Pastas Gallo cambia de manos más de siete décadas después. El fondo ProA Capital ha cerrado su entrada en el accionariado de la firma de alimentación, imponiéndose en el último momento en una puja por la que llegaron a ofrecer más de 200 millones de euros. La operación está sujeta todavía a la aprobación por parte de las autoridades de competencia correspondientes. Este proceso, que ha sido coordinado por la firma de servicios profesionales EY, lleva varios meses en el mercado y ha atraído el interés tanto de industriales como de fondos, que llevaban años con esta firma de alimentación en el punto de mira. A la fase final llegaron Ventura, que partía como favorito en el proceso, y Towerbrook. Con esta operación, ProA se quita el sabor amargo que le dejó su última apuesta de alimentación: la puja por Palacios, una de sus antiguas participadas, que acabó en manos de MCH.Pastas Gallo ha sido tradicionalmente una de las compañías perseguidas por los inversores y más de una vez han estado cerca de cerrar una operación corporativa. Sin embargo, la diferente visión a futuro de los cinco accionistas dinamitó el proceso en varias ocasiones. El último intento, como publicó este diario, fue hace un par de años, cuando las hermanas pusieron a la venta el 40 por ciento que ostentaban, pero el proceso se frenó, ya que a los fondos no suelen gustarles las operaciones en minoría y sin posibilidad de toma de decisiones.Sin embargo, ahora se articula como una desinversión total, después de que los hermanos Espona Massana hayan llegado a un acuerdo para poner a la venta el 100 por cien (cada uno de los cinco hermanos ostentaba un 20 por ciento). No obstante, no se descarta que dos de los hermanos decidan reinvertir tomando una posición minoritaria. ProA Capital ha sido asesorado por Fidentiis, Óptima Corporate y Linklaters y los accionistas de Grupo Gallo por EY, Banco Sabadell y Garrigues.