Goirigolzarri se compromete a mantener el dividendo pese a la evolución del resultadoEl banco proyectó ganar 1.300 millones el año próximo y el mercado reduce la meta un 40%El prolongado escenario de tipos de interés bajos y los desalentadores mensajes del Banco Central Europeo (BCE) de mantener esta situación hasta mediados de 2020 ya tiene los primeros efectos negativos en los planes de negocio de la banca española. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, admitió ayer que la entidad "está revisando" a la baja el objetivo de beneficio de su Plan Estratégico 2018-2020. El banco se marcó como meta lograr unas ganancias netas de 1.300 millones de euros a cierre del próximo año. Sin embargo, esta previsión se hizo bajo el pronóstico de que los tipos comenzarían a subir este año y para el próximo, alcanzarían el 0,73 por ciento. Lejos de este escenario, la realidad es que en la actualidad no se prevén subidas a corto plazo y el supervisor europeo, incluso, apunta a una nueva bajada. El consenso del mercado ya adelantó en marzo que Bankia no alcanzaría su objetivo de beneficio para 2020, augurando un resultado de 800 millones de euros, un 40 por ciento inferior a su meta. Goirigolzarri trató de quitar hierro al asunto y aseguró que los inversores del banco no dan relevante importancia al resultado y sí al reparto de dividendos, al cual no afectará. "Queríamos distribuir 2.500 millones de euros entre nuestros accionistas, y eso se mantiene, con indiferencia de la evolución de los tipos de interés", aseguró el presidente de la entidad durante su intervención de ayer en las jornadas financieras organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie) y BBVA, que se celebran esta semana en Santander. Sin efecto inmediato No obstante, el banquero precisó que, a pesar de que están evaluando la previsión del beneficio, de momento no van a hacer ningún cambio. "Ya veremos si hacemos alguna modificación, pero ahora no", matizó al respecto. Por su parte el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, que también intervino en las jornadas descartó por completo realizar una revisión de su Plan Estratégico, porque se elaboró previendo la posibilidad de que se prolongara en el tiempo el actual escenario de tipos bajos. El presidente de Bankia, sin embargo, quiso poner en valor la buena marcha de su plan estratégico a pesar de la futura evolución que pueda tener el beneficio y recordó que varios de los objetivos que se marcó la entidad se han adelantado un año, como la consecución de sinergias tras la fusión de BMN, que daría unos ahorros de 190 millones al año o la limpieza de ladrillo, cuya meta era desinvertir 2.900 millones de euros al año, cifra que duplicó el año pasado. Por otro lado, Goirigolzarri aprovechó su intervención para pedir al Banco Central Europeo (BCE) incentivos que animen a las fusiones nacionales e internacionales. El banquero apuntó a que uno de los handicap que ponen freno a estas operaciones son los elevados costes que deben asumir las entidades para llevar a cabo las reestructuraciones (ajustes de oficinas, personas y otras operativas) en el nuevo grupo resultante si quieren obtener sinergias. "Estos costes tienen un impacto inmediato en la cuenta de resultados o en el capital. El regulador no contempla ninguna medida para apaciguar esta huella en nuestros estados financieros", lamentó. "Tenemos escasos incentivos regulatorios a la hora de hacer fusiones paneuropeas", añadió. La "pereza" de integrarseAdemás, Goirigolzarri señaló que "a esta falta de sinergias", hay un tercer factor relevante que explica la "pereza" para hacer fusiones transfronterizas. "Solo el 30 por ciento de los bancos supervisados por el BCE están cotizados, frente al 80 por ciento de los de EEUU. Las entidades no cotizadas no están sujetas a una disciplina de mercado", espetó en referencia a que estas diferencias de transparencia en la información se suman como otro palo en la rueda para realizar integraciones internacionales. "Estas cuestiones también afectan en el caso de las fusiones domésticas", aseveró. Finalmente, el banquero defendió el rescate de la banca con dinero público, que costó 54.000 millones de euros en 2012, de los que 23.000 millones fueron a parar a Bankia. Según el presidente de la entidad con ese dinero no se rescató a los bancos -"este es un concepto hueco", dijo-, sino a los ciudadanos y a las empresas. Goirigolzarri señaló que la banca pudo apoyar con esta inyección a sus clientes en los peores momentos de la crisis, mediante la refinanciación de créditos. "En 2013, las refinanciaciones fueron de 211.000 millones, el 21 por ciento del crédito. Como media, el sector refinanció el 11 por ciento de los préstamos. La reestructuración ha sido el modo de rescatar a las personas y las empresas", culminó.