Las entidades alemanas y francesas soportan el mayor peso de la cargaLa banca de la zona euro ha perdido 21.400 millones de euros desde que el 11 de junio de 2014 el Banco Central Europeo (BCE) se introdujese en el mundo de los tipos negativos. Este tipo de interés corresponde a la facilidad de depósito (-0,4 por ciento), que obliga a los bancos de la zona euro a pagar esa cantidad anual por su exceso de liquidez: el dinero que dejan a un día en la facilidad de depósito, más el que aparcan (en principio por más tiempo) en el exceso de reservas del BCE. Esta penalización afecta con más intensidad a los países cuya banca necesita operar con grandes cantidades de liquidez por su modelo de negocio.La preocupación en el sector se ha agudizado tras la última reunión del BCE, en la que se anunció que la primera subida de tipos se retrasará al menos hasta el primer se-mestre de 2020, mientras que algunos miembros del Consejo de Go-bierno ya pusieron sobre la mesa nuevos recortes de tipos, siempre refiriéndose al de la facilidad de depósito, que a la postre es el que afecta directamente a la rentabilidad de la banca. Es probable que las entidades tengan que seguir pagando al BCE durante años. Aunque los tipos negativos llegaron a la eurozona en 2014, los cálculos del coste que ha supuesto para cada país se toman desde 2016, que es cuando se anunció el tipo del -0,4 por ciento. Desde entonces, los banca alemana ha gastado 5.700 millones de euros por dejar su dinero en el BCE, mientras las entidades francesas se han dejado 4.200 millones de euros, las holandesas 2.200 millones y las de Luxemburgo más de 1.000 millones de euros, una cantidad que sorprende, dado el pequeño tamaño de su economía. Según la fintech Deposit Solutions, la banca alemana, francesa y holandesa están so-portando casi el 70 por ciento de esta penalización.Entidades de inversiónEl Banco Central Europeo explicaba en un trabajo, en el que analizaba el exceso de liquide,z que el negocio los bancos alemanes, franceses y holandeses requiere una gran cantidad de liquidez porque está orientado hacia la banca de inversión, banca privada, instituciones de depósito y bancos que financian operaciones comerciales. Este modelo contrasta con el de la banca española, más centrada en un negocio mayorista que es menos intensivo en liquidez.En este aspecto, la banca española es la mejor parada entre las grandes economías. Las entidades han pagado 764 millones de euros desde 2016, una cantidad relativamente pequeña, pero que si se descompone de forma anual se aprecia un fuerte incremento en 2018, que ha restado un 1,3 por ciento del beneficio del sector antes de impuestos. En este parámetro, los bancos más afectados son los finlandeses, que se han dejado un 14,1 por ciento de su beneficio antes de impuestos en estos intereses negativos. La banca alemana y luxemburguesa han sufrido un impacto de más del 8 por ciento de sus ganacias, mientras que la media de la Eurozona ha sido del 4,3 por ciento.Los bancos alemanes han reclamado en varias ocasiones al BCE que introduzca un mecanismo (sistema de tramos) para mitigar el impacto adverso de los tipos negativos, tomando como ejemplo las experiencias de Suiza o Japón. Esta petición se ha producido a través de la Asociación de Bancos de Alemania. Su presidente, Hans-Walter Peters, exigió "un rápido final a la penalización que suponen tipos de interés negativos", recordando que, cada año, los bancos de la eurozona dedican unos 7.500 millones de euros a cubrir el impacto de los tipos negativos de la facilidad de depósito del BCE en el exceso de liquidez acumulado. "Eso debilita a los bancos y no es aceptable", ha indicado.Sin embargo, esta petición ha caído en saco roto por ahora. Mario Draghi, presidente del BCE, concluyó en la reunión de la semana pasada (tras varios meses de estudio) que los bajos tipos de interés no estaban teniendo efectos colaterales en intermediación bancaria, aunque aseguró que seguirían estudiando su efecto sobre las entidades, porque puede variar en el tiempo.Con su política, el BCE pretende que los bancos incrementen el crédito a unos tipos de interés bajos para estimular la economía.