Caja Rural de Aragón-Bantierra ha cerrado el ejercicio de 2018 con un beneficio neto de 7,7 millones de euros, lo que supone un 15 por ciento menos en comparación con el ejercicio anterior. Una caída que desde la entidad han justificado por la venta de la unidad de negocio denominada Caja Abogados, en diciembre de 2017. Sin este hecho relevante, el beneficio habría crecido un 29 por ciento.La entidad ha mostrado su satisfacción por los resultados "razonablemente positivos" obtenidos en este ejercicio, que ha estado marcado principalmente por el crecimiento en socios -ha sumado más de 6.000, alcanzando los 115.000-, así como por el liderazgo en Aragón en la gestión de las ayudas de la PAC (Política Agraria Comunitaria) con la tramitación y domiciliación de una de cada tres solicitudes de estas subvenciones. Otro aspecto clave son las más de 5.000 operaciones de préstamo o crédito destinadas al sector primario, con las que se mantiene el compromiso con la vertebración del medio rural. En total, ha formalizado más de 14.500 operaciones, por un volumen de 725 millones de euros, el 15 por ciento más que en 2017.La entidad aragonesa también ha crecido en el negocio de gestión de recursos, con casi 7.800 millones de euros, lo que representa un 0,8 por ciento más que el año anterior. Un incremento que ha sido posible por el aumento de la inversión rentable, que ha aumentado el 1,3 por ciento, así como por los depósitos de los clientes donde se ha experimentado una subida del 2,6 por ciento.En 2018, Bantierra ha avanzado en la mejora de su solvencia, incrementándose hasta el 14,34 por ciento frente al 13,69 por ciento del año anterior. Esto ha supuesto un superávit de recursos propios, que se cifra en 169 millones de euros, sobre la decisión de capital del regulador.La Caja Rural de Aragón también ha reducido su morosidad hasta el 6,1 por ciento -era del 7,2 por ciento en 2017-.