Responde a las exigencias de los supervisores sin renunciar a reforzar dividendos La banca española no ha desoído las advertencias que de forma intermitente, pero constante, han lanzado tanto el Banco Central Europeo (BCE), como el Banco de España en los últimos meses sobre la necesidad de no descuidar sus ratios de capital. Todas las entidades que han presentado recientemente planes estratégicos han tenido en cuenta estas indicaciones y, en paralelo a una mejor política de retribución, han dado pasos adelante en la construcción de capital. Con la excepción de Bankia, tanto CaixaBank, como Sabadell como Santander anticipan que a medio plazo su CET 1 Fully Loaded será superior al nivel con el que despidieron 2018. También han aumentado los objetivos si se compara con los que manejaban en los planes estratégicos que finalizaron en 2017-2018 (véase apoyo). Desde hace meses, y la espera de que la banca mediana reciba los requisitos de MREL (Minimum Requirement for own funds and Eligible Liabilities, por sus siglas en inglés), que le impone el supervisor europeo, los reguladores han insistido en numerosas ocasiones en que la banca española continuaba a la cola en este sentido. Así, a mediados de diciembre, en el marco de las jornadas en el encuentro del sector bancario organizado por IESE, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, si bien reconocía el esfuerzo de la banca española por reforzar su capital en los últimos años también señalaba que "la dispersión de los resultados entre entidades, así como la posibilidad de que los riesgos que se puedan materializar superen el escenario adverso definido por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), aconsejan que las entidades refuercen su capital en la medida que lo permita la recuperación de beneficios". En esta misma línea recordaba que "las ratios de solvencia CET 1 y Tier 1 de las entidades españolas, según datos de la Autoridad Bancaria Europea a junio de 2018, se encuentran a la cola de los sistemas bancarios de la eurozona" (véase gráfico), con una ratio de solvencia por debajo del 12 por ciento. En consecuencia y ante la necesidad de adaptarse al futuro marco regulatorio -en el caso de las entidades medianas el gobernador se refirió a las exigencias de capital en caso de resolución-, Hernández de Cos instaba a "asegurar el cumplimiento de los requisitos de resolución sin una dependencia excesiva del apetito de los mercados para absorber los nuevos instrumento s de deuda no preferente". Si recurrir al mercado, la única vía de la banca es retener beneficios; por lo que en este caso los dividendos sí podrían verse afectados. S&P, en un informe publicado esta semana, adelantaba que otra consecuencia podría ser acelerar el proceso de integración en la banca mediana con el objetivo de reducir los costes de emisión de los híbridos de capital necesarios para recapitalizarse. Las participaciones preferentes contingentemente convertibles, conocidas como Cocos, son emisiones caras si se atiende al coste del capital del sector, que el mercado fija en el 10 por ciento. La emisión más reciente, la realizada por Santander la semana pasada por unos 1.000 millones de euros, pagaba un interés del 7,5 por ciento anual los cinco primeros ejercicios.