Antonio Olivera es desde octubre del año pasado el presidente del Consejo Rector de la Zona Especial Canaria (ZEC), un área de baja tributación que, según cuenta, va viento en popa. Creada en el marco del Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias, es un instrumento que usa el atractivo de la baja fiscalidad para impulsar y diversificar la estructura económica y productiva del archipiélago. Y, según cuenta, hay incluso multinacionales españolas que la quieren aprovechar para volver a pagar sus impuestos en nuestro país. ¿Cuál es el peso de la ZEC en la economía canaria?Hemos hecho estudios para medirlo. En una comparación cuantitativa, está aportando el 1 por ciento del PIB de la economía canaria. Pero esa visión es parcial. Hay que tener en cuenta todo lo que aporta en términos cualitativos. Su terreno de juego es muy pequeño, pero su in-fluencia se multiplica. Está siendo clave para impulsar los sectores de actividad que pueden aportar salidas adicionales a Canarias en el futuro, más allá del turismo: TIC, audiovisual, temas de I+D, renovables… La mayoría de los proyectos de estos sectores que están floreciendo en Canarias vienen de la mano de la ZEC. Confío en que empiecen a darse las circunstancias en las que lo cuantitativo empiece a verse cada vez más.¿Qué ventajas ofrece la ZEC?Ofrecemos ventajas potentes por cumplir una serie de requisitos. La más importante es un tipo reducido del Impuesto sobre Sociedades del 4 por ciento. ¿A qué está condicionado? Al sector de actividad. Tenemos un listado enorme de actividades autorizadas, pero que están poco implantadas en Canarias, porque lo busca la ZEC es diversificar nuestra estructura productiva. También exigimos una creación mínima de empleo, que son cinco empleos en las dos islas capitalinas y tres en las no capitalinas, y una inversión mínima de 100.000 euros en activos fijos vinculados a la actividad económica en las islas capitalinas y de 50.000 euros en las no capitalinas. Es la gran ventaja que tiene la ZEC: no es un paraíso fiscal, porque aunque ofrece beneficios fiscales es a cambio de que se genere un impacto económico en Canarias.¿Qué proyección de crecimiento tiene la ZEC?La trayectoria tiene bases sólidas y consolidadas. Así, cerramos 2018 habiendo autorizado 144 empresas, con el compromiso de invertir 196 millones y de generar 1.440 empleos. Hasta mayo, tenemos 71 empresas ya autorizadas, lo cual nos llevaría a acabar el año con 156, creciendo en un 15 por ciento, respecto al año anterior; en inversión vamos por 1.900 millones de euros, multiplicaríamos por 10 la del año anterior; y en la parte del empleo acabaríamos con 2.092 trabajos más, un tercio más que en el año anterior. La tendencia es creciente, no tanto en el número de proyectos como en la fuerza y dimensión de esos proyectos y de sus compromisos de empleo. ¿No ha habido barreras por parte del Estado Central o de la Comisión Europea contra la ZEC, teniendo en cuenta sus reparos ante las áreas con baja tributación fiscal?No ha habido ningún problema. Es cierto que la Comisión Europea bloqueó el primer borrador de la ZEC, en 1994, pero en el nuevo borrador se implicó directamente. Se podría decir que la ZEC, de todos los incentivos regionales que te puedes en- contrar en Europa, es su niña bonita, porque participó activamente en su articulación. Es una cosa curiosa. Siempre la ha valorado de manera positiva, porque la plantea como un incentivo que se da a cambio de generar actividad real en el territorio. Por tanto, considera que es un trato justo. Y el Ministerio de Ha-cienda español ha entendido eso también. Ha sido partícipe de esta cuestión, porque al final es el Estado el que negocia con la Comisión Europea. Ellos han apoyado esta visión y se sienten muy cómodos con ella. Tal es así que, en la propuesta de reforma para crear una tributación mínima por Sociedadesn que se planteó por parte del Gobierno en funciones, ya eran conscientes de que a la ZEC había que dejarla fuera. De hecho, la ZEC puede ser buena para la hacienda pública. ¿Cómo? Atrayendo algunas actividades que España ha perdido y que puede volver a recuperar gracias a tener una zona de baja tributación. Por ejemplo, algunas multinacionales españolasn que han salido al exterior y han hecho out-sourcing y que ahora, por motivos operativos, se están pensando regresar a territorio europeo y español, y tener un incentivo fiscal puede ser el impulso definitivo.¿Hay empresas de estas características que se estén planteando este movimiento?No solo una, sino varias. Empieza a generarse un ambiente bastante positivo para ese tipo de movimientos. Ello no solo refuerza la ZEC como un elemento interesante para Canarias, sino incluso para el conjunto de España.El nuevo marco fiscal de Baleares, ¿puede llegar a suponer una competencia para el de Canarias?Siendo respetuosos con las políticas del Estado y con las iniciativas de Baleares, que por su carácter insular aspira, y es lícito que lo haga, a tener ciertos elementos de política económica propia, lo cierto es que nunca van a poder tener acceso a un sistema de apoyos como el de Canarias, porque el nuestro está basado en nuestra consideración como región ultraperiférica de la Unión Europea. Eso nos permite acceder a determinadas ayudas en unas condiciones inaccesibles para cualquier otra región. La singularidad canaria está muy enraizada , ya no solo en la normativa europea, sino en la propia Constitución, y la reforma reciente del Estatuto de Autonomía reforzó esta idea.