La acciones de Norwegian se han hundido a mínimos de 2012, después de que la compañía aérea lanzara un plan integral para estabilizar sus cuentas. Apenas unos días después de que IAG cerrara del todo la puerta a tomar el control de la low cost noruega, su cúpula ha anunciado una ampliación de capital de 308 millones de euros (3.000 millones de coronas), un nuevo plan de ajuste de un mínimo de 205,6 millones de euros y el aplazamiento de las entregas de las aeronaves. Así, la firma, cuya elevada deuda no deja de crecer, ha decidido echar el freno a su ambicioso plan de crecimiento y centrarse en lograr "la rentabilidad". "Una vez el balance resulte fortalecido, la organización puede dedicar toda su atención al desarrollo de la empresa", declaró el fundador Bjorn Kjos pese a que el Consejo de Administración mantiene la puerta abierta a negociar su integración en otra aerolínea. Entre las medidas de ajuste anunciadas, Norwegian optimizará su red de rutas y su estructura de bases, que ya ha empezado a reducir con cierres. Norwegian ha explicado que la ampliación ya está suscrita del todo y entre los empresarios que han acudido se encuentran el propio fundador de la compañía, Kjos, y uno de los hombres más ricos de Noruega: John Fredriksen, con fortuna estimada en 11.400 millones. Pese al mensaje de tranquilidad enviado por la firma, el mercado ha reaccionado al plan B con caídas del 14,4 por ciento hasta las 12,4 euros por acción. Es el segundo gran descenso que protagoniza en menos de una semana, ya que el jueves perdió un 21 por ciento tras conocerse el portazo de IAG a la operación de compra que, por otro lado, Norwegian ya había rechazado. Los resultados de 2018 adelantados por la low cost tampoco han tranquilizado, puesto que ha registrado unas pérdidas antes de impuestos de 257 millones y un resultado operativo negativo de 226 millones.