Massimo Musolino, director general de Mediaset España, y Marco Giordani, director financiero del Grupo Mediaset, fueron los encargados de desgranar ayer por la mañana los primeros detalles de la fusión de sus compañías en un gran holding holandés. Un momento histórico para la cadena de Fuencarral, que no estuvo protagonizado por su consejero delegado, Paolo Vasile. La operación, que según los directivos pondrá a la nueva Mediaset "en el centro de Europa", no está garantizada al cien por cien, puesto que necesita que el 95 por ciento de los accionistas acepte el canje de los títulos en un momento en el que la relación con su segundo accionista, Vivendi, sigue bastante tensa. En este punto, Mediaset ha confirmado que no ha hablado con el grupo francés sobre la operación, mientras que la propia Vivendi rechaza "realizar comentarios sobre la transacción de Mediaset". "No hemos hecho la operación pensado en Vivendi. Estamos ha-ciendo algo para crear valor y ellos deberían saber apreciarlo. Si optan por salir, por ejercer su derecho de retiro, simplemente porque la idea nos les gusta, estarían actuando de forma irracional. Si van a ser irracionales, que lo sean, habrá otros actores que serán racionales y se querrán quedar con su participación. No será un problema", explicó Giordani.Y es que si el grupo audiovisual francés, que tiene un 28,8 por ciento de la televisión de los Berlusconi, decide ejercer su derecho de retiro, el nuevo holding paneuropeo MFE le tendría que pagar en efectivo unos 920 millones de euros por su participación (2,7 euros por acción), una cantidad que está muy por encima de los 180 millones que ambas compañías han fijado como tope dentro de las condiciones suspensivas para ejecutar la fusión. "El importe en efectivo a pagar por Mediaset y Mediaset España, en su caso, a los que ejerciten sus derechos de separación u oposición a la fusión no excederá, en conjunto, de 180 millones, en línea con operaciones previas similares", recoge el documento.De aceptar el canje , Vivendi se quedaría con una participación de 23 por ciento de MFE, un peso que no refleja su poder real dentro de la cadena italiana, ya que la compañía solo tiene el 9,8 por ciento de los derechos de voto después de un conflicto abierto por Mediaset por su participación en Italia Telecom.En el caso de que Vivendi quisiera ejercer su derecho de retiro, Mediaset se vería obligada o bien a encontrar un tercer accionista que quisiera ocupar su lugar, algo que ha apuntado el directivo, o a conseguir que los demás inversores le compraran su participación si quisieran salvar la operación. La única participación que está asegurada de momento es de la de los Berlusconi, que se quedarán con un 35 por ciento de MFE. También habría que convencer a los minoritarios. En cuanto al futuro de la relación del nuevo holding con el grupo de televisión alemán ProSieben, del que compró el 9,6 por ciento, Giordani ha dicho que solo quieren las acciones para "trabajar en proyectos". "Es muy práctico para desarrollar soluciones y alternativas ante el avance de la competencia y proteger el futuro de la compañía". En esta línea, la fusión persigue generar economías de escala en áreas cruciales como cobertura y alcance de la audiencia, creación y distribución de contenidos, plataformas AdTech y para adquirir y atraer contenidos y plataformas de OTT. La operación creará el segundo grupo de Europa, con 3.100 millones en publicidad, una audiencia de 107 millones de personas y una capitalización de 3.900 millones.