Realia cerró el 2018 con un beneficio neto de 40,2 millones, lo que supone un incremento del 31,8 por ciento. Este resulado positivo para la inmobiliaria controlada por Carlos Slim se debe a la reducción de gastos financieros y a la revalorización de sus activos, lo que compensó la caída del 6,8 por ciento de sus ingresos. Así, las ventas bajaron a causa de la reducción de stock de la firma, que a pesar de relanzar su negocio de promoción, todavía no ha logrado entregar ninguno de los nuevos proyectos, lo que supuso una caída de la facturación del 35 por ciento en esta rama de actividad, con la entrega en total de 89 viviendas de su anterior etapa. Fue el negocio de patrimonio (alquiler de oficinas y centros comerciales) el que tiró al alza de las cuentas, con una subida del 1,2 por ciento. El endeudamiento de la firma se redujo un 22 por ciento, hasta los 528 millones de euro