Luis López Crespo amplía el abanico y señala que "también hay gente de Madrid, que son oriundos de la zona, y que prefieren invertir en temas de olivar que en fondos de inversión, que no controla". En Andalucía, la aceituna está moviendo el mercado de compraventa. "También las fábricas de aceite y grandes inversores" están apostando por este cultivo, "aunque también en tierras de riego por frutales o por aguacate y en la zonas de las Marismas también está subiendo bastante la venta por los frutos rojos. Lo importante es tener agua", asegura.

    En otras zonas de España, el otro gran protagonista es el almendro. "Se pone mucho en superintensivo", afirman desde Fincas Jiménez. El viñedo, especialmente en denominaciones como Rueda, está tirando también de las ventas, en la que tienen cabida también cultivos emergentes como el pistacho.

    Uno de los efectos de la crisis es que la bajada de precios está facilitando el acceso a la tierra a agricultores a los que antes les estaba vedado, señalan desde Fincas Jiménez. En este sentido, Luis López-Crespo de Tecnitasa señala que "las fincas se están pagando realmente por lo que se produce. Durante el boom se llegaron a pagar 15.000 euros la hectárea por tierras que hoy se venden a 4.000 euros. Se hicieron locuras".

    Junto a la calidad de la tierra y el acceso al regadío, también determina mucho el precio si las fincas tienen ayuda de la PAC o no, apunta Javier Cabrera, que además destaca el crecimiento de fincas ganaderas para la cría del cerdo ibérico: "Son fincas que a la larga no dejarán de subir porque son productos que cada vez son más valorados en el exterior y se exporta mucho más".