Sufre una caída del beneficio del 24% en 2018, lo que sitúa su rentabilidad un 42% por debajo de la meta de su plan La crisis de las divisas de los países emergentes, el escenario de tipos de interés en negativo y los ajustes por saneamientos y catástrofes han impedido a Mapfre cumplir con sus principales objetivos marcados en el plan estratégico 2016-2018. El año pasado, Mapfre redujo un 24,5 por ciento sus beneficios, hasta 429 millones de euros, afectado principalmente por el cambio de las monedas, que impactó de lleno en los ingresos consolidados del grupo, hasta el punto que consiguió una facturación un 14 por ciento inferior a lo esperado (26.590 millones frente a los 31.000 millones estimados). La rentabilidad, con estos resultados, se situó en el 6,4 por ciento frente al 11 por ciento de la meta del plan, lo que supone una cifra un 42 por ciento menor a las expectativas. El efecto de los tipos de cambio se llevó 2.800 millones del volumen de primas. El presidente de la compañía, Antonio Huertas, resaltó ayer que sin este impacto el cumplimiento del objetivo de ingresos hubiera estado más cerca, aunque reconoció que las cuentas "no son buenas pero sí satisfactorias por el entorno complejo". Turquía, Argentina y Brasil fueron los mercados que más influyeron en la caída de la facturación. A tipos constantes, eso sí, prácticamente todos los países donde opera contribuyeron de manera positiva, salvo Turquía, que presentó también un descenso. Los resultados se vieron también mermados sustancialmente por la política monetaria europea. El rendimiento de la cartera de deuda pública de la aseguradora restó 7.000 millones de ingresos financieros, que no pudieron ser compensados con el proyecto de inversiones alternativas, como los inmuebles. El incumplimiento de objetivos, asimismo, se debió al ajuste de varios fondos de comercios ante las peores previsiones de beneficios en distintos mercados, especialmente en el estadounidense. Mapfre deterioró esta partida en 173 millones, cantidad que se trasladó íntegramente a los beneficios. Excluyendo este extraordinario, las ganancias habrían sido de 702 millones, un 0,3 por ciento superiores a las de 2017. Huertas indicó que se ha preferido fortalecer las filiales y ser prudentes y protegerse en el medio y largo plazo. El presidente del grupo no quiso dar pistas sobre el nuevo plan estratégico que se presentará en los próximos meses, a excepción de que se centrará en el crecimiento rentable. Por ello, no se descarta la salida de más nichos de negocio que no ofrezcan la rentabilidad suficiente. España, debido al mal entorno internacional y al aumento de la actividad, se ha convertido en el verdadero motor de la aseguradora. Nuestro país contribuyó con más del 85 por ciento de las ganancias totales.